• CAPÍTULO 56 •

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Una hora, veinte minutos.
12:26 pm.

El grupo se dividió cuando lancé unas cuantas granadas a lo largo de su mansión.
Por lo que he visto, todos se han escondido y lo único que veo a mis alrededores mientras corro es nada más que escombro.
Vengo con Agustín, vamos directo a un apartado de las propiedades de Octavio en busca de él.

Los hermanos Brooks se han escapado, necesito a todos buscándolos, no saldremos de aquí hasta que los hayamos encontrado.

Ordeno, y sigo corriendo a otro lugar para tumbar la puerta.
Lo único que hay son mujeres encadenadas, asustadas y seguramente violadas y drogadas.
Las apunto con mi metralleta y me deshago de todas.
Seguimos así por más lugares, Agustín me cubre la espalda con las balas que me vuelan cerca y agradezco eso.

Sigo abriendo más puertas, sé que aquellos hermanos no están aquí pero no me iré sin antes destruir todo.

Las explosiones se escuchan a lo lejos, pero la adrenalina y el enojo no me deja parar a admirar mi obra de arte que he hecho en la ciudad.
Se escuchan gritos, bombarderos, tiroteos, joder me encantaría sentarme frente a una televisión y admirarlo todo.

—A tu izquierda.

Apunto al sujeto y le disparo.
Salimos por la parte trasera de la mansión, brincamos una barda algo alta y al dejarme caer me lastimo con una rama.
Ignoro la sangre y continúo, ya que ya hemos vuelto a la ciudad.
Quién diría que este lugar es algo pequeño, no nos costará aniquilar a la mayoría.

Ruggero, soy Dalton, nos informa la policía que han dejado de lado este operativo y deciden no intervenir entre los dos bandos de mafias.

—Enterado.

Ya lo veía venir. Fue una de las decisiones más sabias que ha tomado la policía. Admito que me hubiera encantado tener aquí a los Moore y matar dos pájaros de un tiro. Pero Harry es inteligente, sabe que si se meten sólo saldrían perdiendo.

Escucho un disparo que me vuela cerca y tengo que arrojarme al piso y esconderme detrás de un coche que está volcado.
Apunto al francotirador que le trabaja a Octavio y le doy justo en la frente.

De momento, Agustín se me ha perdido de vista pero puedo escuchar un tiroteo no muy lejos de aquí así que continúo porque sé que está a salvo, él sabe defenderse.

Aquí equipo amarillo, reportando doscientos muertos y veinte retenidos para su ejército, señor Pasquarelli.

Enterado, Stewart, expande tu rango hacia el noreste, probablemente se encontrarán con el equipo morado de Collins y Morris pero no importa, necesito que los encuentren.

—Enterado.

—¡Te has metido en la boca del lobo!—escucho que me gritan por detrás en su idioma natal y doy la vuelta, apuntando directo a su cabeza sin titubear, pero este sujeto tampoco la baja—¿Quién te crees que eres? ¡Los Brooks irán a los Estados Unidos y hará exactamente lo que tú estás haciendo con su gente! ¡Se vengarán!

—No si no sobreviven.

—El legado continúa. Aunque no sobrevivan, habrá venganza.

—¿Quién eres?

—Tu peor pesadilla —sonrío malvado.

—Esa es mi frase.

—Baja el arma.

—Okay, está bien —se escucha un crujido en los arbustos y tan sólo se distrae dos segundos y le vuelo la cabeza.

Me pongo alerta al crujido pero no es más que un animal.
Suspiro, y sigo con mi camino no sin antes darle a ese venado.

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now