Capítulo 18 Encierro

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Alpha Ored

Ella había...asesinado a mi madre, el miedo en su mirada y el arma en sus manos lo confirmaban, ella trató de negarlo y proclamar su inocencia, pero los vídeos de vigilancia habían mostrado cómo al no permitírsele entrar por la puerta delantera había entrado en un descuido por la puerta de la cocina.

Las cámaras sólo captaban la parte exterior, por lo cual existía una probabilidad de que realmente fuera inocente, en lo más profundo de mí así lo esperaba, pero Nayla declaró que la había visto cometer el acto y que luego había salido del cuarto de nuestra fallecida madre por temor.

Así que con el alma rota por la muerte de mi madre y por la forma en que había muerto, la mandé al calabozo mientras me preparaba para enterrar a mi progenitora.

En el entierro todos habían llorado y dedicado palabras en su memoria. Pero yo estaba estático, no podía creer que mi madre estuviera muerta,¡muerta! Nayla era un mar de lágrimas y Alex no paraba de secarse las suyas discretamente.

Nathali me las pagaría bien caro, como pudo engañarnos a todos tan bien, con su apariencia de niña buena y semi rebelde, bien pues yo acabaría con toda esa rebeldía. Había jurado a mi padre que protegería a Mamá y Nayla, ¿y qué había hecho?,había fallado miserablemente, yo traje la asesina a mi casa y permití se relacionara con mi mamá, pero cada uno de sus días sería un verdadero infierno, por su culpa no solo era el "alpha cornudo" sino también completamente huérfano al igual que mi hermana y Alex...en sus ojos estaban latentes el mismo dolor que vi en los ojos de mi progenitora cuando perdió a mi padre y enviudó.

Nathali se arrepentiría hasta de haber visto la luz del sol, esperaría a su transformación,antes había anhelado fervientemente que fuera mi luna aunque ahora deseaba con frenesí lo contrario, estaba más que seguro de que era mi mate así que matarla como se merecía sólo me debilitaría y condenaría a Eric a la más profunda tristeza porque para mí ya estaba muerta, ¿cómo podría seguir amándola después de todo?.

Ya no era el mismo, no podría serlo, ahora me comportare como siempre debí hacerlo: como un alpha, por eso los guardias y la cocinera ya pagaron con sus vidas su terrible error y en cuanto a ella....si definitivamente era mi luna vivirá toda su eternidad pagando por su crimen, si es que podía llegar a pagar algún día.

Después del entierro fui a mi despacho, me tomé un coñac como si así podría calmar mi sufrimiento, pero no había terminado de ingerir todo su contenido cuando mi beta, bueno ya ex beta y su mate irrumpieron en mi despacho, ambos me exigieron en pocas que liberaba a su cachorra pero yo sólo me limité a encogerme de hombros y decirles con todo el odio que me consumía:

_¡Su pequeña asesina pagará con su vida hasta que ruegue por su muerte!, vi cómo sus rostros se ruborizaban intensamente por el miedo, en otras cirscunstancias hubiera sentido lástima por ellos, pero su pequeña cachorra había matado todo lo bueno que había dentro de mí, así que después de mis palabras les deje bien en claro que yo era el alpha y todos debían acatar mis órdenes antes de llamar a mis guardias para que los sacaran.

Después me dirigí al calabozo donde estaba ella, al llegar me percaté de que estaba sucia y sus ojos llenos de ojeras, a lo mejor ya estaba arrepentida, qué lástima pensé porque todavía no tenía de que arrepentirse.

Al entrar donde estaba me miró con ojos llorosos, su miedo era evidente y tenía razón en tenerlo, todo el amor que había sentido por ella era igual o menor que el odio que por su causa me carcomía por dentro.

Le pedí a uno de los guardias que la atara de espalda, después acaricie su espalda era irónico pero ni aún sabiendo toda la crueldad que había en su alma podía dejar de amarla.

Eric no estaba de acuerdo con lo que estaba a punto de hacer pero lo ignoré,después de mis sutiles caricias empecé azotarla tan fuerte como nunca antes lo había hecho, al principio ella se había mantenido callada pero después cuando el dolor era insoportable había implorado clemencia como un bebé recién nacido, sólo que también la había ignorado y había continuado golpeándola como una especie de terapia para liberar todo mi dolor y mi rabia.

Al finalizar ella estaba inconsciente y su espalda llena de sangre, algo se había movido dentro de mí al verla en ese estado y saber que yo era el responsable, Eric estaba furioso, pero ella se merecía eso y mucho más.

Estaba destruida y totalmente en el fondo, ni siquiera mis padres me habían venido a ver aunque lo más probable era que Ored no la hubiera permitido.

El entierro de la señora Mayra ya tuvo lugar, el guardia a mi cargo me lo había dicho, me apenaba bastante que ya no estuviera viva, yo debería estar al lado de Ored, a su lado consolandolo pero en vez de eso era su prisionera, nunca olvidaré la cara de odio que puso cuando Nayla había mentido diciendo que me vio dispararle a su madre¿ por qué lo había hecho? ¿Qué ganaba mintiendo e inculpa dome? ¿Qué pensarían mis padres de mí?, lágrimas de dolor y frustración rodaron por mis mejillas, ¿cómo lograría demostrar mi inocencia sino todo señalaba mi culpabilidad?

El calabozo donde estaba no podía estar en peores condiciones, no había ducha ni ningún elemento de aseo solo un pequeño retrete que a leguas ya se notaba que ya había pasado sus mejores tiempos y lo más importante en los barrotes había una especie de plata fundida que me debilitaría inmensamente en cuanto tuviera mi transformación, estaba en el calabozo en peores en condiciones y más resguardado, reservado exclusivamente para los delincuentes más peligrosos.

Estaba perdida en mi dolor y en mis pensamientos cuando de repente el... entró, sentí dolor y vergüenza al ver la forma en que me observaba, como si fuera la peor rata del mundo.

Una alarma se instaló en mi cabeza cuando ordenó atarme de espaldas, para luego empezar acariciarme aumentando visiblemente mi humillación.

Respire de tranquilidad cuando paró pero enseguida me di cuenta de que me estaba propinando fuertes latigazos, latigazos fortísimos y llenos de furia e inmisericordia fueron a parar a mi espalda.

Al principio decidí no rogarle para mantener un mínimo de mi dignidad, pero después el dolor se hizo mucho mayor y mucho más intenso, estaba sintiendo el mayor dolor de toda mi vida, de toda mi existencia así que me tragué mi orgullo instantáneamente y le imploré con la poca energía que tenía que por favor no siguiera, pero eso solo sirvió para acrecentar sus latigazos, me dolían tanto que no era capaz de hilar ningún pensamiento coherente hasta que mis párpados se cerraron y fui víctima de la más profunda oscuridad mientras tenía la certeza de que lo que acababa de vivir no sería lo peor de mi encierro.

Causa y EfectoWhere stories live. Discover now