kiss me, we're on fire

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Su casa era una de los nuevos pisos en la nueva urbanización, era pequeña y acogedora. Cuando entramos, ella prendió sólo una lucecita cálida en la entrada. Yo me quité los zapatos aunque ella misma me dijo que no le importaba. Agarró unas muletas y gracias a los desarrollados músculos de sus brazos, consiguió ponerse en pie. Sus piernas estaban muertas, pero eran rígidas y servían de apoyo para poderse mover bien con ambos bastones. Decía que le era más cómodo andar así por casa.

Me condujo hasta su habitación. Ésta era grande, ya que también era su zona de trabajo cuando tenía que trabajar en casa. Estaba oscura, sólo la luz de la luna entraba por la ventana, cuando las nubes desaparecieron, el satélite parecía brillar con luz propia. Ella se sentó en la cama de sábanas blancas y me miró, algo avergonzada.

- Nunca lo he hecho, no sé cómo se empieza. Pero lo único que siento es la necesidad de besarte, ¿puedo hacerlo?

Preguntó con tanta inocencia que me dio ternura. Me agaché delante de ella y me puse de rodillas, con mi altura, nuestras caras casi estaban a la misma altura. Hayami jugaba con sus manos, nerviosa.

- Eso no se pregunta.- toqué su mejilla y la acerqué a mí.

Por fin, pude probar sus labios. Eran pequeños y suaves, también inexpertos, así que decidí ser gentil por el momento. Le daba pequeños besos y me separaba para mirarla a los ojos, asegurándome que le gustara. Después de un rato, ella empezó a mover los suyos, dejando el miedo atrás y me agarró suave el cuello, acercándome más. Algunas veces, nuestros dientes chocaban, creándonos pequeñas sonrisas y en un momento, nuestras lenguas empezaron a bailar. Ella se quiso separar para coger aire y yo le mordí el labio para que no lo hiciera. Ella gimió ante mi gesto, no se lo esperaba y eso me prendió más.

Empezamos a tocarnos. Una de sus manos bajaba por mi abdomen y con la otra, jugaba con mis mechones de pelo verdes. Cada vez que respiraba profundo, sus pechos rozaban con el mío y con el apretado vestido, parecían pedir libertad. Así que, fui a ello.

Dejé su boca libre, sorprendiéndola. Empecé a lamer y besar su mandíbula y cuello. Despacio, gentil, no había prisa, la noche entera era nuestra. Al ser su primera vez, gemía mucho pero en susurros, seguramente se sentía avergonzada. Quería hacer que se sintiese cómoda, que se liberase y me enseñase lo que era capaz de hacerme sentir a mí también.

Agradecí en ese momento que no se hubiera puesto la malla de diamantes, ya que sería difícil tocar su piel con aquello puesto. Cuando llegué al tirante de su vestido, lo mordí y lo bajé por su brazo. Ella no se quiso quedar atrás y temblando un poco, me quitó la chaqueta. Los dos seguíamos mojados por la lluvia y eso creaba un ambiente más especial. No me aguanté más y la agarré de la cintura, levantándola, la tumbé en la cama.

- Me siento tonto por preguntarlo, pero, ¿puedes sentir tu… Eso?

- Tengo las piernas paralizadas, no mi vagina.- ella contestó agitada y riendo. Yo también reí.

- Si quieres que pare me lo dices. Hacer el amor sin comunicación, sería solo sexo y yo no quiero sólo sexo contigo.- entrelazó sus dedos en mi mata de pelo que seguro que daría asco y sonrió.

- No seas muy bruto.- yo asentí.

Antes que nada, metí la mano por debajo de su cuerpo y bajé la cremallera del vestido hasta abajo. Ella intentaba quitarme los botones de mi camisa, que también empezaba a sobrar, sin éxito. Así que me la arranqué de un tirón, desgarrando los malditos botones. Ella mordió su labio al verme el tatuaje y pasó sus dedos sobre este.

COME BACK HOME (Oliver Aiku × OC) [Blue Lock]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon