Capítulo 23¡La más horrible sorpresa!

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Mis ojos no daban crédito a lo que estaban viendo pero era la más pura realidad, Ored me estaba esposando con unas cadenas que contenían una especie de plata pura derretida.

¡Mi fin estaba escrito!, si hubiera sido una licántropa con más edad tal vez tuviera alguna oportunidad, pero a penas acababa de obtener mi transformación, mi loba, Liz no lo soportaría.

Lágrimas de dolor y de desesperación empezaron a emerger de mis ojos y sin importar la presencia de los demás ni el odio que veía en los ojos de Ored, rogue, tenía que rogar por Liz:

_¡Por favor Ored no lo hagas, soy inocente!

_¡Vaya la rebelde implorando nunca pensé que vería esto en toda mi eternidad!

_¡Por favor Ored soy INOCENTE!, además aunque fuera culpable Liz no tendría la culpa de nada! Patalee, traté de safarme,me tragué todo mi orgullo y el mínimo de dignidad que aún conservaba e imploré como una niña pequeña.

Era una licántropa, si perdía a mi loba no sería la misma nunca más. ¡Era injusto que Liz muriera justo cuando al fin había salido al mundo externo!

Pero no importaron mis ruegos ni mi llanto incesante, con horror vi como esas cadenas mortales eran colocadas en mis manos y pies.

Nunca en mi vida había sentido tanto dolor, tanto miedo, no quería perder a Liz, no quería dejar de ser una mujer loba.

Nayla

Ahora la culpa me carcomía por dentro, era mucho más que antes y llenaba todo mi ser de una dolorosa intranquilidad.

Por mi culpa mi hermano no solo continuaba sufriendo, sino que su mate lo estaba haciendo mucho más que todos juntos.

Y ahora perdería a su loba, después de perder a tu mate eso era lo más doloroso que le podía pasar a un hombre lobo, ¿pero qué podía hacer?

Había hecho todo lo que estaba en mis manos para ayudarla, pero el odio de mi hermano era desmedido, su sufrimiento lo había cegado a tal punto que no escuchaba a nada ni a nadie.

La prueba era lo que acababa de suceder, pese a mis ruegos, al desacuerdo de Alex y de la imploración de su mate había seguido adelante, pese a que los ruegos lastimeros de Nathali se habían escuchado por toda la manada.

No sólo la culpa me arropaba sino también la más profunda de las preocupaciones, ¿Desistiría Ored antes de que fuera...demasiado tarde? ¿Qué pasaría cuando supiera toda la verdad? ¿Y lo más importante Nathali podría perdonarlo?

Alpha Ored

Ya estaba hecho, y sólo era cuestión de horas que ella....dejara de ser una mujer loba, eso era solo parte de todo el castigo que se merecía.

No sólo había roto mi corazón, me había humillado frente a toda mi manada, nunca en toda la historia se había escuchado que un alpha descubría públicamente y en presencia de prácticamente todos los suyos que su luna, la mujer que amaba le estaba engañando vilmente y menos después de pedirle matrimonio.

Y si eso no fuera poco había asesinado a mi madre, mi madre había sido la persona más bondadosa y cariñosa que había conocido, siempre había estado a mi lado y había enfrentado grandes obstáculos para protegernos a Nayla y a mí, y yo la había matado, si yo porque si no fuera por mi seguiría con vida, porque era más que obvio que Nathali la había asesinado por venganza, para causarme más daño del que ya me había hecho, como si tuviera la culpa de que su teatro se hubiera descubierto.

Ya había amanecido y Liz no había cesado de aullar de dolor toda la noche, gritaba por Ored y por Eric.

Ella no quería dejarme ni dejarlos a ellos. Esperaba que sucediera algún milagro pero al ver que las horas pasaban y continuabamos esposadas había comenzado asimilar nuestra dura realidad y escuchar sus sollozos había sido mucho peor que escuchar los míos propios.

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