Capítulo 9.5 - A La Orden

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Un pueblo que en el pasado había sido un lugar tranquilo, donde los pobladores habían adoptado un estilo de vida bastante rustico para los tiempos modernos, pero tranquilo a fin de cuentas, ahora había desaparecido por completo. Las casas estaban destrozadas, en su mayoría por dentro, donde los lycans y otras criaturas se habían encargado de sacarlas y masacrarlas, como animales en un matadero. Todo el pueblo tenía un olor a sangre, y debido al clima frio junto a la poca vegetación, lo hacían parecer zona muerta. Lo único que opacaba el silencio sepulcral, eran las constantes vibraciones en la tierra, de un momento a otro, todo el suelo empezó a temblar, pero era diferente de un terremoto, cualquiera que estuviera ahí podría verlo, algo quería salir de la tierra. Los movimientos cada vez se hacían más fuertes, las ventanas de las casas, así como los muebles y cualquier cosa que no estuviera en el suelo o sujeta a la pared empezó a caer y romperse.

Algunas pequeñas casas en la zona sur se vinieron abajo, los animales, desperdigados en todo el pueblo, empezaron a correr desesperados, así como los cuervos que en un segundo empezaron a volar lo más lejos que podían del epicentro.

Finalmente, como si de un geiser se tratara, una enorme raíz emergió de la tierra, destrozando cualquier cosa que tuviera a su lado, y, como si hubiera sido una señal, en todo el pueblo empezaron a brotar estas enormes raíces negras como el petróleo.

No suficiente con eso, las raíces empezaron a crecer y elevarse por los cielos, las que no podían mantener su forma, simplemente cayeron a un lado y empezaron crecer, destrozando varias casas y pequeños establos.

Era un caos, lo único que hubiera acompañado perfecto a tanta destrucción, hubieran sido los gritos desesperados de la gente perdiendo la vida, pero, debido a la purga de todos los residentes locales, no quedaba nadie para ver este horrendo espectáculo en primero fila, nadie, excepto Madre Miranda.

Desde su fuerte Miranda se deleitaba con la destrucción de todo, todo esto no era más que el resultado de su futuro encuentro con Eva. El fuerte, que Miranda había utilizado como base y donde sería el lugar de la ceremonia, ahora parecía un lugar sacado del mismísimo infierno. La textura rocosa de las paredes y suelo, ahora habían sido recubiertas por una capa solida oscura, parecida a las raíces de un fuerte roble. El gran espacio que antes había en la enorme sala, había sido ocupado en su mayoría por fuertes troncos negros que no daban paso libre a nadie, estaba solo en control de Miranda permitir zonas de acceso, cuando esta lo quisiera, los troncos simplemente cambiarían de forma y harían una entrada a donde sea.

Luego de apreciar como todos sus esfuerzos poco a poco consumían el pueblo, Miranda se giró y fijó su mirada al centro del salón, más específicamente a un poso, en el, solo se podía apreciar una sustancia negra totalmente quieta, esto a pesar de que aún se sentían leves movimientos por el brote de las raíces.

- Mi preciosa Eva, ya falta muy poco. – Miranda puso su mano sobre su boca, a pesar de que no había nadie que la juzgara, no podía dejar al descubierto esa enorme sonrisa en su rostro, sonreír de manera tan infantil en presencia de su hija, la avergonzaba un poco. O eso creía ella.

"Ethan Winters..."


-Castillo Dimitrescu-


En el vestíbulo, que había sido el lugar en el que Ethan mas había estado, se encontraban Alcina, Ethan, Donna y todas las hijas de Alcina. Ninguno estaba quieto, todos estaban preparándose para la gran batalla, incluso Donna, que normalmente se quedaba quieta en lugar, estaba ayudando a las hijas de Alcina con su atuendo.

Heisenberg había traído las minas recolectadas, con ayuda de algunas cuantas marionetas operadas por Donna, habían logrado apilarlas cerca de la entrada.

No Dan Tanto MiedoWhere stories live. Discover now