Capítulo 11 - Malestar

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Dos mujeres, Tía y sobrina, ahora se encontraban frente a una escalera de piedra, esta solo podía llevarlas a un lugar, la guarida de Madre Miranda. Lo único que alumbraba el camino eran las antorchas colocadas en las columnas que daban paso a la escalera. Donna y Daniela eran conscientes que el camino hacia Rose no sería fácil, el constante movimiento de las raíces fúngicas solo las hacia ponerse más alerta, y como si su solo esos pensamientos hubieran sido suficiente, unas raíces que más bien parecían largas ramas, bloquearon el camino.

- ¿Qué es eso? – Daniela veía como las raíces que le bloqueaban el acceso a la escalera, cada vez se hinchaban más y más.

- Nada bueno. – Donna estaba esperando algo similar, por eso no le sorprendió cuando de las raíces vomitaron a dos criaturas muy familiares. – Moroicas.

De constitución delgada y solo vistiendo unos harapos, las criaturas intentaron abalanzarse sobre Daniela, pero estas cayeron rápidamente cuando ambas balas reventaron sus cabezas, Daniela solo volvió a cargar el arma y mantuvo una posición, apuntando a las raíces por si dejaban otras criaturas en el camino.

- Bien hecho Daniela, vamos. – Donna al ver que las raíces no hacían más movimientos similares decidió avanzar.

- ¿Madre Miranda ya sabrá que estamos aquí? – Daniela empezó a subir las escaleras detrás de Donna.

- No lo creo. Talvez. La raíz solo genera esas criaturas. Como reflejo. Talvez. – Donna no estaba a acostumbrada a mantener una conversación demasiado tiempo con nadie. Pero sabía que en estas situaciones la comunicación era importante si querían tener éxito en su misión; Donna estaba aliviada de que la emparejaran con una de sus "sobrinas", aunque no era la mejor conversadora, ella sabía que era más fácil hablar con ella que con Alcina, Heisenberg.... o Ethan.

Ambas mujeres seguían subiendo las escaleras, las cuales tenían en las paredes varias raíces que brotaban de las grietas y no daban una sensación muy cómoda. Una vez que los escalones se acabaron pudieron ver la entrada, pero había un problema, estaba bloqueada por mas raíces.

- ¡Demonios! Odio las raíces.... – Daniela se quejó. – Supongo que tendré que abrirme camino a puños.

- No lo hagas. Tu traje se rasgará y el aire frio se filtrará. No tuve tiempo de hacerlo por partes. – Donna levantó su mano para detener a la chica, no quería que Daniela saliera herida. Aunque no sentía que fueran muy cercanas, no podía evitar verla como una niña. Eran su debilidad.

- ¿Entonces qué hacemos?

- Para eso traje estos. – Donna descargó la gran mochila que venía cargando y la dejó en el suelo. – Es hora de salir chicos.

Dentro de la mochila se encontraban varias de sus muñecas, aquellas de aspecto deteriorado y siniestro. Con un simple movimiento de manos, todas las muñecas salieron de la mochila y empezaron a flotar frente a Donna. Todas estaban armadas, ya sea con hoces o cuchillos, definitivamente no era algo con lo que un niño pudiera jugar.

- Ya veo para eso era la mochila. Pero ¿Qué vas a hacer?

- Mira. – Moviendo sus manos en dirección la entrada cubierta por raíces, Las marionetas volaron velozmente.

Todas empezaron a machacar las raíces, cortando, picando, rasgando todo lo que tenían en frente. Uno hubiera supuesto que picar les tardaría demasiado tiempo, es lo que pensó Daniela cuando Donna sacó sus muñecas, pero la velocidad a la que estas se movían no era natural. Se movían tan rápido como las cuchillas de una licuadora.

- Vaya, no sabía que podían hacerlo tan rápido. – Comentó Daniela.

- Si. – Donna no dijo más.

No Dan Tanto MiedoWhere stories live. Discover now