Capítulo 7. Tengo miedo

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Tras haber despertado en la tienda campaña de enfermería Alejandro, Gerald y Chris me contaron todo lo sucedido. Me habían llevado a cuestas durante tres millas en las que tuvieron que matar un equipo de expedición alemán, solo dos boches, y que al llegar estaba entre la vida y la muerte pues había perdido mucho sangre. Me habían encomendado a una enfermera la cual Alejandro suplico que no dijera nada sobre mi condicion a cambio de tener una cita juntos, eso me hizo reír pues el nunca había tenido una cita, igual que Gerald, que yo sepa.

De eso habían pasado dos días, me había recuperado aunque aun me dolía la herida, y me había enfundado mi traje de soldado raso, esperando ordenes del capitán. Por el contrario Gerald y Christian los cuales eran ahora soldados, ya que no tenían avión, eran integrantes en nuestra compañía, la compañía E.
Lo que mas me alegró fue volver a encontrarme con Antonio y Basilone, había sobrevivido al salto, y eran los únicos, lo que nombraba a nuestro sargento a Gerald.  Genial.

-Y entonces la tía va y se agacha.-Contaba muy entusiasmado el rubio de Basilone.- y no veas que culo tenia.- todos babeaban. Me reía interiormente porque las enfermeras tenían locos a todos los soldados. Estábamos todos sentados, bueno, yo estaba un poco las apartada. No tenia apenas nada de hambre y solo removía eso que llamaban sopa de un lado a otro con la cuchara.

Gerald y Alejandro estaban muy concentrados en la conversación por lo que le levante y tire esa mierda de sopa al suelo. Me acerque a un cubo de agua para lavar mis utensilios y los guarde. Necesitaba estar un poco sola conmigo misma, habían pasado tantas cosas y casi muero nada mas llegar a la batalla. Que mierda de persona soy. Me aleje del campamento militar un poco, armada con mi rifle al hombro. No me aleje tanto, pero si lo suficiente, me senté en una roca y me quite el casco, deje el arma en el suelo a mis  pies u mire al cielo, era estrellado, y me reconfortaba saber que mis padres estaban bajo mi mismo cielo. Si ellos supieran.
Cerré los ojos y me transporte a cuando era pequeña y jugaba en el jardín con Gerald, después cuando hacíamos tartas con mi madre o jugábamos con mi padre. Quizás eso nunca vuelva a suceder, quizas nunca los vuelva a ver para decirles lo mucho que los quiero.

-Rayo.- dijeron detrás mía.

-Trueno.- seque mis mejillas y me coloque el casco, girándome.

-¿Esta bien soldado  Thompson?-

-Si.-

-No de haga el duro, al fin y al cabo todos somos humanos - Dijo el coronel winters sentándose a mi lado.

-Tengo miedo, coronel.-Le dije, mirando al suelo.- no quiero morir.

-Soldado, la única esperanza que tiene es el hecho de aceptar que usted ya esta muerto.- posó su mano en mi hombro y lo mire. Tenía razón, la guerra es así.

-Gracias, coronel.- Ambos nos levantamos y me miro.

-Mañana temprano la compañía E parte a una nueva misión, procura salir vivo.-Me guiño un ojo y me despedí de el alzando la mano a la frente.

- A sus ordenes.-

Tras ello, volví a la tienda donde dormía la compañía E. Mi cama estaba al lado de la de Gerald, y cuando entre solo estaba el, tumbado en su cama, leyendo un libro, al verme entrar alzo la mirada del libro y me miro. Yo le respondí saludándole con un gesto de cabeza.

-¿Todo bien?-

Se sentó en su cama, iba con una camisa de interior blanca de tinrantas, marcando sus músculos y la luz de las velas remarcando su melena rubia.

-Claro.- Me quite el casco dejándolo al lado de la cama, sentándome sobre esta y quitándome las botas.

-Sabes que no le puedes mentir.-Dijo mientras me miraba a los ojos. Yo le mantenía esa mirada y mi corazón comenzó a correr.

Till the end of the line [WWII]Where stories live. Discover now