♦️Capítulo 19♦️ Pedido un tanto informal.

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Ese año de mil novecientos cuarenta y cuatro la victoria no llegó sobre nuestro reino. No obstante, ocurrieron sucesos estremecedores que para los vengativos estaban bien realizados, pero para los pacifistas significaban actos atroces.

Ya no era cuestión de los buenos y los malos, era cuestión de quién mataba más gente.

Y ahí se evidenciaba una verdad que me había leído mi tía, de cómo el hombre dominaba a el hombre solo para mal. Desgraciadamente, la guerra la gana quién mata más gente, y los Aliados no eran la excepción. Bombardearon territorio alemán y destruyeron gran parte de sus fuerzas aéreas en febrero, tal como lo había predicho mi amigo Bogdan. Bombardearon nuevamente la devastada ciudad de Belgrado en abril, durante la Semana Santa, causando la muerte de cientos de inocentes. Y en verano ocurrió en la ciudad de Varsovia un levantamiento planificado por mi amigo Jován y la AK en general.

Recuerdo que en el mes de julio, previo al suceso, la situación estaba bastante tensa en la casa. Me habían dado el alta hacía treinta días y la madre de Jován insistió que me quedara un poco más en Polonia antes de regresar a mi país. La complací porque después de todo, no tenía nadie que me esperara en Croacia y porque existía un asunto pendiente en Varsovia, solo que aún no estaba preparado para llevarlo a cabo.

—Ya todo está preparado Dušan —dijo Jován un martes por la noche—. Con la Operación Tempestad liberaremos Polonia antes que lo haga el Ejército Rojo de la Unión Soviética.

—Contar con el Ejército Rojo sería una alianza inteligente. No quiero desilusionarte amigo, pero el adversario al que se enfrentan es muy poderoso.

—Los rusos están a decenas de kilómetros de aquí, no podemos seguir esperando por ellos. Además desconfío de ese Stalin.

—No les desearé suerte porque eso sería contar con el destino. Pero espero de corazón que liberen la ciudad y paren las muertes, los civiles no deben seguir cayendo sin culpa.

—Es la idea ¿Y tú qué harás? Deberías aprovechar que te auto hiciste una baja del ejército e invitar a salir a la enfermera linda.

—¿Aurora? —Quise ocultar la tonta sonrisa que se me escapó, pero era demasiado tarde.

—Y tremenda mujer. —Abrió los ojos consiguiendo que me sonrojara—. Vamos Dušan, ha pasado un año desde la muerte de... bueno de las desdichas aquellas. Creo que es hora que te des una nueva oportunidad.

—A veces tengo miedo Jován. Me imaginé toda la vida hasta la vejez con Karol. —Apreté mis puños—. Pensar en relacionarme con otra mujer en ese sentido es difícil... No sé si pueda amar a alguien con toda el alma como la quise a ella.

—Lo que pasa es que eres un dramático —concluyó—. Seriamente, tú deberías haber sido escritor o algo por el estilo.

—¿Escritor?

—Sí, un Shakespeare de tiempos modernos. Mira no tengo tu nivel de sensibilidad así que te hablaré a lo bruto.

—Estoy acostumbrado. —Giré los ojos en blanco.

—Ella es una mujer demasiado hermosa y está soltera. Sino es porque evidentemente babea por ti, yo mismo la atrapara, creéme. Así que déjate de tonterías porque no te esperará eternamente y otro ocupará tu lugar.

—Aurora no babea por mí...

—Encima de estúpido eres ciego.

—Bueno a mí... a mí ella...

Era difícil hablar de mis sentimientos por Aurora con alguien como Jován. De cierta manera me sentía avergonzado. Había estado muchísimo tiempo hablándole de otra mujer. Y aunque él no pensara que era un hombre fácil por ya tener otra en mi cabeza, mi «yo» resentido se negaba a aceptarlo. La verdad, me daba vergüenza conmigo mismo. Había estado por años siguiendo una ilusión... Pero allí estaba Aurora, era real y también el sentimiento que crecía por ella.

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