Capítulo 12 - Casa Abyss

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"Posiblemente este lleno de cicatrices pero es mi destino, aún así, seguiré luchando"
—Awake

Louder más que una ciudad parecía un mundo alejado de la modernidad, con familias de generación en generación que vivían ahí

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Louder más que una ciudad parecía un mundo alejado de la modernidad, con familias de generación en generación que vivían ahí. La mayoría eran personas de la tercera edad, el aire siempre estaba limpio y las construcciones eran de colores crema, bonitas y llenas de flores en cada balcón.

Su casa estaba después de un largo camino de tierra hasta llegar a un porche y una cerca viejos, donde había un pequeño letrero grabado en piedra que decía "Casa Abyss 1976"

Era una casa grande con muchos papeles viejos, periódicos y un tumulto de postales sin llenar, olvidadas y marchitas. Las paredes necesitaban pintarse, los muebles cambiarse, la puerta modernizarse para su seguridad y, prácticamente, tenía cero electricidad y lo que parecía ser una enorme y tétrica araña en la esquina del despacho.

Estaba solo, un pañuelo blanco en su cabello cubriendolo y su conocido gorro de mimbre colgando por las tiritas atadas en su clavícula. El jardín necesitaba una larga semana de mimos, nuevas flores bebés y también necesitaba contratar un exorcista porque ni loco bajaba al sótano para encontrarse con almas atormentadas del siglo XIX.

Lo primero que hizo en su itinerario fue manifestarse en su habitación y empoderarla de su presencia.

Es decir, lloró un largo tiempo mientras maldecía su vida amorosa, jadeo unas cuantas veces intentando conseguir oxígeno pero solo absorbió muchísimas moléculas de polvo y finalmente, decidió comenzar. Así que dejó su mochila llena de ropa en la cama, se cambió de ropa y empezó a limpiar a las siete de la mañana.

A la una y media de la tarde su grande y carente de seguridad puerta de madera recibió unos golpesitos. Él estaba lleno de polvo, con una camisa roja de cuadros abierta y sin camisa debajo, sintiéndose sensual, una gorra al revés en su cabeza y un pantalón corto rasgado. Se encogió de hombros, estaba en una zona residencial de familias con árboles genealógicos más largos que la muralla China y que lo observaban curiosos al ser él nuevo forastero.

Bueno, al menos las señoras mayores verían un Adonis antes de morir, no las privaría de ello. Sonrió y cuando llegó a la puerta, la abrió con un sonido pesado que desprendió un aroma a madera mojada.

La persona que encontró no era otra que su querido amigo Jeon Jungkook.

Y se veía horrible, bueno, en realidad él siempre se veía hermoso pero sus ojos estaban tan atormentados que parecía a punto de romperse. Tenía una mochila enorme y pesada a sus espaldas, un gorro de pescador, un enorme suéter gris, sus pantalones repletos de bolsillos para guardar la poco dignidad que le quedaba por llorarle a su ex y sus características y pesadas botas.

—Jungkook.—Seokjin estaba notablemente sorprendido. —¿Cómo me encontraste?. 

Jungkook sonrió un poco mientras enseñaba su teléfono. —Compartiste en Instagram una foto de tu casa y la ubicación, con una frase motivacional que decía "Aquí se olvidan los miserables sin pantalones que follan con sus entrenadores y los que se atreven a dudar de amar a este Dios después de perseguir las estrellas. "

Hotel para Divorciados - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora