Esbocé una pequeña sonrisa, mamá parecía encantada. En cambio, papá estaba serio.

—¿Y bien? Suéltame información de ti, muchacho —pidió mi padre llevando un bocado de comida a su boca. Kalem se giró a verlo.

—Estoy estudiando veterinaria, disfruto formar parte del equipo de Lacrosse de la universidad y también, tengo decir que me gusta su hija, señor —Kalem sonrió de manera adorable al decir eso último. Mis ojos se abrieron, mamá aplaudió con emoción y mi papá comenzó a toser.

¿Cómo podía soltar eso de repente y de esa manera tan tranquila?

—¡Lo sabía! —gritó mamá encantada por la revelación—. Kalem, futuro yerno, come más, cariño. Tienes que alimentarte para mantener ese cuerpo saludable. Para ti también, perrito —Mamá le sirvió más comida a los dos, Kalem le dio las gracias, papá tenía la frente arrugada—. ¿Quieren postre? Ay, no respondan. Ya lo traigo.

Se levantó de la mesa emocionada y se fue a la cocina. Llevé mi mano a la frente. ¿Cómo que futuro yerno? Eso no pasaría.

—¿Por qué les ofrece postre a ellos y no a nosotros? —susurró papá celoso, aunque era gracioso porque los dos chicos Taylor podían escucharlo con claridad.

—No lo sé, y eso que soy su favorita de los dos —Me encogí de hombros.

—Kalem —El pequeño jaló de la camiseta que llevaba el castaño. Volteé a verlo con disimulo, aunque papá no sabía lo que significaba eso.

—¿Sí? —Kalem le pasó una mano al cabello de su hermano haciéndolo para atrás.

Podía darme cuenta que Kalem era una persona amorosa y que le gustaba dar afecto a las personas que quería.

—Ella me agrada, me dará pastel, llevemosla a casa —dijo Khaled con una sonrisa inocente, pero de inocente no tenía nada. Kalem soltó una risa nasal abrazándolo de costado.

—Creo que eso no será posible, amo demasiado a mi esposa como para dejarla ir, pequeño huracán —habló mi padre con el rostro serio mientras seguía comiendo—. Y tú, Kalem Taylor, tendré que hablar contigo porque también amo a mi Heather del Socorro —Y ahí estaba otra vez con los segundos nombres—. Y necesitas saber que me encanta hacer demasiadas preguntas, digo esto, muchacho para que te prepares mentalmente.

—A mí me encanta hacer plática, señor. Así que no se preocupe —Le sonrió de lado y se llevó la cuchara a la boca con una actitud relajada. Papá se fastidió más por no lograr intimidarlo.

—¿De dónde salió este? —Apretó el tenedor sin dejar de mirarlo.

—De mi mami —respondió el niño con la boca llena. Me eché a reír porque papá no esperaba esa respuesta.



(...)




Estaba en la cafetería de la universidad junto a Kalem, quien estaba sentado a mi lado buscando algo dentro de su mochila. Estaba comiendo mi sandwich que había preparado en casa mientras esperaba a que Nora volviera de comprar su comida.

—¿Qué buscas, Taylor? —pregunté mirándolo con curiosidad.

—Esto —Sonrió cuando lo sacó. Era un colorido cubo rubik.

—Interesante. ¿Qué más traes en tu mochila? —Elevé una ceja.

—Mi ropa de entrenamiento, una botella de agua, un lapicero, papel y creo que un par de chicles —Se arrecostó en su silla deslizándose un poco de manera relajada—. ¿Quieres uno?

—No gracias, al saber cuanto tiempo tienen esos chicles ahí —Solté una risa nasal y él asintió dándome la razón. Miré como Kalem comenzaba a jugar con el cubo y movía las piezas muy concentrado—. Yo jamás he podido resolverlo —dije y le di un mordisco a mi sándwich.

Besos de Kalem |Completa|Where stories live. Discover now