13: El diablo aguarda

2 0 0
                                    

El ángel respondió con claridad todas y cada una de sus preguntas sin oponerse, casi como si le debiera algo, sin embargo, la historia sobre los orígenes de Ryota dejó un sentimiento de inquietud en su corazón, y Louis no podía sacárselo con facilidad. ¿Acaso se había equivocado al confiar en Namael? Su destino -si no lograba cambiarlo antes- apuntaba a ser igual al de Ryota; quizás sería mejor abandonar todas las esperanzas de una buena vez. Pero no podía. No, eso no era algo que él haría. Louis Lee no se rendía hasta de verdad haber agotado todas sus opciones, incluso después de aquel mes, todavía podría tener una oportunidad. Debía existir todavía una forma de labrar su salida.

Tan solo necesitaba algunas respuestas para poder ver sus nuevas opciones. Solo eso, y el único con quien podría hablar cara a cara para obtenerlas, era Dae Young. Ir a buscarlo en el Desire resultaba una jugada peligrosa, Louis podría apostar cualquier cosa y asegurar que, independientemente de la situación, el diablo siempre se saldría con la suya. Por ello, tomó la decisión de hacerle una llamada por teléfono y pedirle verse en otro sitio. Solo hablar, por ahora no deseaba más y, a juzgar por la facilidad con que aceptó otro punto de encuentro, Dae Young disfrutaba de esos momentos. Aquello le causaba escalofríos a Louis. Cualquier cosa podría suceder.

Esta vez la cita fue en un restaurante que hacía a Louis sentirse mucho más cómodo, más tranquilo; lo conocía desde pequeño y tenía buenas memorias ahí, suficientes como para creer que aquella noche no lo arruinaría. Dae Young apareció con la puntualidad de siempre, esta vez vistiendo de manera casual solo con una playera negra de manga corta fajada en un pantalón de mezclilla también negro. Incluso en aquella simpleza, las miradas iban por completo a él.

"Sabes, siempre que me invitan a algún lado, suele ser porque las personas quieren pedirme algo, Sung In-ah. ¿Me equivoco contigo? Dime que este no es otro intento de negociación, no me interesa pasar así la tarde", comentó Dae Young tras un rato sentados frente a frente. La comida estaba ya sobre la mesa, ambos platillos eran una bomba completa de olores y colores que atacaban a la vista.

"Solo quiero hablar."

El diablo humedeció sus labios, una señal de su interés.

"Suenas bastante serio. Ah, ¿acaso es una nueva propuesta?"

Estaba jugando, Louis sabía que el diablo tan solo jugaba con él. Era cruel, podía saber sus pensamientos con solo cruzar miradas, pero siempre era como un gato jugueteando con un ratón, no por hambre, sino por tedio, y eso era siempre más peligroso, especialmente si el gato era un tigre. Le gustaba llevar a las personas a su propio límite, a veces era sencillo empujarlos a la humillación.

"No, ya lo intenté una vez y fuiste muy claro con eso."

"Ah, casi me haces sentir como si ya no quisieras nada conmigo, Sung In-ah. ¿Acaso no tenemos algo especial?"

Quizás fue Dae Young quien puso en su mente los momentos de cercanía, el beso del trato y otras pocas veces en las cuales no pudo mantenerse firme ante él, y cayó en sus manos sin más, rendido a sus malditos encantos. No podía decir que no lo disfrutó en su momento, sin embargo, se arrepentía de todas y cada una de esas veces en las cuales le dejó el control a sus deseos e impulsos.

Carraspeó y tomó los cubiertos para cortar un en trozos su carne.

"Los demás han dicho que no sueles dar un plazo tan largo como el mío, y que seguro me usarás como otro de tus demonios de almacén, me convertirás en un cobrador también. ¿Es eso cierto? ¿Por qué te intereso tanto?"

Dae Young rio entre dientes, un sonido ronco y suave al tiempo que acercaba la copa con vino tinto a sus labios para dar un trago sin despegar la vista de Louis, todo de manera relajada.

"Aquí entre nos, Dios no es el único con un plan maestro. Te he escogido, Sung In, de la misma manera en que escogí a los demás porque cada uno tiene algo especial. ¿Acaso has visto lo que pasa cuando cualquiera de ellos está en público?" Suspiró. "Por supuesto lo sabes, tú también volteas miradas con ese rostro de proporciones áureas."

Dejó la copa sobre la mesa e hizo un marco con los dedos índice y pulgar de ambas manos, tomando una fotografía momentánea del muchacho sentado en frente. Como siempre, Louis llevaba un traje como si hubiese sido hecho a su medida con impecable precisión.

"Me gustan las cosas bonitas, tú eres una de ellas."

Louis frunció el ceño, contrariado porque, por alguna razón, ese tipo de comentarios no le resultaban tan molestos cuando salían de aquellos labios sonrientes. Claro, no tenía nada de natural.

"¿Una colección? ¿Eso es lo que somos para ti? ¿Esa es tu gran razón, tu gran plan?"

"No solo eso... Ah, Sung In-ah, eres empresario, ¿acaso no lo ves?"

Se recargó hacia atrás contra el respaldo, su labio inferior hizo un puchero por un momento antes de volver a poner atención en su acompañante.

"Mira a tu alrededor, toda una nación se volvió una potencia, en gran parte, gracias a sus estrellas de la música y el entretenimiento. Pon a alguien con rasgos asiáticos en internet y le caerán miles de seguidores dispuestos a escuchar lo que diga así sean las cuatro de la mañana. ¡Es perfecto!"

"Los asiáticos no somos un animal exótico."

"No, no lo son."

Despegó la espalda y se inclinó lentamente hacia adelante, congelando a Jin en ese momento.

"Pero están de moda, y es más fácil recolectar almas de ese modo. Los humanos son muy sencillos de complacer en la mayoría de los casos. ¡Y más ahora! Siguen tendencias, modas, no pueden quedar fuera. Hashtag aquí y millones de personas copian un video. El libre albedrío se convirtió en una ilusión bastante lucrativa."

Louis mantuvo el silencio un momento. ¿Moda? Tenía sentido. Veía cómo los estándares cambiaban, unos años atrás todo en los medios eran delgadas mujeres rubias de ojos azules, hombres musculosos con perfectas barbas. ¿Eso era todo? Si el mercado explotara otro tipo de personas, ¿Dae Young se hubiese fijado en él? ¿Tendría siquiera aquella apariencia? No. Seguramente no le importaba en absoluto cambiar el color de piel o la forma de su cuerpo según le fuese más conveniente. Almas. Solo lo deseaba en sus filas para recolectar más almas.

No notó que había dejado de comer en cuanto la voz de Dae Young le envolvió con tanta suavidad como la caricia de un guante de terciopelo.

"Te diré una cosa más, Sung In-ah. Si de verdad quieres saber por qué te elegí a ti de entre todos los demás, si deseas conocer mi plan... disfruta tus días de libertad y acepta estar a mi lado. Lo disfrutarás después como nunca, te lo prometo. De todos modos, soy tu única opción, Namael no te dará nada de lo que yo te ofrezco una vez acabe el plazo de tu contrato."

El diablo está en los detallesWhere stories live. Discover now