Día 1

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Si bien la normalidad de Ikebukuro era cuestionada cada amanecer ese día en específico los transeúntes y curiosos estaban teniendo una vista demasiado atípica.

-¡No te acerques! ¡No vengas idiota!

Flores, latas, el maletín de un sujeto y el bolso de una dama fueron arrojados hacia el el informante de Shinjuku siendo esquivados con gracia en el acto

-¡Es inútil huir de mí Shizu-chan! ¡Lo nuestro es un hecho inevitable! ¡Sólo quédate quieto acepta todo de mí! ¡Después de todo tú eres mi único y verdadero..!

Una máquina expendedora fue utilizada por el pelinegro para dar un salto con la precisión y belleza de un atleta olímpico.

-¡IMPOSIBLE!

Sí, Heiwajima Shizuo era perseguido por un muy enamorado Orihara Izaya.

Pero toda esta escena tiene una explicación que se remonta al desayuno "sorpresa" que las hermanas del informante le prepararon en su departamento, un café demasiado dulce para su agrado, una despedida escueta y una risa malévola que resumieron su mañana y rellenaron sus pensamientos de sospechas.

Ese día algo era distinto.

Los autos continuaban su curso.

Las masas se movían, llamando, gritando, riendo y contaminando el mundo con su rutina.

Sin entumecimiento, hormigueo o alta temperatura que denotara algún tipo de intoxicación o envenenamiento el informante decidió iniciar con los tratos agendados y previamente organizados.

Aún así, ese día algo era distinto.

Orihara Izaya abordó un taxi y caminó sin su típica sonrisa socarrona, con el ceño fruncido y una carpeta en manos. Su simple aura era intimidante desentonando totalmente con el traje oscuro, la corbata roja, el cabello ébano pulcramente y el bálsamo labial puesto con esmero frente a su espejo.

-Una vez que entregue esto nuestro acuerdo estará pactado, ahora si me disculpa, debo retirarme.

-¡Espere! -el hombre cuyo rostro no se molestó en mirar durante toda la negociación tomó su mano- Podemos ir a otro lugar, que usted conozca mi restaurante así y nosotros podríamos....

-No, gracias.

Dijo, observando su teléfono y sonriendo tenue.

-Tengo una cita con mi destino y no pretendo perder mi tiempo con un idiota como usted.

Tomó la cajita blanca adornada con un listón verde y se marchó.

Pasó por la florería eligiendo meticulosamente cada flor en el ramo basándose en el lenguaje que aquellas nacidas de la tierra estaban destinadas a susurrar discretamente con el recibimiento ajeno.

Shizaya Week 2021Where stories live. Discover now