Capítulo VII

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– Una vez más y cancelo el contrato – con esa contaba la centena de veces que repitió la frase durante el camino.

Zhan abrió la puerta del local, entrando al igual que un torbellino arrasando todo a su paso. Su acto, sorprendió a una pareja que charlaba tranquilamente en la mesa más cercana a la entrada. Sus reacciones fueron dar un pequeño bote en los asientos y mirarlo extrañados.

Absorto del susto dado a esas dos personas, avanzó a paso ligero hacia la barra.

Desde lejos pudo ver a Yibo llenando una copa con el contenido de la coctelera. La bebida rojiza fue acompañada de una rodaja de limón recién cortada y algunas frutas que no logró distinguir.

– Yibo.

– Pensé que no volvería nunca, señor Xiao – sonrió sin mirarle.

– Tengo que pedirte un favor.

– Aquí tiene – le entregó el vaso preparado a una chica la cual se marchó enseguida. – ¿Qué necesita?

Xiao no dio una respuesta por estar viéndolo fijamente a los ojos. Si separado de él se ponía caliente, ahora delante podía salir ardiendo como hojas secas ante una cerilla.

El menor notó su respiración acelerada y, con descaro, bajó la mirada encontrándose con el motivo de su llegada. Verle duro le prendió sin control, derribando las barreras de contención que le impedían darle un repaso de arriba a abajo.

El pulso del mayor aumentó al ser analizado de aquella manera, pero más aún cuando la mirada del bartender se posó en su intimidad durante un período largo de tiempo. Debía calmarse o se lanzaría sobre él delante de los clientes y demás camareros.

– Veo cual es el favor – habló sensualmente.

– Yibo, por favor... necesito hacerlo de nuevo – pidió acortando los dos pasos que lo separaban de la madera oscura.

– Usted es mi cliente. No debe pedir permiso, solo decírmelo. Aunque debe saber que el servicio no funciona así.

– ¿Y cómo funciona?

– ¿Tres días y no ha leído todavía los papeles? – entrecerró los ojos recostando sus antebrazos en la barra.

– Dímelo – su paciencia era totalmente nula.

– Una frase.

– ¿Qué? – el contrario se acercó rozando sus cálidas mejillas y provocando que un escalofrío viajara desde la zona de contacto hasta su doliente erección.

– Diga la primera frase que me dijo y le follaré tan duro que disfrutará y gimirá más que la última vez – susurró a milímetros de su oído.

Antes de separarse besó con rapidez su cuello volviendo un amasijo de nervios al pelinegro.

Una frase, ¿qué fue lo que dijo por primera vez?

Esa pregunta se encasquilló en su mente haciendo que mordiera su labio inferior intentando buscar la respuesta en su memoria.

– Si no se acuerda, lamento decir que no puedo ayudarle. Aunque me encantaría – el mayor suspiró rabioso.

Tener aquel chico delante y no poder llevárselo al piso de arriba era desesperante. La angustia devoraba sus entrañas peleando contra su excitante fuego. Las manecillas del reloj continuaban girando mientras él encorbaba la espalda hacia adelante sosteniéndose del borde.

Dolía tanto.

Prefirió mirar al suelo antes que al castaño, esperando que la calentura se marchara y pudiera volver a su casa. Más lejos de la realidad porque, el empleado, en vez de ayudarlo, lo provocaba aún mas rozando su mano con la suya fingiendo limpiar la superficie.

Solo una copa de Whisky | Yizhan 🔞 *Finalizada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora