27. Alma gemela

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Matt y yo avanzamos por la ciudad y ni siquiera le he preguntado a dónde nos lleva. No siento necesidad de hacerlo en realidad. Me siento extrañamente segura con él a mi lado.

Después de la aclaración que tuvimos hace un rato, seguimos hablando como si nada. De lo lindo que está el día y de lo hambrientos que estamos los dos. Después de todo, aún es hora de almuerzo y ninguno lo ha hecho.

-¿Supongo que así se siente enamorarse o no? -dice de repente y veo como su mandíbula se tensa.

Lo quedo mirando totalmente en blanco sin decir ni una sola palabra. ¿A qué vino esa pregunta?

-¿Mmm? -musito y arqueo una ceja hacia él. Matt sonríe por mi cara.

-Enamorarse -dice como si fuera obvio. -Se supone que cuando lo estás, todo es felicidad y color de rosas. Te sudan las manos, sientes las jodidas mariposas y necesitas pasar todo tu tiempo pensando en ese alguien especial.

Me mira unos segundos y luego vuelve su vista al camino. Sigo notando un brillo especial en ellos, se ven tan bellos y azules... reales ventanas a su alma.

-¿Eso sientes por mí? -pregunta algo inseguro.

-Sentía -miento y esquivo sus ojos.

Aún lo siento, solo que él no debe saberlo.

-Bueno, yo ahora me siento así -se confiesa incrédulo de sus propias palabras. -En realidad, me he sentido así desde que entraste al despacho de Alena -me da otra rápida mirada y siento como todas mis traicioneras emociones vuelven poco a poco a mí. -¿Te asustaba sentir eso por mí, cuando aún lo hacías?

-Bastante -digo bromeando.

-Bueno, yo también estoy asustado... ¿Qué crees que dirán los demás cuando sepan que estoy vuelto loco por una mujer mucho menor que yo? -finge dramatismo y me hace reír.

-No creo que se burlen más que cuando se enteraron que salías con una mujer de 50 años, y que para peor te engañó casi todo el tiempo -digo fría. 

Punto para mí.

-Touché, señorita Presley -suelta una carcajada sin ofenderse por mis bromas crueles.

Ambos nos quedamos en silencio otra vez pero Matt pronto enciende la radio. En los parlantes suena una suave y armoniosa canción, un solo de piano.

-¿Cómo se llama? -al fin puedo hablar.

-Haru. Es una buena canción para relajarse y el ambiente aquí está bien tenso -sonríe.

-Es muy bella -digo mirando por la ventanilla.

-Como tú -sonríe.

-Deja de coquetearme -ruedo los ojos y él ríe.

Idiota. Lo quiero y odio a la vez. 

-Que prefieres, ¿Comida italiana o comida china? 

-En estos momentos, cualquiera de las dos -río sintiendo precisamente mi estómago rugir. ¿A dónde me llevas? -aprovecho de preguntar.

-A mi casa -dice sin despegar la vista del camino.

-¿A qué? -pregunto curiosa.

-Para celebrar que Barbara no me quiere y que yo no la quiero a ella -vuelve a sonreír. -Cocinaré para ti -dice animado.

-¿Sabes cocinar? -me río. Otra cosa inesperada sobre el señor Matt.

-Alguna vez quise estudiar para ser Chef, pero mi poco tiempo y las altas expectativas de mis papás en el mundo de los negocios bloquearon mis otros sueños. Ahora es solo un hobbie para mí. Me desestresa bastante estar en la cocina.

Interesante. Se ha ganado por lo menos 20 puntos con eso.

-¿Qué otro hobbies tienes?

-¿Esto es un interrogatorio? -alza una ceja sonriendo.

-Quiero saber más de ti, ya que casi no sé nada -sonrío tierna.

-Bueno, -suspira. -Me gusta cocinar, pintar, también tengo algunos hobbies más costosos como por ejemplo pilotear helicópteros, navegar en yates y manejar autos caros.

-¿Estás hablando en serio? -abro mis ojos impresionada.

-No Bridget, no soy Christian Grey, no tengo tanto dinero como él -ríe como idiota. 

Ok, caí en su broma. Río junto a él.

-Los primeros hobbies son reales. Amo el arte tanto como tú, me encanta la música así que también sé cantar y tocar la guitarra. Amo capturar imágenes, los colores, los sabores... todo eso es lo que me apasiona. Estudie ingeniería comercial porque mis padres me obligaron a hacerlo, pero si me hubiese dependido, me habría quedado solo con publicidad. No me importaría tener una vida sin lujos bobos como los que tengo ahora -sonríe y mi corazón late rápido. 

Nunca creí en eso de que existiera tu media naranja, pero este hombre es casi mi alma gemela. 

Amigos Bridget. Amigos como tú dijiste.

-Eres impresionante -digo ignorando mis pensamientos. 

-¿Tú crees? -sonríe y se ve realmente feliz.

-Lo creo -asiento y me quedo mirando su lindo perfil unos momentos. 

El sol dándole en su rostro por momentos y el aire que entra por la ventanilla semi abierta hace que parezca todo un modelo otra vez. Matt es jodidamente bello, por dentro y por fuera.

Si, a pesar de que se comporte como idiota a veces. Eso no opaca todo lo bueno en él. Me gusta todo lo que estoy conociendo y aprendiendo de su vida fuera de la empresa.

No me alcanzo a dar cuenta cuando ya hemos llegado a su casa. Veo mi celular y son casi las cuatro de la tarde. Matt se baja rápidamente del auto, lo rodea y abre la puerta para mí. Toma mi mano para ayudarme a salir y otra vez siento esa jodida electricidad en nuestro contacto.

-Te encantará mi pasta con carne y el vino rosado -sonríe y cierra la puerta del auto.

-Soy vegetariana -sonrío devuelta y él me ve unos segundos en silencio. Pensando en un nuevo menú seguramente.

-Bueno... entonces será pasta con champiñones salteados y vino rosado. 

-Ok, eso está mejor -asiento feliz y empezamos a caminar hacia su casa. -Estoy ansiosa por probarlos -sonrío mientras nos miramos.

-Yo también estoy ansioso por probarlos -mira descaradamente mis labios, pero se aleja y camina adelante malicioso.

Veo como abre la puerta de entrada y luego me invita a pasar.

A penas entramos a la sala de estar, notamos que hay una mujer sentada en el sofá dándonos la espalda mientras toma una copa de vino.

Oh mierda.

Barbara está aquí.

Prohibido enamorarse [Matt Bomer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora