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Aunque eran completamente opuestos, disfrutaban pasar tiempo juntos. Estar en casas diferentes lo hizo relativamente difícil, ya que las horas de las comidas los obligaban a
separarse, junto con los problemas para entrar en las salas comunes de los demás.
No fue demasiado difícil dejarlo entrar en tu sala común visto como a tus amigos de Hufflepuff no les importaba, mientras que los de Slytherin no fueron tan acogedores contigo visitando su sala común. Su tiempo juntos se limitaba principalmente a después de clases o los fines de semana, especialmente si el clima era agradable, ya que significaba que podían sentarse junto al Lago Negro, como ustedes dos decidieron hacer hoy.
Fue uno de los pocos días en los que el sol brilló sobre Gran Bretaña, lo que le permitió abrazar el verano limitado y pasarlo al aire libre. La mayoría de la gente aprovechó el calor, saliendo a pasar un rato en el césped, ustedes dos se habían puesto a la sombra debajo de uno de los grandes árboles.
Regulus tenía una mueca en su rostro, no le gustaba la luz del sol ni estar al aire libre, mientras que a ti te gustaba pasar tiempo bajo el sol. Fruncía el ceño bajo el árbol haciendo todo lo posible para evitar que la luz del sol se acercara a él, mientras tú te sentabas frente a él, pero permitías que el sol cayera sobre ti. Intentaste conversar con él, pero prácticamente solo recibiste gruñidos a cambio.
Visto que no se iba a animar solo con la luz del sol, ibas a obligarlo a sonreír y ser mucho más alegre. Sacaste pequeñas margaritas de la hierba, usando tu uña para perforar el tallo para poder pasar el siguiente tallo a través de él. Seguiste esa rutina hasta que pudiste unir los dos extremos para crear un círculo.
Arrastrándote por la hierba, tenías una sonrisa traviesa en tu rostro que inquietó a Regulus, ya que nunca significó algo bueno para él.
"¿Qué estás haciendo?" Él frunció el ceño.
"Nada", sonreíste usando una voz que cantaba, tratando de parecer inocente.
Se movió hacia un lado para hacer espacio entre ustedes dos, nervioso por su sonrisa maligna. "(t/n)", dijo en un tono de advertencia.
"Regulus", respondiste.
Saltaste hacia adelante para inmovilizarlo contra el árbol para poder colocar la corona de flores en la parte superior de su cabeza. Los pequeños y delicados pétalos de margarita destacaban sobre su largo cabello oscuro.
"Te ves hermoso Reg", sonreíste, él te puso los ojos en blanco y la más pequeña de las sonrisas apareció en su rostro. "Ahí está la hermosa sonrisa", sonreíste más grande. "Sabía que podía hacerte sonreír".
"Por supuesto", gruñó, aún manteniendo la sonrisa en su rostro.
