Capítulo 5: El otro lado del sol

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-¿Estás bien?

-Si –Besaba suavemente mi rostro.

-Pero estas temblando –Parecía que en cualquier momento íbamos a soltar una carcajada por lo… inusual del momento

-No –Acariciaba su rostro con mi mayor ternura, mi mente en blanco, llena de flores y sensaciones.

-Si –Él se incorporó y una extraña sensación en mi estómago ¿Estaba bien ir así de rápido?

-Es que… lo siento ¿Estoy arruinándolo?

-No mi niña mala, no lo arruinas. Es tierno –Y justo cuando iba a besarme sonó su celular.

-Hola… ¡Mamá!... ¿Qué pasa?.... ¡No!... ahora mismo voy, por favor cálmate sabes que no me gusta que estés así.  –Colgó, su mirada había cambiado, ahí estaba lo triste al final de su sonrisa.

-¿Qué pasó? –Pregunté al ver su expresión, estaba completamente serio

-… -No me contestó, pasó sus manos por su rostro en un intento de cubrirse.

-¿Karen está bien? –Me acerqué y toque su hombro, pero se levantó dándome la espalda.

-Sí, no es nada

-Pues debes estar loco si piensas que te creo

-Basta –Su voz cambio

-¿Estas llorando?

-Todo está bien no te preocupes.

-Pero…

- Olvídalo si –Tomó su abrigo y salió rápidamente

-Sebastián espera –Lo seguí pero ni siquiera volteó a verme, azotó la puerta luego de su salida.

Subí rápidamente a mi habitación, lo miré y entro corriendo a su casa. ¿¡Que pasó?! No entiendo nada, su reacción, su indiferencia, ¿No confía aun en mi?. Baje nuevamente tome las llaves de la mesa y me dirigí a la casa de Sebastian, corrí. Corrí lo más fuerte que pude, había un nudo en mi garganta, jamás sentí esta necesidad de proteger a alguien, aunque no sabía de que, había una fuerza invisible que me obligaba a estar de su lado. Llegue hasta la puerta, tenía miedo de tocar a la puerta, entonces escuché

-…pero no puede huir toda la vida Sebas

-¡¿Por qué no?!

-Por que una persona debe enfrentarse a su pasado para que no afecte su futuro y me duele que tu corazón tenga tanto resentimiento  -¿A qué se refiere?

-¡Hija! –Me volteé y mi madre estaba en su auto. – ¿Qué haces ahí parada?

-¡Shh! Deja de gritar por favor. Pensé que hoy no volverías

-Mi reunión de la tarde se canceló ¿Todo está bien mi niña?

-Vamos a casa, hay mucho que debo contarte…

Y por primera vez en la vida sentí que mi madre me estaba escuchando, le conté todo lo que había pasado hasta llegar a lo de hoy, obviamente omití algunas partes pero ella seguramente a se lo imagina, preparó té y dejo todo su trabajo de lado

-De verdad me dolió que se haya comportado así

-¡Ay mi pequeña! Cada familia tiene sus problemas, y ellos no son la excepción.

-Desearía que confié un poco más en mi

-Acaban de conocerse

-Yo confió en él

-No crees que es muy pronto

-Si

-Pero no lo puedes evitar ¿cierto?

-Mamá…

-No digas mas, conozco esa mirada

-¿Qué hago?

Eran casi las 2 de la mañana y seguía acostada mirando al techo, desconcertada y meditabunda, ¿Qué puedo hacer? ¿Puedo ayudarlo? Si esto continuaba ¿Cuál sería su final? Ahora que lo pienso mejor ¿Qué somos?  Tantas preguntas dando vueltas. De pronto mi celular vibro bajo mi almohada, lo tomé y mi sorpresa fue que tenía un mensaje de Sebastian

-Hola, lamento pues… escribirte a estas horas pero no puedo dormir y quería disculparme por mi manera de actuar hoy.  –Contesté rápidamente.

-Podrías contar ovejas

- ¡Uy! ¿Te desperté cierto? Lo siento 

-No en realidad…

-¿Estas molesta?

-Claro que no, solo que me gustaría saber si estás bien

-Estoy bien, no te preocupes, solo que bastante apenado

-Todo está bien, no te preocupes

-Y también lamento aprovecharme de tus labios cada vez que puedo, aunque sinceramente no creo que deje de hacerlo –Me sonrojé y de inmediato recordé lo maravilloso que me resulta besarlo.

-¿Debería denunciar y contárselo a quien más confianza le tenga?

-Se me ocurre algo mejor…

-Dime

-Iba a decírtelo hoy pero, tú sabes. En fin ya que eres mi alumna favorita y hemos avanzado mucho quiero que descanses y vengas conmigo al cumpleaños de Mario

-¿Es enserio? -¿Mario? Pero apenas lo conozco

-Sí, mañana por la tarde y no voy a aceptar un “no” por respuesta

-Pero… -¡No! definitivamente no iré, es decir estar en una fiesta donde no conozco a nadie no parece una buena idea.

-Ya dije que no aceptaré un “no” ¿Entonces? –Por otra parte, estaría con Sebas…

-Creo que solo me queda un “si” -¡Oh dios!

-¡Perfecto! Entonces pasaré por ti a las 2:30 de la tarde

-¿Seguro que no hay problema con Mario? Es decir, apenas me conoce

-Créeme, él no tiene ningún problema.

-¿Cómo lo sabes?

-Eso no importa, ahora quiero que duermas porque mañana tenemos un largo día –Ese “tenemos” ¡Wow! Por un momento imaginé lo hermoso que sería abrir mis ojos por las mañanas y verlo junto a mi.

-Solo si duermes también

-Pero aun no tengo mi beso de buenas noches

-Jaja ¿te lo mando por mensaje?

-Tengo otra mejor idea, ve hasta tu ventana 

-¿Qué?

-¡Hazlo! –Rápidamente me puse en pie y sin soltar mi celular, me miré al espejo y arreglé mi cabello en un nanosegundo, tome aire y fui hasta mi ventana, aparté las cortinas y lo vi. Estaba frente a su ventana con el celular en sus manos. Comenzó a escribir

-Ahora quiero mi beso de buenas noches… -Me quedé mirándolo traía un pantalón azul obscuro, una camiseta blanca, su cabello estaba bastante alborotado y aun así se veía tan guapo. Entonces besé la punta de mis dedos y sople la palma de mi mano, como en las películas, el cerró sus ojos y colocó su palma en la ventana, al abrirlos estaban llenos de serenidad en ese instante sentí que debía estar con él para siempre.

Gracias Juán | Sebastian VillalobosWhere stories live. Discover now