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En el transcurso de la partida de ajedrez, tommy. Le contó la situación actual de la familia, aunque tampoco profundizo mucho en el tema en ese momento.
—Eso sucedió, pero voy a resolverlo.
—Por supuesto, eres thomas shelby! Siempre debes resolverlo.—Contesto de forma inconsciente en un tono de voz irónico.
—¿Disculpa?
Una risa nerviosa escapo de sus labios al darse cuenta de lo que había dicho y sus mejillas se tiñeron de un color carmesí intenso con rapidez.
— Y, ¡gane!—Cambio de tema con rapidez. Él miro el tablero sin poder creerlo.
—Dijiste que no eras buena.—Le recordó con seriedad.
—Si, lo dije.. Pero, nunca dije que era mala, realmente.—Contesto con una sonrisa.
—Me parece justo.—Prendió un cigarro.—Nos va a quedar pendiente una revancha.
—Cuando usted quiera señor shelby, solo debe decirme.— Miro la hora en el reloj de la pared, tomándola por sorpresa el tiempo que había estado en la casa de tommy. Eso no era parte de sus planes.
—¿Ocurre algo?
—No, no es nada. Solo es un poco tarde y creo que ya debería retirarme, tengo trabajo que hacer.—Se levanto del sofá y él imito su acción.
—Permitame acompañarla a la entrada.
Asintió con una pequeña sonrisa adornando su rostro. Salio de la biblioteca siendo escoltada por él hasta la entrada de la casa, donde debían despedirse.
—Fue un placer haber podido hablar con usted.—Admitió sin poder ocultar su sonrisa.
—Espero verla pronto.—Expreso antes de expulsar el humo de su boca. Viéndose aun mas intimidante y atractivo que de costumbre.
—Tenga linda noche.
Dicho eso. Se encamino hasta su auto. Al subir, miro una última vez a la entrada de la casa — Donde él seguía parado — Suspiro y se apresuro en abandonar la propiedad.
Cuando estuvo lo suficientemente lejos, ahogo un pequeño gritito contra su mano antes de seguir manejando. No entendía como había podido controlar sus nervios y/o como pudo llevar tan bien esa partida de ajedrez sin hacer el ridículo.
A pesar de que realmente, tommy, no le gustaba, ni tampoco le generaba nada como a las demás; era un hombre intimidante, debía admitirlo y ella era muy torpe cuando se ponía nerviosa y solía hacer el ridículo la mayor parte del tiempo.
Al llegar a su casa, subió las escaleras lo más rápido posible ignorando el hecho que sus padres podían estar y debía saludarlos, en ese momento solo necesitaba descansar para la mañana siguiente —Recordemos que por hacer el traje de charlie, no había podido dormir.—Y mañana tenía muchos pedidos que terminar y otros que entregar.
Había sido un gran día.
Mucho mejor de lo que esperaba, hace tiempo no se iba a acostar con tanta paz mental y con esa cálida sensación en el pecho. Estaba contenta.
