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A los pocos minutos de hornear el pastel se da cuenta de que se trata de un error. No solo no tiene ni idea de cómo seguir una receta (o realmente ninguna instrucción para el caso), sino que tiene que hacerlo todo mientras se pelea con una niña pequeña particularmente ruidosa y retorcida, dejando escapar un flujo constante de "shhh, silencio querida! " y "recuerda que tu mamá está durmiendo, ¡y estamos tratando de sorprenderla!".
Es su hijo mayor, el que le lanza miradas de juicio desde su asiento en el mostrador, el que parece tener la menor fe en las habilidades para hornear de su padre.
"Papá, te dije que deberíamos haber comprado un pastel". Sus ojos dan vueltas dentro de su cráneo por millonésima vez esa mañana mientras sus brazos cruzan su pecho con molestia. "¡Esto está resultando horrible!"
"¡Es sólo un maldito pastel!", Le palpita la vena de la frente mientras golpea furiosamente una masa misteriosa en un gran tazón de plástico. "¿Cómo puede ser tan difícil?"
"¡Esa es una mala palabra, papi!" La observación viene con el punto acusatorio de un dedo meñique regordete, los ojos muy abiertos brillando con picardía. "¡Voy a decirle a mamá! ¡Y te meterás en problemas! "
"¿Ah, sí, bicho? ¡No si te como primero! " Los fuertes brazos de James catapultan el cuerpecito en el aire, solo para atraparla cuando ella vuelve a bajar, como siempre lo hace, y como siempre
lo hará, enterrando su rostro en el hueco de su cuello, mordiendo la carne regordeta.
Su corazón se dispara ante el sonido de su bebé derritiéndose en un charco de risitas y chillidos de alegría, extremidades descoordinadas revoloteando por todos lados para escapar del tormento juguetón de su padre. El chico del mostrador, sin embargo, pone los ojos en blanco ante la pareja. ¿Fue este un millón uno?
"Esto es estúpido, me vuelvo a la cama"
"¡Oye!" En el momento en que la harina deja sus dedos y aterriza en el rostro de su hijo, James sabe que está acabado. "Oye, ahora", suplica, sosteniendo el cuerpo del niño frente a él como un escudo. "No hagamos nada precipitado, ahora"
Antes de que él pueda reaccionar, su mano está metiendo la mano en la bolsa de harina y tanto el padre como la niña están cubiertos de una capa de polvo blanco, que se adhiere a sus largas pestañas a juego y su pelo rizado y áspero.
James deja su escudo, también conocido como su hija menor, y entrecierra los ojos mientras una sonrisa maliciosa crece en su rostro. "Oh, está encendido, cariño".
El grito de batalla que sigue enciende un ataque completo. Huevos, harina, azúcar, y esa misteriosa masa de antes, ahora cubren todas las superficies de la cocina que alguna vez fue prístina. Su compromiso de no despertarte se olvidó hace mucho tiempo, ya que el trío se pierde en gritos de guerra y risas sin aliento.
Están tan extasiados en su improvisada batalla de comida, que no se dan cuenta de que tu figura baja las escaleras, con los ojos todavía tensos por el sueño mientras tiras del cárdigan de gran tamaño que cubre la mitad de tu cuerpo.
"¿Qué ..." La escena está fuera de una película. Tres pares de ojos aterrorizados se dirigen hacia ti, muy abiertos por el miedo a que te pille con las manos en la masa.
Sin embargo, la conmoción no dura mucho, casi como si la emoción de verte superara cualquier preocupación sobre la autopreservación de al menos una parte de la parte culpable. "¡Mami!"
Con toda la inconsciencia de una niña pequeño descuidada, la niña se lanza hacia ti, sus brazos cortos y rechonchos se envuelven con fuerza alrededor de tus piernas mientras su barbilla se posa en la parte superior del muslo, los ojos grandes y bonitos te miran mientras una amplia sonrisa llena de dientes florece su cara.
"Feliz día de la madre, mamá". Al captar su sonrisa cursi mientras quita los rizos desordenados de la cara de la niña, su mayor también se aferra rápidamente a usted, enterrando su rostro en su estómago en un intento de ponerse rápidamente de su lado bueno.
Tus brazos ni siquiera dudan en encontrar el lugar que les corresponde, envueltos con fuerza alrededor de ellos.
A medida que se intercambian besos y abrazos, sus ojos se entrecierran ante su esposo de aspecto culpable, que ahora está maniobrando alrededor de la isla de la cocina, alejando rápidamente a sus hijos de usted con la esperanza de obtener un poco de amor de su esposa aparentemente molesta.
"Feliz día de la madre, ángel". Las palabras se pronuncian casi por completo en tu cuello mientras sus brazos musculosos te envuelven con fuerza, con la esperanza de exprimir cualquier ira que pueda estar dirigida hacia él.
Reparte un rastro de besos suaves y húmedos desde tu cuello hasta tus mejillas hasta que encuentran su hogar en tus labios rosados, aún tiernos por tu reciente letargo.
Sonríe en el beso cuando siente que tu cuerpo se relaja en su abrazo, pero celebra demasiado temprano, porque no ve a la pareja que se ríe detrás de él y le mete un huevo en la mano que espera detrás de su espalda.
Es solo cuando el duro caparazón se rompe contra la parte superior de su cabeza que se aparta, con los ojos muy abiertos y traicionado mientras te mira fijamente, su oh tan inocente esposa, ahora doblada en la risa, secándote los ojos para mantener las lágrimas divertidas. Vaya.
Él solo hace pucheros, haciéndote imposible no apretar sus mejillas y plantar un casto beso en sus labios, con los ojos aún brillando de alegría.
Momentos después, mientras te sientas en el mostrador con una taza de café caliente, observas cómo tu pequeña familia se mueve por la cocina, presentándote una variedad de huevos revueltos poco cocidos, panqueques deformes y lo que James jura es un pastel.
La vista hace que su corazón triplique el tamaño, una abrumadora sensación de afecto y adoración se apodera de cada centímetro de su alma. Y mientras todos se acomodan en sus asientos pre-asignados, atrapan la mirada de James desde el otro lado de la mesa y le dan una sonrisa acuosa, porque sentado allí en una cocina desordenada con harina en el cabello, no puede evitar sentirse como la chica más afortunada del mundo.
