❝Él tan solo quería una pequeña ayuda.❞
Luego de sus metas cumplidas, YoonGi tenía un gran sueño que le faltaba por cumplir: tener un hijo propio.
El problema es que no encontraba a la persona indicada, hasta que cansado de su mala suerte en el amor...
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El levantarse día a día empezó a ser más complicado. Y por supuesto, todo se debía al peso extra que llevaba en el vientre.
Si YoonGi diera un vistazo a su vida hace un año, probablemente no cargaría con tantos kilos demás, ni con el insoportable insomnio por no encontrar una posición adecuado y cómoda, con los dolores en sus pies cada que daba un maldito paso o, lo más reciente, el leve hinchazón que empezó a sufrir en sus pezones ya no tan pequeños.
JongIn indicó que era algo normal, alegando que su cuerpo se estaba preparando para que sea él la fuente de alimento de los cachorros. Y así, se sumaba otro hecho a las crónicas de su vida como un omega primerizo en el embarazo de trillizos.
Obviamente, si lo pensaba mejor, era claro que se ahorraría lo que actualmente estaba padeciendo si no le hubiera propuesto a JiMin lo que le propuso, sin embargo. ¿Qué hubiera seguido haciendo en aquel tiempo? ¿Estaría tolerando las discusiones con Sehun? ¿La falta de interés en mejorar la relación? ¿Llorando ciertas veces por volver a su antiguo apartamento y acurrucarse en los brazos de su mejor amigo? ¿Teniendo el horrible sentimiento de incertidumbre sobre si su anhelo no sería cumplido nunca?
No, sin duda alguna no anhelaría el tiempo que vivió atrás. No cuando ahora estaba yendo del brazo de JiMin, el alfa que desde hace muchos años encajó tan bien con él, quien fue su paño de lágrimas y su mayor pilar de apoyo, ese hombre que podía ser todo un cachorro infantil para sacarle sonrisas y hacerle olvidar un día amargo. O que era capaz de amarlo por completo, en medio de besos que le quitaban el aliento y caricias cálidas recorriendo su piel.
Si la vida le había puesto obstáculos en los cuales tropezó, tal vez sus malas elecciones estaban siendo recompensadas en estos momentos. Porque siempre habrá decisiones que tomaremos y puede que no sean perfectas, pero eso no significa que no haya algo que podamos hacer.
── En momentos así me doy cuenta de que robas mucha atención de esa plaga.
JiMin arqueó una de sus cejas, entendiendo muy poco a lo que se refería su omega, oh-sí, su omega.
Y es que el peliazul estaba más enfocado en apreciar lo bonito que se veía YoonGi comiendo su crepa con extra de Nutella, que no existía nada más a su alrededor.
── JiMinie, ¿me estás escuchando?
── Obviamente, cariño.
── ¿En serio? Pues te hice un pregunta.── ambos se detuvieron, más por el hecho de que YoonGi dejó de caminar y JiMin lo miró con extrañeza.
Ah.
── Respóndeme, entonces...
El alfa abrió sus ojos totalmente, formando dos perfectos círculos mientras intentaba rebuscar en lo más profundo de su mente algún indicio o pista sobre lo que YoonGi estuvo comentándole.
