Final

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Tras la conversación que había tenido con su madre, Catarina cambió radicalmente; era más responsable con sus estudios, sobre todo con su entrenamiento para entrar al Ministerio de Magia… o así fueron las primeras dos semanas, ya que, a partir de la tercera semana, Catarina continuó con su misma actitud despreocupada de siempre, incluso parecía que iba de mal en peor.

—El bebé tiene hambre. —Era la excusa que siempre daba cuando la encontraban devorando platos enteros de pastelillos.

—Debo de reposar, no debo moverme demasiado. —Era lo que decía tras pasar horas enteras en la comodidad de su cama.

Sus padres, más que nadie, sabían lo difícil que era un embarazo, pero Catarina estaba actuando como si tuviera 8 meses de embarazo y no solo un mes. ¡Ni siquiera se le notaba un pequeño bulto en su vientre!

—Nee-san —Keith tocaba la puerta de su habitación—, ya está listo el baño. —Y claro, como el menor de los Claes quería ser el padre del hijo de Catarina, la chica lo tenía —trataba— como su sirviente. Todas las noches, el Claes menor le preparaba el baño a la castaña, para que pudiera relajarse después de un día “ocupado”.

—¡Voy! —Contestó la mayor, saliendo de su habitación para dirigirse al baño.

Los chicos y su familia la trataban como una reina, ya no había reclamos por parte de su madre ni de su hermano. Todo lo que ella hacía ahora estaba justificado, y todo gracias al bebé que tenía en su interior.

Antes de llegar al baño más grande de la mansión, ambos hermanos pasaron por el cuarto de sus padres, escuchando, sin querer,  la conversación que había en dicha habitación.

—¿Dices que Catarina podría no estar embarazada? —preguntó Luigi, tratando de asimilar lo que su querida y adorada esposa le había dicho. Catarina y Keith pegaron sus oídos a la puerta, esperando escuchar más.

Miridiana suspiró.

—La misma Susanna Randall me lo dijo. —dijo la castaña. —Se supone que debemos esperar más de un mes para estar seguros.

—¿Por qué un mes? —Luigi no entendía.

—Por la menstruación. Si Catarina no menstrua, está embarazada. —Era conocimiento común. El periodo —menstruación— se ve interrumpido cuando una mujer está embarazada, algo que sucede en cualquier mundo aunque sea de un videojuego.

—Pero ella no lo ha hecho… creo, no lo sé. —No es que no le importara, pero era Miridiana quién se hacía cargo de “las cosas de chicas”.

—Es porque a ella le toca a finales del mes, aún falta una semana más.

Catarina dejó de escuchar, despegando su oído de la puerta. ¿Todavía existía la probabilidad de que ella no estuviera embarazada? ¿Cuánto era su probabilidad? Su madre tenía razón, todavía le faltaba una semana para menstruar… ¡Espera! El vómito, los mareos… ¡Todos son síntomas de un embarazo!

—Para estar seguros, es mejor llevarla a que la revisen. —Fue lo que escuchó Keith, más Catarina ya se había ido de ahí.

¿Qué pasaría si Catarina realmente no estaba embarazada?

Catarina no estaba preocupada. Las náuseas matutinas y los mareos le confirmaban su estado de embarazo. Lo único que debía de preocuparle era escoger a uno de sus amigos para contraer matrimonio… eso era lo que pensaba.

—Definitivamente, ella no está embarazada. —Le aseguró aquel señor de avanzada edad mientras seguía tocando el vientre de la Claes menor. 

Todos chillaron de sorpresa. Los hermanos Stuart, la familia Claes, la Campbell, la Hunt, los hermanos Ascart, Sora, Raphael y Anne estaban presentes en la habitación junto al señor que estaba revisando a Catarina.

Geordo casi se desmaya. ¿Había roto su compromiso con Catarina para esto?

—Se nota que te gusta comer demasiados bocadillos —el anciano de bigote comenzó a reír—, tu estómago no parece estar inflamado —dijo mientras seguía palpando el estómago de la chica—, vomitas todos los días, ¿no? Lo mejor será cambiar tu dieta para que dejes de vomitar y eso no siga dañando tu esófago. —El anciano se levantó. —Te daré unas pociones que te servirán y cambiaré tu dieta, ya no más dulces por los próximos tres meses.

Mary se acercó al señor, angustiada.

—¿Está seguro de que ella no está embarazada? —Su sueño de tener un hijo con Catarina poco a poco se desvanecía. —Tal vez si la vuelve a checar… 

—Señorita, sé cuando una mujer está embarazada y cuando no, he trabajado de esto por casi 40 años, estoy seguro de que ella no está embarazada.

Miridiana miró a su hija. ¿Molestia, enojo, qué era lo que sentía? Solo quería tomar a Catarina de sus cabellos y jalarlos hasta saciarse.

—Solo son consecuencias de no ejercitarse. —dijo el señor con una sonrisa. —Me comentaron que dejaste de cuidar el huerto en el que has estado trabajando desde que eras una pequeña señorita, tal vez fue eso. Tu cuerpo estaba acostumbrado al ejercicio que hacías con tu huerto que fue nocivo que dejaras de hacerlo abruptamente.

El agradable señor miró a los presentes, todos estaban decepcionados de saber que no había un embarazo.

—Quemabas calorías con tu huerto, lo que te hacía bien de salud, pero, con el repentino cambio, tu cuerpo tenía más grasa de lo normal y su respuesta fue expulsarlo con el uso del vómito. Los mareos fue por la falta de descanso y demasiado estrés.  —dijo el señor. —En fin, si eso es todo, me retiro. —Se despidió de los duques Claes, no sin antes dejarles instrucciones detalladas tanto a ellos como a los sirvientes.

Tras cerrar la puerta, Miridiana miró a su hija.

—Catarina… —Estaba furiosa. Esta vez no se salvaría de su castigo.

Aquel día, todo el reino escuchó los chillidos de terror de un animal a punto de ser comido, es decir, escucharon los gritos de Catarina.

Al final, Catarina nunca estuvo embarazada, así que los duques Claes tuvieron que pedir disculpas a las familias involucradas, mencionando que, por el momento, su hija no aceptaría ninguna propuesta de matrimonio por la vergüenza que les había hecho pasar. Sin embargo, la familia real hizo lo posible para que la familia Claes tuviera en mente que Geordo Stuart podría volver a comprometerse con Catarina Claes, puesto que la familia real nunca hizo público la ruptura del compromiso entre Catarina y Geordo, así como también le propusieron lo mismo a la familia Hunt, asegurandoles que harían como si nada hubiera pasado.

Todo había vuelto a la normalidad, salvo por los compromisos de Catarina, Geordo, Mary y Alan. Aunque estaban decepcionados de que no había ningún bebé, comprendieron que aquello era mucho mejor, ya que Catarina no estaba preparada para ser madre.

Con un bebé inexistente, nadie se convirtió en el padre.

¿Qué les pareció está historia que finaliza la trilogía de Hamefura? Me divertí bastante escribiendo esto, aunque por un tiempo pensé en no escribir esta última parte jaja porque pensaba que a nadie le gustaría, pero un seguidor me escribió por privado y me dijo que la estaba esperando con ansias. Gracias a todos (no solo a este seguidor) por darme el apoyo y la fuerza para terminar esta trilogía.

Espero que puedan seguir apoyándome con mis historias.

No se olviden de seguirme en mis redes sociales.

Sin nada más que decir, nos vemos en una próxima historia.

Escrito por Ross Zie.

"¡Yo soy el padre!" |Fanfic de Bakarina| Trilogía (3/3)Where stories live. Discover now