EXTRA - La batalla más cruel es aquella cuya victoria no depende de ti

807 109 28
                                    

Blaime

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Blaime

19:11 Hora de Kigali UTC+02:00 o CAT

14:11 Hora de Quebec UTC-04:00 o EDT

Suenan 5 tonos con un intervalo de 4 segundos cada uno. Y la espera se me hace infinita. Llamar a casa siempre es una incertidumbre. Esos segundos entre que el teléfono suena y alguien lo coge siempre se me hacen angustiosos porque nunca sé lo que me espera al otro lado de la línea. Mientras estás de servicio no te queda tiempo para pensar en qué estará pasando al otro lado del mundo. Esa es la parte buena. La mala, que cada vez que tienes que hacerlo, es un golpe de realidad. Y a veces esa realidad es más jodida que la que tú estás viviendo. Porque fuera de la misión, cada cual tiene sus propias batallas.

Después de esa interminable espera de 20 o 30 segundos, alguien contesta.

—¿Si?— Del otro lado me responde la voz de Kelly...

—Hola, soy yo— Y siempre le respondo igual. Corto. Conciso

—¡Blaime! ¿Cómo estás?— Y he de decir que cada vez que hablamos, ella siempre se muestra amable y cordial conmigo. Hasta me atrevería a decir que por el tono musical de su voz, se alegra de oírme. En cambio a mí me resulta muy incómodo mantener el contacto con ella. Y no porque sea una mala persona o finja esa alegría cada vez que mantenemos una conversación que siempre gira en torno a Hannah, sino porque aquel que dijo que el tiempo lo cura todo, no tenía ni puta idea...

A mí se me sigue haciendo un nudo en el estómago cada vez que hablo con ella. Como el día en el que hice las maletas y me fui de esa casa. Pero vamos al grano.

—Bien. ¿Está Hannah?— Silencio. Un silencio que en estas circunstancias se me hace eterno. Porque en ese intervalo de apenas unos segundos, me da tiempo a pensar de todo. Que mi hija está otra vez en el hospital, que ha surgido alguna complicación... De todo. Hasta que al fin se digna a responder.

—Si...— Titubea —Está con Peter jugando con el perro en el jardín— Y a pesar de llevar casada 2 años con Peter, me lo dice como si le diera vergüenza mencionármelo —Ahora te la paso— Escucho como posa el teléfono sobre algo y llama a Hannah desde donde se encuentra, que me figuro es la cocina. Pero antes de que mi hija responda al teléfono, ella no pierde la ocasión de seguir hablando conmigo —Por cierto, muchas gracias por la transferencia a la cuenta de Hannah, nos ha venido muy bien ahora que la está tratando otro médico— Su aclaración me deja fuera de juego.

—¿Otro médico?

—Sí, uno inglés. La verdad es que es muy bueno, dice que es muy posible que con una intervención más, no tenga que volver a pasar por quirófano en una buena temporada, y que podrá llevar una vida normal, como cualquier niña de su edad— Sus palabras suenan esperanzadoras. Que mi hija no tenga que pasarse la vida visitando médicos y entrando en quirófanos me quita una tonelada de encima. En lo siguiente que pienso es que, a pesar de nuestras diferencias, Madeleine mantuvo su palabra. No es tan retorcida después de todo.

RWANDA®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora