Capitulo 83

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—¿Lo eres... un Elixir?

Hizo la misma pregunta que había hecho varias veces a lo largo de los años, pero nunca recibí una respuesta.

Después de un tiempo.

BRILLA

Letticia respiró hondo.

Miró el brazalete con incredulidad y pregunté con urgencia.

BRILLA

—Entonces, ¿soy realmente la unica representante de la diosa?

BRILLA

—Entonces, ¿puedo usar el poder de una diosa?

BRILLA

—Con ese poder, ¿Puedo proteger a todos? ¿A Dietrian también? ¿A la gente del Principado?

BRILLA

Brillaba de emoción, como si fuera lamentable que no hubiera podido responder.

Que lindo fue eso

Letticia finalmente estalló en una sonrisa brillante.

***

Finalmente llegó a su destino.

La delegación quedó sorprendida por el espléndido exterior del hotel.

—¿El señor de Roxantine nos dio este lugar?

Por supuesto, pensaron que se trataba de las ruinas de un edificio derrumbado.

El exterior del hotel era lujoso en sí.

—Bastardos imperiales, ¿qué diablos están pensando?

—Eso es correcto

Las dudas de la delegación no duraron mucho.

Dietrian se apresuró a bajar de su caballo y se acercó al carruaje.

Al ver su rostro endurecido por la tensión, la delegación se tensó al mismo tiempo.

—¿Está seguro de que quiere escoltar a Su Excelencia usted mismo?

—¿Estás realmente bien?

La delegación del Principado creía firmemente que Dietrian había sido rechazado por Letticia.

Era inevitable que, después de bajarse del carruaje, el estado de ánimo de Dietrian fuera tan sombrío.

Ni siquiera podía subir al carruaje, solo lo miraba con una cara rota.

Al final, se saco la idea de subir a la carreta y se montó en el caballo.

Aun así, siempre que tenía tiempo, miraba el carro de manera apasionada.

A menos que fuera un idiota, no había otra explicación para sus acciones.

Dietrian se está volviendo loco de ganas por volver con Letticia.

'Pero no puedo'

De repente, Dietrian se detuvo frente al carruaje.

La expresión tensa en su rostro se veía determinada, como si estuviera de pie en el campo de batalla.

Lo que había sucedido en las últimas horas pasó como una ráfaga.

Durante todo el camino a Roxantine, su mente era un desastre.

Por miedo a que ella pudiera alejarlo.

El sufrimiento interminable se detuvo gracias a las conversaciones de sus subordinados.

Hija Del PecadoWhere stories live. Discover now