Capítulo 9 - Gracias

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Ninguno de los dos habló, solo se escuchaba las pisadas en la nieve de los dos adultos en su camino al castillo. Ethan no podía evitar estar un poco feliz, su hija había sido secuestrada y eso lo tenía bastante preocupado, pero saber que todo estaba marchando como él quería le daba una sensación de alivio. Finalmente se sentía cómodo rodeado de estas personas, ya no pensaba en ellos solamente como monstruos, a excepción de Donna, que aún le causaba algo de incomodidad por su constante silencio, Ethan sentía que podía confiar en Heisenberg y Alcina para que el plan tuviera éxito. "Sobre todo en Alcina".

Ya estaban a punto de llegar a las puertas del castillo, Alcina estaba delante de Ethan, talvez era la que más ganas tenia de volver al castillo, por alguna razón su ritmo era ligeramente más rápido que el de Ethan.

Una vez que ambos llegaron a su destino, Alcina abrió la puerta y entró junto con Ethan. Luego de que la puerta se cerrara e hiciera su ruido característico, en menos de tres segundos todo el vestíbulo se había inundado de insectos, el zumbido que estos hacían y como retumbaba en los oídos de Ethan, era algo a lo que no se acostumbraría muy pronto, por eso no fue raro ver que no estaba junto a Alcina, sino un poco más atrás, esperando a que las hermanas adoptaran una forma más presentable.

- ¡Madre!

- ¡Volviste!

- ¿Cómo te fue?

Se podía notar claramente la emoción y curiosidad en su voz. Las tres hermanas se acercaron a su madre y esta les acarició la cabeza, demostrando lo feliz que la hacía ver sus hijas recibirla cada vez que salía.

- He vuelto niñas. No les causaron problemas a las sirvientas ¿verdad?

- Al menos yo no madre. Daniela y Cassandra se la pasaron asustando al personal en tu ausencia.

- ¡Oye!

- ¡Traidora!

Alcina no estaba molesta, pero aun así no podía ser tan indulgente con ellas siempre. Alcina optó por usar un tono más estricto, pero no atemorizante, quería regañarlas no traumatizarlas.

- Con que asustando al personal del castillo ¿Eh? – Alcina agarró las mejillas de sus dos hijas, Cassandra y Daniela, y empezó a estirarlas hacia arriba, siempre teniendo cuidado de no pasarse mucho. – Niñas malas ¿Y así quieren que les deje formar parte del plan?

- ¡Perdónanos! (x2)

- Dejen a asustar a las sirvientas entonces. La próxima vez enserio me enojare. – Alcina finalmente dejó las mejillas de sus hijas, quienes empezaron a sobárselas por el dolor de haber sido estiradas un buen rato.

- ¿Cómo resultó todo Madre? ¿Lograron conseguir lo que buscaban? – Bela juntó las manos y miro a su madre en su típica expresión calmada, pero no por eso menos curiosa.

- Sí, nosotras también queremos saber.

- ¿Encontraron a ese tal Duque?

Alcina cambio su semblante a uno más preocupado, no sabía cómo se tomarían sus hijas la noticia, no quería obligarlas a entregar el regalo por el que habían trabajado tanto, pero tampoco quería que este plan tuviera tantas complicaciones.

- Bueno, Logramos encontrarnos con el Duque. Resultó que si tenía lo que estábamos buscando. – Alcina trataba de decirles el inconveniente a sus hijas de forma que lo entendieran. Pero hubo un pequeño problema.

- ¿PROBLEMA? (X3) – Las tres chicas alzaron la voz demostrando su sorpresa, no entendían como alguien que no fuera Madre Miranda o uno de sus hermanos podría darle problemas a su madre.

No Dan Tanto MiedoWhere stories live. Discover now