Familia Campbell

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Antes de leer, quisiera pedirles disculpas por actualizar tan tarde. Hoy tuve que ir a mi facultad y el camión tardó bastante.

En fin, los dejo con el capítulo. Espero que lo disfruten.

...

—Eso es todo, madre. —Terminó de explicar la rubia menor, contándole a detalle todo lo que había sucedido entre Catarina y ella, claro, omitiendo detalles que no valían la pena mencionar, como el pequeño detalle de decirle que tuvieron relaciones sexuales sin control en el sillón donde estaban sentadas y que ella misma se había encargado de limpiar minuciosamente aquel día.

Desde que Catarina llegó a su vida, María había crecido como persona y había mejorado su relación con su madre, por lo que ahora ya eran íntimas amigas. María ya le había contado sobre su enamoramiento con la castaña, pero no le había contado lo que había sucedido días atrás, por lo que fue un gran shock para la rubia mayor que su única hija le dijera que había mantenido relaciones sexuales con la hija de un duque y que, además, ésta chica estuviera embarazada de quien sabe quien pero que a María no le importaba si eso significaba ser madre de un bebé y criarlo con Catarina.

Cualquier persona se hubiera desmayado, pero la señora Campbell no lo hizo. Estaba feliz de que su hija quisiera pelear por su amor, pero estaba angustiada.

En primer lugar, su hija era mujer, al igual que Catarina, era obvio saber que la alta sociedad no permitiría su relación o, al menos, no las verían con buenos ojos, ni a ellas ni al niño. En segundo lugar, Catarina estaba embarazada de un hombre, por lo que estaba segura de que la familia Claes lo primero que haría sería mantener la imagen de su hija, casandola con un chico antes de que se notara su embarazo. Y, en tercer lugar, ellas eran plebeyas, no contaban con una fortuna como las otras familias, por lo que, con esto último, las probabilidades de María de resultar victoriosa eran casi nulas.

No quería que su hija sufriera más de lo que ya había sufrido durante su infancia, pero tampoco quería negarle el derecho a luchar por lo que ella quería. Quería verla feliz, pero quería protegerla.

Haciendo lo que toda madre debía de hacer, la mujer habló:

—Eres muy terca cuando se trata de Catarina —y claro que estaba en lo cierto —, estaré a tu lado para darte el apoyo que necesites. —No le importaba en lo absoluto los beneficios de tener a la familia Claes como familia, ella solo quería ser el soporte de su hija.

María, con lágrimas en sus ojos, abrazó a su madre. Le debía todo a Catarina. Siempre le estaría agradecida por ser su primer amiga y por ser su primer amor. Aunque Catarina no estuviera a su lado en el altar, María siempre lo estaría para ella y para su hijo.

Solo quedaba enfrentarse a las demás familias el día de mañana, por lo que la Campbell mayor sacó sus mejores ropas para dar una buena impresión. Sabía que sus ropas no se comparaban a las finas telas que llevarían puestas las otras familias, pero al menos quería dar su mejor esfuerzo.

Si realmente existía un ser supremo allá arriba, la familia Campbell crecería.

María tomó aquel vestido de color rosa pastel. Sería la primera vez que lo usaría, pero no estaba arrepentida. Mañana sería un día especial.

Al día siguiente, ambas rubias se prepararon con ropas y maquillajes no usuales a los que solían usar. Se habían levantado muy temprano, ya que la mansión Claes estaba algo lejos, por lo que debían de conseguir un buen conductor que las llevara hasta allá, aunque eso no fue necesario.

"¡Yo soy el padre!" |Fanfic de Bakarina| Trilogía (3/3)Where stories live. Discover now