Capítulo XX

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– Tú, tú, tú, tú, tú... ¿dije tú?

– Llevas media hora diciendo "tú".

– Muy poco tiempo. Tú, tú, tú, tú, tú... – con cada "tú" le daba un beso en la mejilla.

– ¿Solo te gusto yo? ¿Y tu hobbie a las motos o al baile? – intentó escapar de sus brazos pero el menor lo retuvo colocándose encima de él.

– Me gustan... pero a ti... te adoro – se acercó a su boca.

Zhan liberó una sonrisa para, a menos de dos centímetros del beso, apartar la cara de Yibo y empujarlo hasta poder levantarse de la cama. Sin embargo no contó con que estaban muy cerca del borde y, lo próximo que se oyó en la casa, fue el golpe y la queja del castaño al chocar contra el suelo.

– ¿Estás bien? – preguntó riendo, aunque preocupado también, mirándolo desde arriba en el borde del lecho.

– No te rías.

– No lo hago – selló los labios conteniéndose.

– Lo estás haciendo – se reincorporó dejando sus rostros frente a frente. El contrario solo negó con sus mofletes elevados tal ardilla escondiendo sus nueces. – Mentiroso – le besó rápido pero lento. – Eres un gran... – volvió a hacerlo – ... mentiroso.

La última vez no se separó, continuó con sus labios unidos mientras se subía al colchón posicionándose sobre el azabache. Este último sintió un escalofrío al sentir su peso encima. El menor despertaba su deseo sexual en cero coma, solo con su tacto.

– Házmelo – susurró chupando su oreja y metiendo su mano dentro de sus calzoncillos.

– ZhanZhan... estoy cansado, ¿podemos más tarde? Ahh – gimió al ser masturbado.

– ¿Quieres... que sea más tarde? – siguió su labor acariciando la punta de su glande.

El menor tragó saliva, respirando hondo ante el trabajo tan exquisito y profesional en su zona íntima.

Su cansancio derivaba de no haber dormido bien esa noche. Después de hacer el amor una vez más en el salón, se fueron a dormir, aunque Yibo no pudo. De nuevo tuvo un sueño perturbador, el mismo una y otra vez, con la oscuridad, la pelota y el coche.


Simplemente pasó el resto de la noche observando el dormir del pelinegro y acariciando a Jianguo quien, cerca de las cinco de la mañana, se montó en la cama falta de cariño.

– Dime... ¿quieres... que pare? – mordió su manzana de Adam.

– Provocador – sonrió.

La pasión capitaneó el beso derivante del acto posterior. Ninguno se acordó de sus tareas, ni del teléfono, ni de sus trabajos, de nada. Solamente disfrutaron de su compañía; absortos de que pronto, ese mundo prohibido para todos salvo para ellos, sucumbiría a la fuerza de un enemigo exterior, conocedor de demasiadas cosas.

 Solamente disfrutaron de su compañía; absortos de que pronto, ese mundo prohibido para todos salvo para ellos, sucumbiría a la fuerza de un enemigo exterior, conocedor de demasiadas cosas

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Solo una copa de Whisky | Yizhan 🔞 *Finalizada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora