31. Salvando al cachorro Lan

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No habían recorrido ni diez minutos cuando Lan Yuan sacó su mano y pidió ayuda ya que al parecer Lan Jingyi estaba sintiéndose muy mal. Guangyao tomó en brazos al niño y ordenó al grupo quedarse ahí mientras él regresaba al pueblo que dejaron atrás para buscar un médico, subió a su espada y se alejó rápidamente.

—A-Yuan— En cuanto el traidor salió llevándose al niño, Wei Ying supo que la vida de su rabanito corría verdadero peligro por lo que se apresuró a buscar la manera de ponerlo a salvo.

—Mamá ¿Dónde has estado? —

—Rabanito, escucha muy bien lo que voy a pedirte. Vas a bajar del carruaje y correr muy rápido en dirección por la que venimos, evitando el camino principal ¿Entendiste? —

—Mamá ¿Pasa algo? ¿A-Yi está bien? —

—A-Yi está bien, anda, vamos— El pequeño ladeo su cabeza tratando de determinar el objetivo de su madre y si se trataba de una de sus acostumbradas bromas.

—Mn— movió su cabeza al concluir que su madre no parecía estar jugando.

—Anda, rápido y trata de que no te vean los demás—

No pasó mucho tiempo antes de que una nueva horda de marionetas se abalanzara en contra del grupo, muy pronto los guardias se dieron cuenta de que las marionetas solo buscaban abrirse paso hacia el carruaje, lo siguiente más impactante fue que su núcleo dorado se encontraba bloqueado dejándolos incapaces de defenderse ante el ataque.

Después de que los cultivadores Lan fueron derrotados por las marionetas, estas siguieron el rastro que les ordenaron matar, así que por mucho que Lan Yuan corriera, los cadáveres vivientes darían con su paradero.

—Corre rabanito— La desesperación estaba acabando con la tranquilidad del omega, en ese punto su cachorro ya se había topado con algunas marionetas y pudo deshacerse de ellas corriendo —Pase lo que pase no dejes de correr, papá viene en camino—

Corrieron hasta llegar a una montaña y el pequeño Lan trepó a una zona escarpada en donde entró en una pequeña cueva y se sentó en el suelo acomodando su espalda en la pared rocosa —Ya no puedo más—

—Lo siento mucho mi rabanito, pero esas cosas tienen tu rastro y no dejarán de seguirte—

— ¿Cuándo llegará papá? —

—Pronto mi amor, muy pronto, pero tienes que correr— La cara de A-Yuan se llenó de determinación e hizo un intento de pararse, pero sus piernas cedieron ante el exhaustivo cansancio.

—Mamá— lloriqueó —Me duele—

—Mamá siente no poder salvarte mi vida, mamá es inútil— Los ojos de Wei Ying se aguaron y por primera vez en años tuvo la sensación de tener algo en su rostro, por instinto llevó sus dedos a la cara y palpó la humedad de sus lágrimas.

— ¡Mamá! — Lan Yuan sintió terror al darse cuenta de que el cuerpo transparente de Wei Ying se desdibujaba poco a poco.

—Tranquilo, no tengas miedo rabanito, papá vendrá por ti. Te amo—

— ¡Mamá! — Gritó al ver que el espectro de su madre se borraba, dejándolo completamente solo en una cueva rodeado de cadáveres.


Lan Wangji sacó una campana de jade de su cinturón y la movió, al instante un delicado sonido se dejó escuchar desde un lugar desviado del camino hacia la torre Koi, lo que aumentó su preocupación por la seguridad de su esposo e hijo. Inmediatamente siguió la ruta marcada por el sonido de la campana.

Cuando A-Yuan aprendió a caminar, Wei Ying solía perderlo de vista. Finalmente, un día se hartó de las escapadas del pequeño y un tanto en broma y un tanto como precaución, fabricó dos campanitas de jade que no emitían sonido, pero que en cuanto la más grande se activara con un movimiento, un sonido se escucharía desde el lugar en que estuviera la pequeña, una se quedó el omega y la más pequeña la colocó en el cinturón del cachorro.

Destello AzulWhere stories live. Discover now