• CAPÍTULO 87 •

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—Tu lado mandón es tan atractivo.

—Oh, cierra la boca y hazme gozar.

Y así nos perdimos en caricias, besos y pasión.
Sexo en un lugar no tan privado, tal y como en los viejos tiempos. Duro y sin piedad, como a mi tanto me gusta.


Horas después salí de la mansión muy relajado, esta mañana estuve en compañía de mi amada haciendo mi trabajo y fue muy cómodo, esa es la Karol que a mi me gusta, la que tanto deseé volver a tener.

El chofer me deja en una cafetería elegante, más bien parece un restaurante, les doy la instrucción de que me esperen afuera vigilando a un radio de unos cuantos metros.
Me acomodo el chaleco del traje y abro paso a una mesa donde me espera una mujer hermosa, una mujer que no sabía que yo iba a venir.

Su seguridad armada me voltea a ver y no hacen nada por impedir que me acerque porque saben que yo soy el que manda.

—¿Teniendo una cita con tu soledad? —me mira.

—¿Cómo sabías que estaba aquí?

—Yo lo sé todo. ¿Me puedo sentar?

—Si no vienes con tu mujer desquiciada, si. —así lo hago.

—No, Karol está en la casa cubriendo mi trabajo —no contesta, y me temo de que ella me pueda decir algo grave por la manera en que me fulmina.

—Me iré de la mansión, Ruggero —tal y como lo supuse—No me agrada estar en el mismo lugar con Karol, me ha roto la nariz y no has hecho nada.

—No.

—¿No qué?

—No te irás, Sophia.

—A ver, creo que no te está quedando claro, no te estoy pidiendo permiso.

—Yo soy el que manda, y yo digo que no te vas —me fulmina—Verás, ¿me puedes decir qué es lo más valioso para nosotros aparte de la mercancía?

—El tiempo.

—Exacto, ¿y sabes por qué todos vivimos bajo el mismo techo?

—...Ruggero...

—Dímelo, dime porqué todos vivimos bajo el mismo techo.

—Porque ahorramos tiempo.

—¡Exacto!

—Ruggero, pero debes entender que yo no me siento cómoda...

—Lo sé, y te entiendo, créeme que me importa tu comodidad porque eres parte de mi familia y veré lo que pueda hacer para que no te cruces en el camino de Karol. Esa es tu casa, no la debes de dejar sólo porque te sientes intimidada. Esa no es la Sophia Miller que yo conocí.

—Esa Sophia murió hace mucho, Ruggero. Yo sé que ya no soy fuerte, sé que ya no soy capaz de muchas cosas y lamento decir que a Natalia le pasa lo mismo.
Antes éramos capaces de todo, ahora de nada, y todo eso ha pasado desde la llegada de Karol.
Por ella conocí a Liam, él me destruyó. Y por ella es que dejaste a Natalia, ella mató a su hija, ella ya no es la misma Ruggero, ya ninguna de las dos lo somos.
Te has quedado con débiles.

En cierta parte, sé que tiene razón.

—¿Hay algo que pueda hacer para que estés bien de vuelta? Soy capaz de cumplirte cualquier deseo, Sophia. Sólo pídelo. Lo que sea —piensa.

—¿Lo que sea?

—Así es.

—¿De verdad me lo cumplirías sin poner peros?

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now