No puedes llenar a alguien de demonios y no esperar que se convierta en uno.
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Astra es la heredera de Allaranta, o lo sería si quedara algo de su familia o sus tierras. Luego de la masacre que destruyó su hogar, ella fue tomada como prisionera y...
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❝Debes aprender a manejar tu libertad, lo suficiente como para no caer preso de ella❞.
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ASTRA
La primera noche que llegamos a Seleari, los reyes y su comitiva fueron recibidos con una gran banquete y una fiesta donde serían agasajados por la aristocracia de la ciudad.
Para mi suerte, nadie pareció especialmente afectado por mi ausencia en la gala, y decidí pasar mi tiempo en la antigua biblioteca del palacio provincial, lugar donde los reyes estaban recibiendo su gran festejo y donde, también, serían alojados durante su estadía.
Se trataba de un establecimiento lo suficientemente grande como para que los murmullos de la fiesta me llegaran tan distantes como rumores, siendo opacados por el arrullo del viento bravío.
La noche relampagueaba detrás de las ventanas, mostrando apenas un resquicio de los puntos áridos, montañas negras que se alzaban entre destellos de azul y lila.
Kaeser parecía el lugar de terror del que te advirtiera alguna leyenda.
Volví mi vista a los libros frente a mí, sus páginas como papel de lija por su antigüedad, tan amarillentas como las llamas que rehuían la oscuridad de la habitación.
Pasé horas inmersa en mi lectura.
Kaeser no siempre se había llamado así, años atrás fue fundada con el nombre de Aessi.
Y para entender esa historia, debía remitir a los inicios del extinto Imperio de Escar ─aunque esa parte bien pertenece a otra historia.
Los primeros pobladores de esas tierras vivieron mucho tiempo en relativa armonía, cientos de pueblos, reinos y naciones de las que ya había desaparecido incluso el nombre.
Pero la historia que buscaba empezaba con la instalación de un pueblo que antes fue nómada y guerrero, todo fue paz hasta que los escarios se reunieron para someter a las antiguas naciones, impusieron un sistema de cinco castas, divididos no por estratos estrictamente sociales, sino por regiones, instalaron la base de su imperio en las costas del Mar Zarco.
