"¡Yo soy el padre!" |Fanfic de Bakarina| Trilogía (3/3)

Familia Ascart

Sin duda, el que tus propios hijos vinieran ante ti a decirte que estaban enamorados y que querían luchar por amor no era algo común entre los nobles, debido a que era más común y "correcto" el casarte con tu prometido o prometida con el que enlazaron tus padres en la infancia, pero para los señores Ascart esto estaba más allá de lo que habían imaginado.

Frente a ellos estaban los dos herederos del apellido Ascart, sentados uno a lado del otro con un aura de seriedad.

—Estamos enamorados de la misma persona. —dijeron ambos herederos del apellido Ascart, con un tono serio pero a la vez preocupante, por el que dirán sus progenitores. No es que no les diera alegría, al contrario, los señores Ascart siempre soñaron con el momento en que sus hijos les presentaran, por cuenta propia, algún pretendiente y se comprometieran para después de un tiempo darles nietos, los cuales serían los nobles de una nueva generación, pero el saber que los hermanos estaban enamorados de una misma persona hacía a cualquiera desmayar de la impresión, pero eso no sucedió con los padres de ambos hermanos, quienes se miraron el uno al otro, buscando algo que decir ante dicha situación.

El señor Ascart se aclaró la garganta antes de hablar, miró a sus hijos y habló:

—¿Quién es la o el afortunado? —fue lo primero que salió de los labios del señor. Sabía que el amor era un sentimiento bello pero a la vez cruel, y no era algo que tu elegías, por lo que no tenía nada de malo el ver que sus hijos amaban a la misma persona, al contrario, le impresionaba saber que su relación de hermanos no se viera afectada por dicho sentimiento. Estaba intrigado, quería conocer a la persona que se atrevió a enamorar a ambos Ascart y que, aun así, no creara conflicto entre ellos.

—Catarina Claes / Catarina-sama. —respondieron tanto la chica de cabellos blancos como el chico de cabellos negros, al mismo tiempo. La señora Ascart suspiró aliviada, al menos era una chica en la que la familia Ascart confiaba.

Pero el señor Ascart conocía bien a sus hijos. Si le habían dicho algo tan importante y no lo hubieran guardado como secreto significaba que había algo más de lo que debía de enterarse, y no es que sus hijos no le tuvieran confianza, sino que aquello era algo serio. Por supuesto, el mayor de los Ascart no estaba equivocado, puesto que los descendientes de la familia no solo venían a disculparse por manchar tanto el apellido Ascart como el Claes, sino también para pedir apoyo y lograr que dos nuevos integrantes se sumaran a su familia: Catarina y su hijo, el cual no tenía ni un mes en el vientre de Catarina, pero ya estaba ocasionando conflicto entre las familias por quererlo como sucesor de cada familia.

—Ella está embarazada, padre. —le anunció Nicole, sin bajar su mirada. —Podría ser mío.

Claro estaba que aquello les cayó como un balde de agua fría a los señores Ascart, ya que nunca imaginaron que su hijo mayor, quien siempre se caracterizó por ser alguien razonable y serio, se metiera con la prometida de su amigo y tercer príncipe Geordo Stuart, y mucho menos imaginaron que la dejara embarazada.

Su hijo era el orgullo de la familia, y se alzaba entre la nobleza como uno los nobles más jóvenes y prometedores de la nueva generación. Debía de estar demasiado enamorado como para cometer tal locura, pero sus padres no le reprocharían nada, debido a que ya estaba hecho lo que hizo y no podían cambiar el pasado, por lo que era importante enfocarse en el presente y presentar una solución ante dicho problema.

Pero, ¿qué pasaba con Sophia? ¿No hace un momento había dicho que estaba enamorada de la mujer a la que Nicole pudo haber dejado embarazada? ¿No estaba molesta? No, parecía no estarlo.

—Nii-sama y yo queremos hacernos cargo del bebé. —le dijo Sophia a sus padres, con una sonrisa en su rostro, contestando las preguntas que mentalmente se había hecho el señor Ascart. —Sé que soy mujer y no pude haber dejado embarazada a Catarina...