Capítulo 35 - Como el ratón y el gato

Comenzar desde el principio
                                    

En cuanto lo veo alejarse, libero un sonoro suspiro que no sabía que contenía hasta que se ha ido, porque para ser sincera, no esperaba que fuera él quien tuviera el valor de venir a buscarme y hablar, o al menos intentarlo, algo de lo que me ha librado esa llamada de emergencia. Pero conociéndolo, sé que antes o después tendremos esa conversación. Al fin y al cabo, el pueblo no es tan grande como para que pueda estar evitándolo eternamente.

Tratando de apartar este torbellino de pensamientos que agitan mi mente, me dirijo hacia la entrada del hospital, donde como cada mañana nos reúne Chel para organizar el trabajo de la jornada. Pero a diferencia de otros días, el plan de hoy es muy distinto.

—Bien chicos, el capitán Diaye me ha comentado que saldrá de aquí un convoy de ayuda humanitaria para una congregación religiosa que desarrolla su labor en un pueblo al noroeste. Se trata de un transporte de víveres. Pero además el capitán me ha sugerido que no estaría mal contribuir con personal sanitario para realizar controles médicos a la población, ya que tienen bastante limitado el acceso a los hospitales y al parecer hay bastantes niños y mujeres embarazadas. ¿Quién se apunta? —Inmediatamente comienzan a surgir voluntarios, la totalidad de la plantilla se ofrece para cumplir con la solicitud del capitán senegalés. Agathe, Mark, los sanitarios belgas... Todos levantan sus manos sin pensárselo dos veces. Pero ante el aluvión de solidaridad y la escasez de personal que cubra todas las áreas del hospital, Chel se ve obligada a seleccionar un número reducido para que el hospital siga funcionando sin notar las ausencias.

<<—Está muy bien que queráis ayudar, pero no podemos ir todos y dejar esto desatendido, por lo que solo puedo mandar a dos o tres— Entonces, y viendo que la mayoría aquí son más necesarios que yo, o bien porque ya tienen experiencia con enfermedades tropicales, o porque están más familiarizados con los protocolos del hospital, doy un paso al frente ofreciéndome como voluntaria, ya que esta puede ser una gran oportunidad para ponerme a prueba sobre el terreno y salir de la zona de confort que establecí entre estas paredes de cal.

—Voy yo— Al instante todas las miradas de los aquí presentes se fijan en mí. Principalmente las de Chel y Mark, que no ve precisamente con buenos ojos mi ofrecimiento, por lo que no tarda manifiesta su disconformidad.

—No. Voy yo— La atención de mi amiga se centra entonces en Mark, que más que ayudar parece que lo que intenta es seguir controlando todos mis movimientos aunque no tenga motivos para ello.

—No, tú no vas— Replica tajante, sorprendiéndonos a todos ante tan rotunda negativa— Al faltar Madeleine eres tú el que está al frente del área de cirugía, no podemos prescindir de ti porque en el caso de tener nosotros una urgencia, estamos desatendidos. Va Sheyla. Es un control rutinario, lejos del frente, y no tiene por qué pasar nada. Además va con los chicos de la ONU— Por un instante no doy crédito a lo que oigo. Que Chel acepte mi oferta sin poner trabas u objetar por ese afán que tiene de protegerme, es una inyección de autoestima para mí. Porque con este gesto demuestra confiar en mi criterio, reconociendo  así mi valía, haciéndome sentir un miembro útil de esta comunidad.

Inmediatamente escucho a mi lado la voz de Cristi, la muchacha que ayuda en la cocina y que de vez en cuando hace las labores de limpieza en el hospital, a la que se le suma Sabine ofreciéndose para esta misión.

—Yo también voy, no soy médico, pero algo podré hacer— Asintiendo ante la respuesta de ambas, Chel da por válido su ofrecimiento.

—Muy bien, pues preparaos. Os esperan— Apenas dispongo de unos minutos para recoger mi equipo médico, mientras aún digiero eso de que Madeleine ya no esté aquí. ¿Se ha vuelto a Inglaterra? ¿Es por eso que Blaime se acercó a mí entonces, porque ya no está bajo la influencia de esa bruja? Perdida en estos pensamientos me descubre Cristi que viene a apurarme.

RWANDA®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora