i'll come back to you

728 128 22
                                    

Tres días después mis padres me avisaron de que me llegó una carta. Yo no salía de la cama para mucho, no había clases por las vacaciones de navidad y tampoco tenía mucho apetito. Después de leer ese escrito varias veces, me creí por fin que me aceptaron. Sentí una fugaz alegría y alivio, pero al final, estaba igual de jodido por lo de Hayami. Al menos había entrado y me iría de verdad, si no, tendría que quedarme aquí sin igualmente poder verla. Comprendía que fui un idiota, pero ya no había más que hacer.

Tuve una semana para prepararme. No pretendí ir muy cargado, ya me compraría allí no que me hiciese falta. Viviría en una residencia con más chicos y compañeros de cuarto, tenía muchas ganas de conocerlos en realidad, hacía tiempo que no tenía oportunidad de hacer amigos que compartiesen pasión conmigo.

La noche de fin de año la pasé con toda mi familia, fue una fiesta de despedida, aunque seguía echando en falta a Hayami y sus abuelos, ellos también eran parte de mi familia. En cuanto a ella, no me escribió ni llamó más y estaba más que claro que no lo haría más. Con todo mi corazón quería que se olvidase de mí, para que no sufriese más. Pero por un poco, tan sólo un poco, quería verla sonreír una vez más antes de irme.

La mañana estaba nublada y el nuevo año solar empezaba frío. Mis padres me llevaban al aeropuerto hablando de lo mucho que me echarían de menos y yo sólo miraba por la ventana, dando respuestas cansadas y cortas. Quería llegar ya, despegar, aterrizar y no volver a pensar en nada más relacionado con ese pueblo. Al menos intentaba convencerme a mí mismo que eso es lo que quería.

El aeropuerto no estaba muy lleno, por ser el día que era, la gente no suele viajar mucho. Normalmente tanto como en el primer día de año nuevo lunar o solar, se iba a los templos a pedir deseos a los dioses, también a buscar tu suerte y aquellas tradiciones que no me terminaron de convencer nunca. Sólo me gustaba ver los trajes tradicionales de las chicas, que solían vestirse con kimonos de colores y estampados llamativos.

Estábamos esperando, quedaban diez minutos, pero los encargados ya estaban pidiendo los billetes y haciendo pasar las maletas por el escáner. Se escuchó un alboroto y miramos a la entrada. Una familia entera entraba y en el centro, un chico que me pareció haberlo visto también en las pruebas. Parecía acompañado de muchos de sus amigos y conocidos.

Ahí me empezó a hervir la sangre, me daba envidia. Ese chico era tan querido que hasta sus amigos habían ido a despedirlo. La cosa es que yo no tenía amigos y la única persona que fue lo suficientemente amable como para aguantarme tanto, también la aparté. Otra vez me estaba sintiendo como una mierda, así que agarré mi maleta y me dirigí cabizbajo hasta el escáner. Pero una caja de mochis de melón, que apareció en mi campo de visión, hizo que me parara.

No daba crédito a lo que veía. Hayami me sonreía y me ofrecía aquella caja de dulces como si fuera la primera vez en aquel parque. Tenía el pelo recogido, con una flor azul en él. Vestía un kimono blanco y azul. Detrás de ella, estaban sus abuelos, sonrientes. Esta vez era yo el que estaba con la boca abierta sin poder decir nada. ¿Por qué? ¿Por qué ella estaba allí? ¿Era un ángel quizás?

- Hayami…- susurré con algunas lágrimas que caían de mis ojos bicolor.

- Eres idiota.- limpió mis lágrimas con la manga de su kimono. Era muy suave. Estaba preciosa.- Jamás me olvidaré de ti, por muy lejos que te encuentres, seguiremos siendo amigos.

- ¿Por qué eres tan buena conmigo?- sorbía mis mocos.

- Porque tú eres bueno conmigo, además, me gustas.- volvió a sonreír.

Ahí comprendí que estaba hablando con una persona bastante más fuerte que yo y sabía que no se iba a rendir. Al menos que un idiota le dijera cosas estúpidas, no parecía haberle importado.

- Si no hubieses aceptado estar conmigo, ya estaría muerta. Así que no te separes más de lo que ya vas a estar, por favor.- se sinceró.

Tensé mi mandíbula y puse una cara de seriedad honesta.

- Si me esperas, volveré por ti. Con o sin ayuda, prometo que volveré para estar contigo.- ella me agarró de la mano.

- ¿Con el camión lleno de mochis?- eso me hizo reír demasiado.

- Sí, con la empresa entera.

- Entonces espero.- ahí estaba su sonrisa con sus ojos felices.

El cielo pareció escucharme aquel día, quería verla una vez más y me concedió aquel deseo terrenal. Me despedí de sus abuelos y mis padres. Su abuelo me abrazó tan fuerte que creí que me iba a morir y me dio un omamori con una rama del bonsái que rompí aquella primera vez con la pelota. Me dijo que se había convertido en una planta preciosa y más cuando yo había ayudado en su crianza, él esperaba que aquel amuleto me diera suerte en América.

Lo último que hice con Hayami, fue sacarnos una foto, ella parecía una princesa de la antigua tierra japonesa y yo un vagabundo recién salido de debajo de un puente, pero poco importaba. Guardaría esta foto como si estuviese hecha de oro.

Lo que no sabía en ese momento, es que las personas cambian tanto como las estaciones y según con quien te reúnas y lo que aprendas, podrías seguir siendo el mismo o cambiar completamente. Ella cambiaría debido a sus circunstancias, pero yo, lo haría por mi egoísmo. Eso me pasaría factura. 

COME BACK HOME (Oliver Aiku × OC) [Blue Lock]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن