Verdad Parte 2

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Tras hablar con su marido, Miridiana durmió por 9 horas seguidas, levantándose a las 8 de la mañana a causa de los gruñidos de su estómago que le pedían algo de desayunar, ya que el día anterior no había cenado porque no se sentía con ganas de probar la comida que le habían servido, no después de haberse enterado que su hija había cometido la estupidez de revolcarse con todos sus amigos y embarazarse en el proceso.

Tenía demasiados problemas que atender y que no podía ignorar.

—Buenos días. —Luigi dijo tras abrir los ojos, amaneciendo a lado de su esposa. El señor Claes había dormido muy bien debido a que estaba muy feliz de saber que sería abuelo, pero al mismo tiempo se sentía con ganas de matar a alguien, en específico a los chicos que se habían aprovechado de su querida hija con mentalidad de una niña de 5 años.

Miridiana no quería levantarse de su cama, ya que eso significaba comenzar un nuevo día y hablar con Catarina respecto a lo que le había pasado días atrás.

Debido al golpe que se dio, Miridiana sabía que Catarina no recordaría los sucesos, y eso lo hacía más difícil.

¿Cómo hablaría con su hija de este asunto?

—Entre más pronto hablemos de esto, mejor. —dijo Luigi, leyendo los pensamientos de su querida esposa. Tarde o temprano Catarina se enteraría.

Miridiana suspiró.

—Hace poco era una chiquilla que le encantaba trepar por los árboles, y ahora tendrá un bebé. —Luigi sonrió al recordar la niñez de su adorada hija. Catarina creció, pero para él seguía siendo una niña, y más con la actitud despreocupada que tenía. —Un bebé cuidando de otro bebé.

—Nos tendrá a nosotros para ayudarla. —aquello reconfortó a la mujer. —No dejaremos que los otros nobles ataquen a nuestra hija y a nuestro nieto.

—O nieta. —dijo la mujer, corrigiendo a su marido.

—Será igual de revoltosa que Catarina. —bromeó el hombre.

—Esperemos que no. —No soportaría una Catarina Claes más.

Tras salir de la cama, la pareja de casados se preparó para bajar a desayunar, dónde ya los estaban esperando Keith y una glotona Catarina que se estaba devorando hasta el mantel de la mesa, a lado de Anne. 

—¡Catarina, cuida tus modales! —Miridiana ya estaba cansada de repetirlo, pero ya era una costumbre. Incluso se sentía vacía cuando no le gritaba a Catarina… sentía que algo le faltaba.

Solo rezaba para que el bebé no saliera igualita a su madre. Se encargaría de educarlo bien.

—Buenos días. —saludó Keith, aún sintiéndose mal por sus acciones. Su padre no había hablado con él, pero sabía que tarde o temprano lo haría.

—Buenos días. —respondió el matrimonio Claes, sentándose en sus respectivos lugares para comenzar a desayunar en familia como siempre lo hacían.

—Catarina, tenemos algo de que hablar contigo. —anunció Luigi, mirando como su hija lo miraba con confusión, ya que su padre nunca hablaba con ella de temas serios, pero sabía, por su rostro, que sería un tema importante. —Pero después de desayunar.

Catarina asintió, comenzando a pensar en si había hecho algo como para que su padre la regañara, pero, por más que pensaba, no podía imaginar el porqué su padre quería hablar con ella.

Keith se mantuvo algo distante y serio durante el desayuno, algo que no pasó desapercibido por Anne, quién también mantenía su distancia con Catarina y la familia Claes.

No quería perder la total confianza de la familia Claes.

Al terminar de desayunar, Luigi, seguido de Catarina, Keith, Anne y Miridiana, abandonó el comedor para dirigirse a la oficina que tenía en su hogar, pidiendo a los demás empleados que no los molestaran por ningún motivo.

—Esto me está dando miedo. —le susurró Catarina a Keith, pero este simplemente la ignoró. No quería hacerlo, pero ni siquiera podía mirarla a la cara.

Catarina se dio cuenta de esto, pero no dijo nada, puesto que ya habían llegado hasta la puerta de la oficina, la cual fue abierta por su padre.

—Siéntate, por favor, Catarina. —Luigi le señaló un sofá. —Este tema es algo muy importante, y nada debe salir de esta habitación. —Esto último se volvería un poco mentira, puesto que habían más involucrados en este problema que tendrían que hablar fuera de ficha habitación.

Catarina tomó lugar en el sofá. Keith y Anne no se sentaron y sus padres se sentaron en otro sofá, delante de la chica.

No sabían por dónde comenzar, por lo que Luigi hizo todo lo posible para no asustar a su hija.

—Días atrás… —Luigi comenzó a hablarle a Catarina sobre lo que había sucedido, desde el cambio que tuvo en el banquete hasta lo que le había contado Keith y su esposa.

Con cada palabra mencionada, el rostro de Catarina se volvía cada vez más horrorizado. No podía creer lo que estaba escuchando.

Lo peor fue cuando su padre llegó a la última parte.

—Creemos que estás embarazada por los síntomas que presentas, porque tu madre tuvo los mismos síntomas cuando estaba embarazada de ti. 

En su mundo, Catarina podía abortar si es que lo quisiera, ya que era algo seguro, pero en este mundo no era posible, ya que no habían especialistas en el tema, además que estaba muy mal visto el no querer dar a luz a tu bebé.

Ese mundo estaba demasiado atrasado, y Catarina odió, por primera vez, el estar ahí.

Al final, el secreto no se llevó hasta la tumba, y Catarina Claes se enteró de todo lo que había sucedido.

Catarina miró a Keith y a Anne, esperando encontrar una pizca de que todo aquello era una simple broma, pero ellos desviaron la mirada.

En esos momentos, se sintió sucia.

Haberse acostado con sus amigos era algo que jamás se le pasaría por su mente, pero de alguna manera lo había hecho y no podía retroceder en el tiempo.

—Queremos que el padre se haga cargo.

Pero ahí estaba el problema, ya que no sabían quién de todos los chicos era el verdadero padre, y no podían esperar hasta el nacimiento del niño porque nacería fuera del matrimonio.

Si Catarina se casaba con Gerald, pero el niño nace con cabellos negros, ¿Cómo le explicarían a la sociedad esto? Se darían cuenta que Gerald no era el padre.

Al final de cuentas, se lo tendrían que dejar a la suerte o al destino.

—Catarina. —Keith se hincó frente a ella. —Lo que hice es imperdonable, pero no me arrepiento de haberlo hecho… esto me dio el valor para confesar lo que siento por ti —tomó a la castaña de las manos —, quiero hacerme cargo de ese niño.

Pero Anne no se quedó atrás, por lo que rápido se hincó al igual que Keith.

—Catarina-sama, yo también quisiera ofrecer mi apoyo y hacerme responsable de ese niño. Sé que soy mujer, pero mis sentimientos son igual de verdaderos que los de un hombre.

Keith y Anne habían dado el primer paso en la guerra por ser el padre del bebé, pero los otros chicos ya estarían preparando sus armas para lanzarse a la batalla.

...

Perdonen el retraso, pero mi laptop está en mantenimiento y se me dificultó subir el capítulo por el celular.

"¡Yo soy el padre!" |Fanfic de Bakarina| Trilogía (3/3)Where stories live. Discover now