• CAPÍTULO 50 •

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—¿Derek?

—¿No me darás un beso? Te he echado de menos, las clases ya no son lo mismo sin ti.

—Derek, pero, ¿qué?

Una vez más, el mundo se desaparece a mi alrededor y de nuevo estamos solos él y yo. Pero ahora de una forma diferente, ahora no lo quiero matar, ahora sólo quiero explicaciones.

—Me presento pequeña, soy el verdadero Harry Moore y has sido mi blanco fácil en el operativo de casar a los Pasquarelli y a Hermes, tu hermano.

—No... no entiendo... no... esto es broma, es un sueño ¿verdad?

—No lo sé, ¿lo comprobamos?—Entonces me besa. Y lo que más odio es que le recibí el beso por dos segundos hasta que caí en consciencia y le solté un puñetazo que lo hizo retroceder. Tomé el arma del suelo y le apunté a la cabeza—Soy real, ¿ahora me crees?

—Eres un maldito hijo de puta, ¡maldito!

—No me hables así mi amor. Mi identidad era falsa pero lo que siento por ti es verdadero.

—¡Mientes!—las ganas de llorar me invaden a tal punto que pierdo la visión de los ojos—¡Mientes!—y se me resbalan las lágrimas—¡Lo arruinaste todo Derek! ¡Lo arruinaste! ¿¡Tenias que ser un puto policía?! ¡Joder! ¡Lo arruinaste!

—¡No he arruinado nada! ¡Al contrario! —camina a mi pero no bajo el arma, aunque ya me es un poco imposible verlo—Pequeña, entrégate y juro que por el amor que te tengo haré que todos tus delitos sean anulados si nos das paraderos de los negocios de Pasquarelli.

—¡No te me acerques! ¡No me toques!

—Lo nuestro fue real, mi amor, mi pequeña, entrégate y te haré todo esto más fácil.
Podemos vivir nuestros sueños, libres y luchando por el bien, ¿lo recuerdas? Eso que soñamos cuando estábamos en mi oficina. Eso de que querías casarte conmigo y huir. Eso de tener un hijo, de viajar y recorrer el mundo.

—¡Joder Derek! ¡Detente! ¡Mierda! ¡Ni sé cómo llamarte ahora! ¿¡Harry!?

—No llores mi amor, tranquila —disparo el gatillo pero no le doy a él, sino a un hombre que se acercaba por detrás y Derek lo ha visto caer muerto.

—Si te acercas, juro que serás tú el próximo.

—Pequeña, recapacita, esta es tu oportunidad de huir de Ruggero, huye conmigo, entrégate y entrega a Ruggero.

—¡Lo jodiste todo Derek! ¡Jodiste mi plan!—las lágrimas no cesan y me da coraje que me debilite tan fácil ante él—¡Iba a salir de esto yo sola! ¡Te iba a buscar! ¡Y te diría que huyéramos juntos! ¡Pero lo jodiste! ¿¡Un maldito policía!? ¿¡Un maldito Moore!?
Reza porque mi hermano esté vivo, porque sino mueres ahorita juro que recorreré el mundo para encontrarte y hacerlo.

—¿Y por qué no lo haces ahora? ¡Mátame! ¡Anda! ¡Me tienes ante ti! ¡Mátame Karol!

—¡Sabes que no puedo!

—¿Ah, no? Y por qué.

—¡Porque te amo! ¡Pero eso no me impide hacer esto!

Soy ágil cuando corro a él y le encajo un cuchillo al costado de sus costillas.
El corazón me lastima cuando lo veo quejarse del dolor y de repente quiero ayudarlo pero sé que es malo.

—Siempre me gustó que fueras tan salvaje. Eres así en todos los aspectos, hasta en la cama.

Entonces, rápidamente me toma de la cintura y me hace girar para evitar una bala perdida.
Se ve que se enoja, ya que habla por su auricular.

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now