Capítulo 29 - Objetor de conciencia

1.1K 160 143
                                    

De vuelta en el hospital, tanto Mark como yo nos vamos al despacho de Chel, donde nos espera sentada detrás de su mesa con cara de pocos amigos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

De vuelta en el hospital, tanto Mark como yo nos vamos al despacho de Chel, donde nos espera sentada detrás de su mesa con cara de pocos amigos.

—Bueno, espero que hayáis resuelto vuestras diferencias porque esto no puede volver a pasar, estamos en un hospital, no en un patio de colegio— Tanto Mark como yo la escuchamos cabizbajos. Ninguno de los dos se atreve a abrir la boca para decir lo contrario, mientras sigue amonestándonos por nuestro comportamiento irracional— cuando acepté que cooperaras con nosotros aquí, Mark, lo hice porque sabía que eras uno de los mejores profesionales que he conocido y era un privilegio tenerte aquí, pero hoy no has demostrado eso— En este punto Mark intenta abrir la boca, herido en su orgullo, pero Chel no se lo permite continuando con la reprimenda— No quiero oír excusas, Mark, si tienes un mínimo de conciencia sabrás que lo que has hecho hoy ha sido lamentable— Pero Mark, en lugar de aceptar la crítica y asumir su error, se atreve a interrumpir a Chel para justificarse.

—¡Oh, vamos Chel! Estamos escasos de material, ese tipo llevaba un cargador en el bolsillo, no era una hermanita de la caridad y— Chel interrumpe su defensa abruptamente levantándose con tanto ahínco que la silla cae al suelo sobresaltándome por el impacto, y se va directa hacia Mark.

—ME DA IGUAL ¡Como si llega aquí con un lanzagranadas! ¡Te has pasado por el forro el código deontológico, el juramento hipocrático y hasta me atrevería a decir que has violado un par de leyes!— Se hace el silencio por un instante, el tiempo en el que Chel tarda en recuperar el aliento antes de seguir —Aquí no estamos para juzgar Mark, estamos para ayudar a la gente y escenitas de melodrama como la de esta tarde no se pueden volver a repetir— Nos señala a ambos en actitud acusadora, haciéndome sentir tremendamente culpable por haberme puesto a gritar con Mark en mitad del pasillo, atestado de gente y con una persona debatiéndose entre la vida y la muerte en una camilla.

Pero Mark no es de la misma opinión. En lugar de callar y asumir su culpa, reacciona de la misma manera en la que ha reaccionado Chel, poniéndose en pie bruscamente para hacerle frente de forma amenazante.

—¡YA ESTÁ BIEN! ¡Ya veo que pasa!— Desvía su mirada para verme a mí por un instante antes de volver a encarar a Chel, que se cruza de brazos esperando su ataque —¡Me tratas así porque soy el ex de tu mejor amiga, eso pasa! ¡Si esta decisión la hubiera tomado otro no le estarías recriminando de esta manera!— La cara de Chel refleja la perplejidad más absoluta ante el discursito de Mark —¿Y sabes qué? A eso se le llama tener prejuicios— Hace un aspaviento enfatizando así su indignación — Tienes demasiados prejuicios contra mí por ser su expareja —Y acaba su alegato señalándome, demostrando una vez más que no se hará cargo de sus actos. De nuevo, vuelvo a ser yo la culpable. Tras esperar pacientemente a que Mark acabe su retahíla de estupideces, Chel le responde al mismo nivel.

—¿Me vas a hablar tú de prejuicios? ¿¡A mí, una mujer negra, perteneciente a una minoría a la que están masacrando, al frente de un hospital que sobrevive gracias a los organismos internacionales dominados por hombres blancos a los que tengo que rendir cuentas¡? ¿¡Tú me vas a hablar a mí de prejuicios, Mark!?—Sentencia con la más categórica determinación, a lo que Mark no se atreve a responder. Porque no hay argumento en el mundo que pueda tumbar la respuesta de mi amiga. Ya más calmada, vuelve a su posición, colocando la silla para sentarse frente a nosotros y zanjar el tema —Esperaba no tener esta charla con vosotros, porque confiaba en que los dos os comportarais como adultos, que vuestras diferencias se hubiesen quedado en Francia cuando decidisteis hacer las maletas y veniros aquí a cooperar. No me esperaba que ambos— Hace especial hincapié en ese ambos —Os fuerais a comportar como dos adolescentes que acaban de romper. Si llego a saber que esto pasaría, jamás os hubiese aceptado aquí a ninguno de los dos.

RWANDA®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora