Capítulo 4 Carolina

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Hola, yo soy Carolina, llevo aquí dentro desde cuando tenía 5 años, cuando entre con mi hermano Lucas porque mis padres se habían ido a hacer un viaje muy chulo, o eso era lo que me decía mi hermano. También me decía que estábamos en ese orfanato tan asqueroso porque los niños que van ahí tienen más regalos por navidad.

 Tiempo después ya me di cuenta de que todo eso era mentira, pero supongo que no me iba a decir la verdad, él solo quería ver a su hermana feliz. Al principio lo consiguió, pero después toda a felicidad e inocencia que tienen los niños se me fue, se me fue como si una ola de dolor arrasara mi cuerpo en un solo segundo.

Yo era feliz, tenía amigos, tenía a mi hermano y a su amigo Sergio. Yo jugaba todos los días con mis amigas a todo lo que pudiésemos, éramos felices. Pero un día paso algo, yo estaba jugando normal y sin querer me choque con alguien, cuando me gire para ver quién era solo vi su puño alzado dirigiéndose hacia mi cara, ese golpe me rompió la nariz, y ese golpe fue el inicio de mi tristeza.

Mi hermano no se tomó nada bien lo que pasó y al día siguiente mi hermano lo mató, de esto me enteré más tarde porque mi hermano me dijo que se había ido a un sitio donde van los niños malos.

Paso el tiempo y mi hermano estaba cada vez más raro, ya no hablaba con Sergio, estaba como asustado y feliz a la vez, según él es que estaba nervioso porque no sabía que le iban a regalar por navidad.

Unos días después desapareció una profesora, la verdad es que esa profesora a mí no me caía nada bien, era mezquina y malévola. Yo al ser tan inocente pensé que también era porque se había ido al lugar donde estaba el otro niño, ahora ya sé que es lo que pasó y es que mi hermano había vuelto a matar. Si en ese momento lo hubiera sabido todo hubiera sido distinto, habría hablado con él, ojalá hubiera podido hacer algo en ese momento.

 Lo que terminó por arruinar mi vida fue verle yéndose con la policía por haber matado a esos dos monstruos, me acuerdo de verle con mi conejo entre las manos llorando como no había llorado nunca. Ese día me di cuenta de lo sola que estaba, mis padres no estaban, mi hermano no estaba, solo tenía a mi conejo y a Sergio, que era el único que se preocupaba por mí y me intentaba hacer reír. Pero yo no podía ni sonreír, la culpa me comía por dentro, si no hubiese empujado a ese niño tan asqueroso ahora él estaría aquí conmigo, todo era culpa mía, yo era la que le había llevado a la cárcel.

Esta culpa me llevo a estar sola bastante tiempo de mi vida, gracias a esta culpa dejé de socializar, tenía miedo de causarle más problemas a la gente. Esta soledad me llevó a sufrir ansiedad social, a no querer estar con gente, solo quería estar sola.

La gente me llamaba la "misteriosa", ya que nadie sabía nada sobre mí, solo lo de mi hermano y porque lo sabía todo el instituto, pero aparte de eso, nada. No hablaba con nadie, ni siquiera les miraba, me pasaba las horas pensando. Reflexionaba en cómo sería mi vida si no me hubiera chocado con ese niño, si no lo hubiera hecho mi hermano aún estaría aquí, yo soy la que les mató indirectamente, y la que llevó a mi hermano a prisión. Si no él estaría aquí, conmigo, jugando a todas las cosas a las que jugábamos, pero él ya no está, y prefería no jugar, a jugar sola, y Sergio no estaba bien como para jugar, cada día estaba más raro.

También pensaba en como estaría mi hermano, si estaría bien, si me echa de menos, si se arrepiente de lo que hizo. Mi hermano de alguna manera, solo era otra víctima más que había dejado a mis espaldas.

 Pasaron los años, años de soledad y tristeza por mi parte, yo en esos años, no me entere de nada, no veía a nadie, ni les escuchaba, y así estuve hasta que empezó una época que prefiero no recordar, fue cuando empecé a tener ataques de ansiedad por lo que supuestamente hice, lo pasaba peor que antes, no dormía por las noches por cómo me sentía por dentro, estuve así bastante tiempo, hasta que decidí ponerle fin.

Cogí un bote de pastillas que tenía una compañera y me las tome, me tome bastantes, no sé si veinte o treinta, pero las suficientes como para acabar con esta vida de soledad y tortura. Me las tomé, y me tumbé en la cama y sentí como mis ojos se cerraron y no se volvieron a abrir.

Yo ya había arruinado algunas vidas, pero que mala suerte tengo que no voy a poder con la mía, ya que me pudieron salvar a tiempo e impidieron mi muerte, pero lo peor es que estaba peor que antes, antes por lo menos podía moverme, ahora se ve que no. Cuando me tomé las pastillas empecé a convulsionar, lo que hizo que me cayera de la cama dándome un golpe demasiado fuerte en la cabeza, las ambulancias llegaron a tiempo para salvar mi vida, pero no como para salvar algunas partes de mi cerebro, lo que hizo que cayera en coma.

Estuve bastante tiempo en coma, no me acuerdo cuanto, lo que sí que sabía es que esta era la primera vez tras mucho tiempo que quería hablar. Estar en coma es como estar en una cárcel encerrada, sin poder moverte, ni hablar, pero si poder escuchar. Yo luchaba por salir de ahí, pero fue en vano. Tras varios años en coma se me empezaron a olvidar las cosas, como por ejemplo la cara de mi hermano, como era el orfanato y muchas otras cosas; prácticamente se me olvidó mi vida, así que tuve que inventarme una, en mi vida inventada yo tenía amigas con las que jugaba y era feliz.

Tiempo después pensé que ya iba a ser posible salir de la situación donde estaba, intentaba luchar, pero no servía para nada, así que decidí que lo mejor era dejar de luchar para sobrevivir, e intentar luchar para morir. Pero en el estado en el que estaba era imposible luchar por cualquier cosa, así solo podía esperar a morirme dentro de la cárcel en la que estaba.

Yo pensaba que esa cárcel es en la que tengo que estar por todo lo que hice. Yo me culpaba de dos muertes y del encarcelamiento de mi hermano. Y ahora mismo únicamente me queda esperar a morir y poder juntarme con él.

La Soga De La InfanciaWhere stories live. Discover now