Raphael y Sora

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—¿Entonces? —habló el muchacho de mayor estatura de ambos. —¿Qué piensas hacer? —preguntó mientras seguía jugando con sus largos cabellos azules. Sabía que su noble amigo quería hacerse cargo del niño que llevaba Catarina Claes en su vientre, pero también sabía que, debido al incidente que había sucedido con su familia, Raphael tenía menos oportunidades de casarse con Catarina y darle su apellido al niño, y eso no cambiaría aunque él fuera el verdadero padre.

Por supuesto, él también estaba en las mismas condiciones que su querido amigo Raphael. Él no pertenecía a ninguna familia de la alta sociedad, ni siquiera tenía familia a la cual pudiera acudir en busca de ayuda, por lo que definitivamente la familia Claes no lo aceptaría ni aunque el niño saliera con cabellos azules.

Raphael miró al techo. Él tampoco tenía familia a la cual pudiera acudir en busca de apoyo, y tampoco podía pedirle ayuda a su maestra Susanna, puesto que imaginaba que la joven prometida de Geoffrey daría todo su apoyo a los gemelos Stuart por el simple hecho de que son los hermanos menores de su prometido, aunque ella siempre lo regaña cuando están en el Ministerio de Magia por decir que ella es la prometida del primer príncipe, porque ella odia ser reconocida por eso y no por sus cualidades.

—No quiero rendirme, Sora. —respondió el de menor estatura, manteniendo su vista en el techo del lugar, como si aquello fuera lo más interesante del mundo. —Por más mínima que sea la probabilidad, quiero dar todo de mí.

Sora le sonrió al chico. —Qué optimista, Raphael.

—Espero que tú también des todo de tí. —le dijo el chico de mirada amable, finalmente mirando al chico peliazul, a lo que Sora desvió su mirada hacia la ventana, con una sonrisa marcada en su rostro.

Raphael sabía que Sora también estaba planeando lo mismo que él.

—Ojos azules como el cielo. —susurró el chico de mayor estatura. —No heredados por Catarina, sino por mí. —por un instante, Sora imaginó a un pequeño bebé de cabellos castaños, pero ojos de color idénticos a los suyos. Una imagen tierna que nunca pensó que imaginaría. No estaba en sus planes el ser padre a tan temprana edad, pero no le molestaba en lo más mínimo.

Tal vez, con la llegada de aquel niño, si es que fuera suyo, Catarina y él podrían viajar como lo habían prometido hace tiempo. Quería que su niño conociera el mundo desde otra perspectiva a la que él tenía.

Y así fue que Sora se permitió soñar con aquello.

—O tal vez cabellos rojizos como el fuego. —dijo Raphael, sacando a Sora de su imaginación, algo que no le gustó al muchacho de cabellos azules. —Heredados por mí, claro. —el pelirrojo repitió la misma frase que su amigo, la cual sí había logrado escuchar a pesar de que Sora la había susurrado para él mismo.

—Eso lo veremos dentro de nueve meses. —dijo Sora, deseando que aquel niño mostrara por lo menos un indicio de que era su hijo. Y, si se diera el caso de que él no pudiera casarse con la castaña, por lo menos su hijo se encargaría de demostrarle, todos los días de su vida, al futuro esposo de Catarina que el niño no era suyo, sino de Sora. Sería genial poder burlarse de eso.

Raphael asintió. —Pero —había algo que recordar —, primero tenemos que presentarnos ante los duques Claes. —conocía lo suficiente a sus amigos como para saber que ellos también irían a la mansión Claes para presentarse como padres del niño, y no solo hablando de los chicos, sino también de las chicas.

Catarina tenía un enorme harem que, sin duda, eran formidables rivales, y más considerando que se estaba poniendo en juego el rol de padre de un niño aún no nacido.

Al día siguiente, tanto Sora como Raphael se pusieron de acuerdo para ir en un mismo carruaje a la mansión de los duques Claes, ya que después de aquello tenían que seguir trabajando, como de costumbre, en el Ministerio de Magia.

Fueron los cuartos en llegar a la mansión. Ambos chicos fueron recibidos con respeto por parte de las sirvientas, las cuales los guiaron a la sala de la enorme mansión.

Unos toques en la puerta fueron suficientes para anunciar su llegada.

—Pase. —se escuchó detrás de aquellas puertas enormes. Una de las sirvientes, con un “Con permiso”, abrió una de las puertas, dando el paso a los dos jóvenes. —¡Oh! Bienvenidos, joven Raphael, joven Smith. —dijo el señor Claes, sabiendo de antemano que el pelirrojo era la nueva cabeza de la familia Dieke, pero que no le gustaba ser llamado por aquel apellido. Además, tanto su esposa como él conocían a Sora Smith por lo que les había contado su hija, claro, sin olvidar quién había estado detrás de su secuestro.

Tanto Raphael como Sora bajaron la cabeza por respeto, para después levantarla y ver que la mayoría de las familias ya estaban presentes.

La sala de aquella mansión era enorme, pero, debido a la cantidad excesiva de personas presentes, se veía realmente pequeña.

La familia Hunt y la familia Ascart se encontraban del lado izquierdo, mientras que la familia real, es decir, los Stuart, se encontraban del lado derecho. La familia Claes, por supuesto, se encontraba sentada en el sillón de en medio.

—Por favor, siéntense. —dijo Luigi Claes, indicando el espacio que había al lado de la familia Stuart. —Tenemos mucho de qué hablar. —dijo el padre de la castaña.

Sora se sentó en el extremo del sillón, mientras que Raphael se sentó entre Sora y el prometido de su maestra Susanna, el primer príncipe, quién le sonrió. Cabe aclarar que no todos los presentes estaban sentados cómodamente en los sillones, ya que eran demasiados. Los únicos que estaban sentados en dichos lugares eran los representantes de cada familia, es decir, la primera hermana de Mary Hunt, el primer ministro junto a su esposa, es decir, los señores Ascart, el príncipe Geoffrey junto al príncipe Ian y, por supuesto, Sora y él.
De la familia Claes estaban sentados, en el sillón, tanto los duques Claes como la primogénita, Catarina Claes. Todos los demás estaban sentados en sillas, cerca de sus respectivos representantes.

Se notaba la tensión en el ambiente.

Todos querían terminar con esto rápido, pero sabían que todavía quedaba una familia por llegar.

¿Aquel niño será el primer familiar sanguíneo Sora o sería parte de la familia de Raphael Walt y no de Sirius Dieke?

Este capítulo no lo iba a subir porque mi laptop se descompuso de nuevo, pero no podía dejarlos con la intriga jajaja

Próximo capítulo: Familia Campbell

"¡Yo soy el padre!" |Fanfic de Bakarina| Trilogía (3/3)Where stories live. Discover now