Siempre seré su sombra: Skyrim fanfic

Sombras del Pasado

Thor:

Me recostaba en mi cama luego del baño que había tomado, sin duda mi mente estaba confundida, había revisado mi mochila y mis provisiones antes de acostarme, el dinero escaseaba y la verdad sería el colmo que nos robaran. Tras un rato acostado, recordé que tenía que recoger el dinero de nuestro trabajo... no sin antes recordar lo exhausto que me encontraba luego de perseguir a Mer por el bosque.

Hace tan solo una hora Mer me había besado de improvisto, me sentía confundido, y algo extrañado, luego de eso, ella salió de mi vista, y para cuando pude reaccionar en la orilla del lago, ella se encontraba corriendo hacia el bosque profundo, la trate de seguir a duras penas, aunque lo único que logre fue quedar desorientado por el bosque, no se como logre volver intacto hasta la aldea. Sin duda los bosques de noche son aterrorizantes.

Sin darme cuenta de todo aquello que recordé, me encontraba en la calle, vacía por la noche, la gente dormía en sus casas y yo caminaba hacia el aserradero, donde una mujer de mediana edad me recibió, tenia ropas de herrera, pero no le di mucha importancia, le comenté lo que había pasado y me pago 25 monedas de oro, la verdad la entiendo, los precios en las provincias imperiales eran buenos, pero si eran remotos, todo era bastante mas caro. De cualquier forma, agradecí, y al volver a la posada, me encontré con Gilbran, el cual estaba en el porche de su casa, mirando a la posada.

-Buenas noches- Le dije desde la calle, este me miro, y relajo su rostro.

-Chico, pensé que algo te había sucedido...- Dijo con algo de ligereza en su voz, y toda su expresión en general se había destensado.

- ¿Por qué habría de pasarme algo? - Exclamé, con algo de desdén, ¿A que se refería el viejo? El miro hacia los lados de la calle buscando alguien o algo, tras unos segundos de intriga me miro devuelta, indicándome que me acercara.

-Esta mañana te he invitado a una cena, justamente estábamos por ponernos a degustar los panes que ha hecho mi esposa, pasa, pasa- Me dijo amablemente, asentí con una sonrisa para pasar por el dintel de la puerta, sin ver al bosque, porque sabría que Mer volvería. Cruce el dintel de la puerta y me encontré con una acogedora vivienda nórdica, habían fardos de trigo secándose cerca del fuego, un horno que parece que solo se encendía cuando el pan podía hacerse y un pequeño fuego en la sala para calentar el resto de la casa, a pesar de la cosecha de otoño y el frio proveniente del norte, el hogar era bastante cálido, cerca del fuego se encontraba la joven hija de Gilbran, calentándose, y la esposa servía un estofado variado en cuencos que ponía en la mesa, más allá en la sala estaba un catre algo trabajado para dos personas y por allá, perdida entre la cocina un pequeño catre de madera y paja, que era para su hija. Ambas mujeres se sorprendieron de verme, como si alguien que trajera un mal augurio para la cosecha les encaraba, pero al verme por unos instantes, simplemente relajaron su expresión, la esposa, me miro, y hico una pequeña reverencia, mientras Gilbran le presentaba.

-Ella es Freich, mi querida esposa, Mara nos unió y somos felices con ello- La mujer asintió y toco la mano de su esposo, asentí y presenté respeto a su unión.

-Siéntate donde gustes, hemos preparado un pan bastante bueno, la cosecha ha ido de maravilla- Me explico la mujer mientras buscaba los taburetes para la mesa, poniéndolos, decidí sentarme en el puesto mas cerca a la puerta, sin ninguna razón aparente. Entonces la mujer acerco una hogaza de pan caliente que previamente la hija había sacado y enfriado del horno. Posteriormente, Gilbran sacó una daga de un baúl bastante filosa y entonces empezó a cortar el pan como si de mantequilla se tratase, me dio una.

-Ten, espero que te guste- Dijo mientras daba otras rebanadas a su familia. – Hija, alcánzame una botella de Aguamiel, ¿quieres? – Alzo algo la voz para que la hija le escuchase. Freich me miro para preguntar.