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"Mi horario de oficina ha terminado, chicos; puedes molestarme mañana en clase ". McGonagall
dijo ahuyentando a los tres chicos de su oficina con un leve movimiento de su mano.
"Es una promesa." Sirius sonrió cuando él, Remus, Peter y James casi chocan contigo mientras esperabas afuera.
"Lo siento, ocupamos todas sus horas de oficina". James bromeó pensando que McGonagall no te dejaría entrar. Pero cuando pasaste junto a ellos y entraste a la oficina, todos dejaron de darse la vuelta.
"¿Entonces ella puede quedarse después del horario de oficina, pero nosotros no?" Los chicos vivieron para presionar a sus profesores favoritos.
"Bueno, esas reglas realmente no se aplican a mí". Dijiste encogiéndote de hombros.
"¿Oh sí? ¿Esas reglas no se aplican a ti? ¿Porque?" Preguntó James con curiosidad, quería este trato especial, se imaginaba sin seguir reglas.
"Bueno, ¿sigues un horario para ver a tu propia madre?" Cuestionaste, ciertamente obtuviste el nivel de descaro de tu madre.
"¿Qué está haciendo tu mamá en la oficina de McGonagall?" Preguntó Sirius, completamente desorientado.
"Yo soy su madre". Dijo McGonagall, dándoles su mirada característica a los chicos.
"Minnie, ¿tienes una hija? ¿Cómo es que nunca nos lo dijiste? ¿Todo el mundo sabe esto?" Todos los chicos preguntaron uno encima del otro.
"Bueno, estoy un año por debajo de ti, así que la gente con la que hablo lo sabe, y nunca había hablado con ninguno de ustedes". Explicaste.
"¡Dios mío, ella es como tú!" James dijo emocionado.
"Ella también es una buena trampa, no es de extrañar que la hayas estado escondiendo". Sirius dijo acercándose a ti, pero McGonagall extendió las manos para empujarlo.
"Señor Black, no crea que no sé el tipo de reputación que tiene, manténgase alejado de mi hija, ustedes tres también." Ella lo regañó, pero cuando miraste a Sirius a los ojos, viste una chispa, a él le encantaba perseguir algo que no se le permitía tener.
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Después de ese punto te habías hecho muy buena amiga de los chicos, eras todo lo que les gustaba de tu madre, pero en realidad podían hacerse amigos de ti. También tenías acceso a cosas que ellos no tenían y eras excelente para que nunca te atraparan, lo que fue útil muchas veces.
A tu madre no le agradaban los chicos, los amaba, así que no le importaba que te acercaras a ellos, pero te vigilaba de cerca a ti y a Sirius, aunque no lo suficiente. Ustedes dos habían comenzado a salir solos, yendo a Hogsmeade y haciéndolo estudiar, sus notas habían mejorado mucho desde que comenzaron a ayudarlo. No es que no fuera inteligente, simplemente ayudaste a motivarlo.
Ustedes dos habían estado saliendo durante aproximadamente un mes, en secreto, por supuesto, solo los chicos lo sabían, su madre nunca podría saber que se volvería loca. Sirius tenía mala reputación, pero todo eran mentiras inventadas por los celos de las chicas que rechazaba o por su hermano.
Hoy tú y Sirius estaban en su habitación, ya rompiendo muchas reglas para llevarlo allí, pero pensaron que era un lugar seguro para estar solo.
Pusiste en tu cama la cabeza de Sirius descansando en tu pecho, subiendo y bajando con cada respiración. Pasaste tus dedos por sus rizos anudados, cepillándolos y luego volviéndolos a enrollar alrededor de tu dedo.
Tenía los ojos cerrados hasta que le pinchaste la nariz para llamar su atención. "¿Puedo ayudarla señora?" Preguntó levantando su brazo y empujándote hacia atrás.
"No quería que te durmieras conmigo". Dijiste agarrando sus manos mientras las apartaba colocando un casto beso en su palma.
"¿Qué hay de malo en eso?" Cuestionó cerrando los ojos y envolviendo sus brazos alrededor de ti acurrucándose más cerca, cuando Sirius estaba de buen humor, le gustaba estar lo más cerca posible de ti.
"Bueno, no podemos dormir durante la cena, ¿tengo que mantenerte despierto durante los próximos diez minutos antes de que tengamos que irnos?" Le preguntaste haciendo que abriera mucho los ojos y moviera la cabeza hacia atrás para mirarte.
"¿Qué tienes en mente?" Dijo que mientras se sentaba, tú también te sentabas con la espalda contra la cabecera mientras él se arrodillaba entre tus piernas. Puso su cara frente a la tuya y sonrió esperando que lo besaras.
Envolviste tus manos alrededor de su cuello y lo besaste, el beso se convirtió rápidamente en una sesión de besos en toda regla, tus bocas se movieron al compás de la otra, él lamió tu labio pidiendo entrada y deslizando su lengua en tu boca haciéndote sonreír.
Sus manos se movieron por tus costados, pero antes de que sucediera algo más, alguien llamó a tu puerta y la abrió al mismo tiempo, un acto inútil que reconociste como la firma de tu madre.
Te quedaste helada sin querer mirar hacia la puerta.
"(t/n) , ¿puedes venir a ayudarme con algo en mi oficina?" Preguntó tu madre parada en la puerta. "Oh Sirius, puedes venir a ayudar".
Estuviste confundida por un minuto, él estaba muy claramente encima de ti y en tu habitación, tus bocas a centímetros de distancia, lo cual no es un gesto amistoso.
"Bueno, no te quedes ahí sentado congelada, no soy una tonta, sabía que ustedes tenían sentimientos el uno por el otro antes de que lo supieran. Honestamente, me ofende que pensaras que era tan insensata para no darme cuenta, sin embargo, todavía necesito ayuda, tienes cinco minutos ". Dijo mientras salía por la puerta.
Ambos se miraron estupefactos, habían estado merodeando y siendo reservados durante todo el mes que habían estado saliendo.
"Oh, bueno, supongo que ya no tenemos que preocuparnos por eso". Dijiste de pie.
"Oh, Dios mío, ¿sabes lo que esto significa? ¡Podemos besarnos en clase, en los pasillos de la biblioteca en todas partes! No podrás alejarme de ti ". Bromeó mientras tiraba de ti hacia abajo, apretándote contra la cama y cubriéndote de besos desde la cara al cuello y al estómago haciéndote estallar en risas.
"¡Bien bien! Primero tenemos que ir a ayudar a mi mamá y cenar, luego puedes besarme todo lo que quieras ". Dijiste tratando de levantarte, saboreando algunos besos más primero.
