03; El primer día.

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—Este será tu espacio de trabajo.—Le dijo.—Contamos con otras tres mujeres que se encargan del maquillaje de los chicos.—Explicó.

Lisa asintió, escuchando con atención cada palabra del hombre frente a ella.

—No es de menos recordarle que no puede acercarse, ni tener una relación más allá de lo profesional con ellos. Sólo está aquí para encargarse del aspecto físico de los chicos y que se van bien, no esperamos que se involucre de otra manera.

Intentó memorizar todo lo que le dijo, pero muy en el fondo sabía que haría todo lo contrario, así que su mente precio rechazar la información.

—Claro que lo tengo presente, señor.—Mintió, con una sonrisa tan inocente que el hombre frente a ella pareció creer toda la actuación.

— La llevaré para que conozca a las chicas.

Lisa no estaba muy emocionada por conocer a las demás; claro que serían parte de su jueguito, pero también podrían ser obstáculos que si no lograba manejar y sortear bien, se volverían peor de lo que esperaba y lo que menos necesitaba en ese punto, eran problemas.

Llegaron a un lado de la sala, donde parecían estar charlando animadamente tres mujeres, que lucían muy bien los años que traían encima porque era obvio que ya estaban muy por encima de los cuarenta.

El mánager y Lisa hicieron una reverencia, salundolas e interrumpiendo la conversación amena que mantenían.

—Buenos días.—Dijo el hombre.—Estoy muy feliz de presentarles a su nueva compañera: Lalisa Manoban.

Lisa sonrió, mirando cada rostro y notando cómo todas tenían cierta sorpresa, que intentaban enmascarar con una sonrisa amable o gesto agradable.

Se veían muy sinceras y por sus ojos, la tailandesa podía jurar que estaban emocionadas de tenerla allí. Pero no podía confiar tan rápido en ellas.

—Mucho gusto, haré mi mayor esfuerzo.—Respondió, intentando soñar amable y suave.

Quería ser todo lo que alguien amaría tener como compañera de trabajo; amabilidad, diversión y ternura en una persona, esa era su fachada.

—Dejaré que se conozcan y que ustedes le expliquen cuál será su trabajo del día.—Avisó el hombre.—Hagan su mayor esfuerzo y nos vemos luego.

Las cuatro mujeres hicieron una reverencia ante el hombre y cuando éste salió por la puerta, una de ellas soltó un chillido de emoción que sobresaltó a Lisa.

Se giró para mirar quién había sido y de todas, la única que no tenía expresión de sorpresa, era una mujer con el cabello rizado, corto y oscuro; sonreía de una manera tan brillante, que Lisa también quiso hacerlo, era muy contagiosa.

—Estoy muy feliz de que haya alguien más en nuestro equipo.—Exclamó, dando aplausos de manera suave.—Mi nombre es Chesir.

—Mucho gusto, Chesir.—Respondió Lisa, dando una reverencia leve con la cabeza.

—Deja las formalidades, niña.—Se apresuró a decir la otra, quien parecía ser la mayor de todas.—Mi nombre es Yoon He y ella es Yoona, es un placer conocerte Lalisa.

—Oh, por favor no me digan Lalisa. Prefiero Lisa, me siento más cómoda de esa manera.

— Y Lisa, eres muy joven para estar casada ¿No?—Cuestionó la que se llamaba Yoona, que traía el cabello corto y oscuro, junto con gafas y uñas pecas que le daban a su aspecto maduro, algo de inocencia.

—Así es, pero mi pareja y yo decidimos pisar el altar lo antes posible y no puedo estar más feliz de haberlo hecho.

—¿Y cuánto tiempo llevan casados?

Casadas, querrás decir.

—Llevamos casadas dos años.

Notó como las chicas se confundieron cuando dijo aquello, pero luego de unos segundos pudieron unir los puntos de su respuesta y entenderlo, cosa que al final las hizo removerse en sus asientos, de repente incomodas por la presencia de Lisa.

Y claro que ella lo vio, pero no le pudo importar menos. En su lista de cosas, caerle bien a esas mujeres ni siquiera aparecía, estaba demasiado enfocada en otras cosas, como para preocuparse sobre cómo se sentían ellas con su presencia ahí.

—¿Te gustan las chicas?—Se atrevió a preguntar Yoon He, que parecía más receptiva, al contrario de las otras.

—Sí ¿Hay algún problema con aquello?

—No, claro que no.—Se apresuró a responder Yoona.—No pienses que te estamos juzgando por eso. Creemos que el amor es universal.

Lisa sonrió ante aquello, aunque lo hacía más cordialidad y para no quedar como una perra frente a ellas.

—Creo que es momento de decirte que debemos hacer hoy.—Le dijo Chesir, que seguía luciendo igual de emocionada.—Los chicos tendrán una presentación y entrevistas, los maquillajes serán diferentes para cada uno.

Estaba cagada.

Lisa estaba muy nerviosa; aunque había practicado en Jisoo y Rosé algunos maquillajes de idols, seguía sintiéndose insegura y temía que al ver su trabajo, quisieran echarla.

Aquello le aterraba.

Pero debía recordar lo que su madre siempre le dijo: había que mantener la calma y seguridad en uno mismo, siempre.

Y aunque su mundo cayera, ella lo reconstruirá más fuerte que nunca y con todo lo que tenga, porque prefería antes morir, que fracasar en algo que se impusiera, aunque fuese lo más mínimo.

Con eso dicho, Lisa tenía claro que exponer a Jeon Jungkook, sería su reto más grande, pero definitivamente satisfactorio.

Karma » lizkook (1)Where stories live. Discover now