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El edificio entero fue destruido a merced de su puño.
-¡Huyan todos!
-¡Heiwajima se descontroló de nuevo!
-¡Llamen a la unidad de contingencia!
Se escuchó entre los guardias del banco. Sirenas, luciérnagas ¿O eran anguilas? Daba lo mismo, las luces azules y rojas no tardaron en ir tras él. Con su ensordecedor alarido las personas que estaban encadenadas al corroído suelo elevaron la mirada, maravillados por la persecución de las máquinas y un sujeto rubio al frente esquivando como un poseído y realizando piruetas en el cielo nocturno era un espectáculo que interrumpía los asesinatos asaltos y el bullicio de la inmundicia del suelo.
Todos sabían que lo lograría de nuevo.
Shizuo sonrió debajo de su casco al verse rodeado por un muro creado por decenas de las estúpidas hojalatas que se hacían llamar guardianes. ¿Guardianes de qué? ¿De la mierda de planeta en que se encontraba? Menuda broma sin gracia. Bueno, no es como si él tuviera mucho sentido del humor después de todo, sólo sonreía porque podría destruir a placer esa noche eterna.
-¡Prófugo Número 529420 Heiwajima Shizuo detente ahora mismo!
Asegurando las maletas con su botín y separándose de su pequeña nave se abalanzó sobre el muro de hierro oxidado.
No, nadie era rival para él. Y lo sabía, por ello se aburrió tan pronto los robots se terminaron. Con un silbido, su infalible interjet lo recogió justo después de deshacerse del último robot hecho trizas por sus manos.
Comenzaba la parte que era casi su favorita, la trayectoria de regreso a su hogar. Pero para ello necesitaba el favor de su amigo el lunático.
-Hola Shinra, voy a utilizar su teletransportador, con permiso.
Dijo cruzando la sala de estar del médico clandestino.
-Oh, claro la clave en esta ocasión es 8352... ¡Espera!¡Espera! ¡Espera! ¡No puedes, Shizuo! La federación casi da conmigo la última vez que lo utilizaste.
-Eso se arregla redireccionando el trayecto de la fuga de materia oscura a la galaxia que arroje el algoritmo- lanzando un diminuto cubo de color bronce acomodó su vehículo y luego ingresó él- Te lo manda él, para que dejes de fastidiarme cada vez que te pido este favor.
-Ustedes definitivamente no cambian ¡Y esto no es un favor!
-Como digas -manipulando cuidadosamente la maleta más grande abrió uno de los bolsillos sacando de este, una orquidea encapsulada en cristal- Esta ya está extinta, haz que dure y dale mis saludos a Celty.
Tecleando el código que ya se sabía de memoria inhaló profundamente su cigarrillo.
