Capítullo VII | Lucy Tessore

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¿Gato? Ningún gato lo había traído, al menos no esta vez. No comprendió lo que había dicho esa chica de cabello negro tan estirada, hasta que lo escuchó de Penélope Garrido: «Sucia, eres una gata. Una ladrona huérfana, impura». Jazz se ocultó detrás de Lucas mientras este sostenía a Olimpia por los brazos, que estaba a punto de lanzarse sobre Gema Palacios. No era posible saber que rostro irradiaba más odio.

—¿No pudiste encontrar espinas y viniste a maullarnos? -Exclamó Gema con el dedo índice entre sus grandes incisivos.

—Ya te dije que no vine precisamente a buscarte, murciélaga.

Había dicho eso con una rudeza mucho más notoria que en otra ocasión, definitivamente Olimpia estaba furiosa, a Lucas le pareció que estaba intentando morderlo para zafarse. No comprendía qué pasaba entre esas dos.

—¿Qué está pasando aquí?

Una chica de cabello rizado había irrumpido en el jardín, tenía los ojos de un marrón claro y tres lunares en la mejilla que unidos por con un rotulador habrían formado un triángulo perfecto. Se ajustó el chaleco del uniforme y se aflojó la corbata dispuesta a cualquier maniobra en caso de que Olimpia sacara las garras.

Lucas estaba en shock. Olimpia había trepado por el muro en cuanto Gema habló y lo arrastró con ella, aún le dolía el trasero por haber caído desde tan alto. Jazz estaba tan pálida que parecía muerta, lo cual era curioso porque usualmente parecía más viva que él, además, temblaba de pies a cabeza ya que no sabía qué hacer. O más bien sabía que no podía hacer nada.

—Oh, no te metas, Melissa -dijo Gema apuntándole con el dedo.

Melissa. Era Melissa Zaa. Esos lunares no podían estar en otro rostro que en el suyo ¿cómo no la había reconocido de inmediato? Nunca había visto alguien tan bella desde que la conocía, hace tanto que no la veía. Olimpia dejó de forcejear y se libró de Lucas con un pisotón. Jazz estaba aliviada, las aguas habían amainado. Melissa se acercó a Lucas y le retiró el cabello de las cejas. Sonrió y lo abrazó por encima de los hombros.

—Ya está bien -dijo Olimpia un poco disgustada.

—Oh, querido. Lucas que bueno verte -dijo Melissa mientras rodeaba a Lucas con los brazos.

Olimpia pasó entre los dos disculpándose porque había "tropezado", Jazz soltó una risita y recibió una fulminante mirada por parte de Olimpia que segundos después miraba con recelo los rizos de Melissa.

—¿Viniste para renovar tu matrícula? Escuché que no volverías, pero sabía que no podía ser cierto, Lucas.

—Lamento decepcionarte, pero sabes perfectamente que no puedo regresar.

—Puedes ganar una beca, Lucas. Debes intentarlo. Una estudiante acaba de dejar la beca -sí, esa era Jazz.

Los ruegos de Melissa no desplazaron completamente los problemas entre Gema y Olimpia; Lucas, Melissa y Jazz no sabían qué sucedía entre las dos. Una mujer de baja estatura, cabello corto en una media cola y un uniforme de enfermera de color ciruela se dirigía con paso decidido hacia la entrada, en el lado derecho de su camisa rezaba: Lizz Zimbardo, Psicóloga. Lucas no la reconoció, debió haber empezado a trabajar allí después de que él se fue. Melissa arrastró a Lucas hacia un arbusto levemente desnudo y anaranjado y Olimpia los siguió muy de cerca. Gema y Penélope entraron corriendo al colegio y la primera giró bruscamente para darle un último mensaje a Olimpia articulando: PÚ-DRE-TE con una vil exageración.

Melissa se apretó la corbata. Lucas la observó con admiración, se veía preciosa con la falda de color azul turquí, la camisa blanca manga larga, el chaleco y la corbata azul, sus zapatillas de tacón brillaban tanto que pensó que podía reflejarse en ellas, sus rizos eran tan suaves y esponjosos que experimentó la tentación de acariciarlos, era sencillamente perfecta. Pero ni a Jazz ni a Olimpia parecía agradarles mucho.

Jazz [COMPLETA EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now