Luck mi Guardaespaldas

Confesiones.

Yo podía disparar a cualquiera, de hecho ya lo había echo más de una vez, ella había hecho algo mal y si su padre había dado esa orden era porque tendría que ser así, aunque me doliera hacerlo era mi trabajo y mi vida no la pondría en peligro por ella, o eso creo… así que mejor hacerlo ahora. Guarde la pistola en mis pantalones y entre a la habitación.

Estaba totalmente dormida, no se había limpiado las heridas y al verla así, me dio un pinchazo en el corazón, no sé porque me salió el defenderla delante de su padre, no tenía que haber hecho eso, para ahora estar aquí como un hijo de puta a punto de matarla.

Saque con cuidado la pistola la puse en su sien, y simplemente tendría que apretar el gatillo y todo se acabaría, pero algo en mi se removió esto no era justo ella no se merecía morir dormida, pero yo no lo podría hacer mirándola a los ojos, no la quería traicionar. Asique  fui tan cobarde que no pude apretar el gatillo. Guarde la pistola y salí de la habitación dando un portazo.

Cuando entre a mi habitación estaba Josep esperándome sentado en mi cama.

-       No habrás  tenido cojones de herirla ¿No? – negué con la cabeza

-       No sé qué me pasa con ella, pero he sido incapaz de hacerla algo

-       Está bien Luck porque tengo mucha información que contarte sobre ella y un plan para que no nos manchemos las manos y ella no muera, porque después de esto te aseguro que ella no se merece nada de lo que la pasa.

-       ¿Y porque te interesa tanto salvarla?

-       Escúchame bien esa niña es como mi hermana, la he criado yo y estoy harta de ver como todo el mundo la aparta de su lado y no voy a consentir que ese desgraciado la mate. –

-       ¿Y porque todo el mundo la aparta de su lado? ¿Hasta su padre?

-       Porque su padre ha sido capad de pagar a gente para hacer su vida imposible, todos los abusos que ella ha recibido no han sido porque ella se lo haya buscado, el pagaba a gente para que ella misma se hiciera el trabajo sucio, que no ha conseguido Charles ni por todo el oro del mundo, por eso la actitud de Nicki es así, una puta coraza, no deja que nadie la conozca y menos deja sus sentimientos, esa chiquilla a tenido que pasar demasiadas cosas sola, pero yo he estado ahí para ayudarla.

-       ¿Sientes algo por ella? – no me salió otra pregunta, estaba asimilando toda  la mierda que acababa de soltar Josep por la boca, no podía creer que Colum quisiera que ella se suicidara.

-       O vamos no me jodas Luck, no me vengas con celos ahora que si la quieres es toda tuya. Porque noto  como se ha empezado a cuidar más desde hacía mucho tiempo no la veía arreglarse ni mirarse al espejo con alguna emoción o sonrisa, cuando  la vi entrar por la puerta esta mañana juro que vi a una Nicki sonriente como hacia mucho tiempo que no veia.

-       Yo no la quiero gracias. – conteste seco – no creo que este haciendo esas cosas simplemente por mi.

-       Pues no actuas como si no la estuvieras aprecio. – dijo divertido – así que cállate y escúchame porque esto es lo que pasa en realidad, y esto es lo que vamos a hacer.

-       Lo que ha pasado ahí abajo queda entre nosotros ella no se puede enterar, porque ya me estoy arrepintiendo de haberlo dicho y hecho. Así que está bien, empieza a contarme y terminemos cuanto antes. – comenzó a contarme toda la historia de charles que no es el papa de ella y un plan para mantenerla a salvo y librarnos de ese mal nacido.

Nicki.

Oí  voces que venían de abajo y pasos acelerados por las escaleras así que me tumbe rápidamente en la cama haciéndome un daño terrible en la cabeza, sentí que la puerta de la habitación se abría me tense un poco, no sabía quién podría ser hasta que su olor invadió mi espacio, creía que me iba a acariciar, darme un beso, pero cuando sentí el tubo frio en mi sien, y el sondo del seguro quitándose de la pistola, no podía creer que él estuviera a punto de hacerme eso, de matarme en mi propia cama y casa, así es como mi padre se quería librar de mi y eso me dolía. El no hacía nada y podía notar como su mirada estaba clavada en mí, hasta que deje de sentir el tubo y oí un portazo en la puerta. No podía creer que Luck hubiera estado a punto de apretar ese gatillo.