• CAPÍTULO 32 •

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Ruggero y yo somos los primeros que entramos a la habitación de Dalton.
Él parecía confundido. No habla, sólo tiene los ojos muy abiertos y nos mira a ambos.

Después ve entrar a Maxon. Lo mira atento al igual que a todos los demás que van detrás de él: Hermes, Sophia, Bratt, Agustín, Antonella y Bruno.

Pero se le queda mirando a la puerta en espera de que alguien más entre, pero no es así.

—Falta Ana. —Susurra—Y Simón.

—¿Cómo te sientes?

—Falta Ana y Simón. —Vuelve a repetir y se mira todos los cables que tiene conectados.

Nadie le dice nada cuando se quita unas agujas del brazo como si ya estuviera harto de todo.

—Llevas días sin despertar. —Habla Maxon—Debes de descansar un poco más.

—Mi lindo hijo, ¿quieres que te traiga una sopa de pollito?—Dalton ignora a todos, incluso a Antonella y vuelve a preguntar pero esta vez con un hilo de voz.

—¿Ana. Simón?

—Simón ha muerto a manos del FBI. —Dice Bruno de la manera más seca.

Dalton lo mira y es ahí donde asiente con la cabeza y se le derraman lágrimas.
Ruggero pasa su brazo por mi cintura y me abraza como si me estuviera consolando.

—Harry Moore es la cabeza de todo. —Habla Pasquarelli—Lo teníamos pero se ha escapado justo hace unas horas. Hay un equipo de búsqueda por toda la zona, no descansaremos hasta vengar a Simón y traeremos su cuerpo de vuelta. —Mira a los demás—Es una promesa que les hago a todos ustedes. Simón tendrá un funeral digno.

—Ana. —Vuelve a susurrar—¿Ha muerto?

—La mafia Sevilla se está encargando de ella. Hades ha mandado a todos sus hombres y la van a traer. Ya sea viva o muerta. —Dalton asiente con la cabeza y Antonella se le acerca para acariciarle la cabeza y el chico se echa a llorar más—Descansa, vendré a visitarte después. —Ruggero me toma de la mano y me saca de aquella habitación llevándome a la de nosotros.

Se sienta sobre la cama y se pasa las manos por la cara muy frustrado. Así que me siento a su lado y recargo mi cabeza en su hombro.

—Mínimo hubo una buena noticia.

—Si, supongo.

Al igual que él, yo tampoco soy muy buena consolando. Así que sólo paso la palma de mi mano por toda su espalda para que sepa que tiene mi apoyo.

Pero después de unos minutos creo que ambos nos sentimos incómodos así que decido hablar yo primero.

—Hay que dormir.

—Saldré en busca de Harry.

—Tienes a muchos hombres buscándolo. Dale, acuéstate un rato.

—Así no son las cosas Karol. Como el jefe de todos tengo que estar al mando y...

—No puedo dormir sin ti.

—¿Mande?

—Si te vas, implica que dormiré sola y me cuesta hacerlo. —Y no mentía, era verdad—Acuéstate conmigo.

Lo dudó, y creí que se iría pero no fue así ya que se quitó los zapatos, la camisa y quedó en ropa interior para después ponerse su pantalón de pijama.

Apagó la luz y se acostó justo a mi lado, pero antes de que me pudiera abrazar, la puerta se abrió de golpe.

—¡Hijo! ¿Estás despierto?

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now