El pelirrubio estaba confundido. Qué va. ¿Acaso era una insinuación de que probablemente los hombres malos tenían algo que ver con su ex novio?

Por favor, ¡qué patético!

O bueno, ahora que lo pensaba, no era tan patético.

Quizá los hombres malos le dieron ese susto porque pensaban que Lee y él tenían una relación más allá de amistad, y el ex de Lee quería vengarse.

¿Y si realmente era así y todo encajaba como piezas de rompecabezas?

─Entonces─ quiso preguntar pero sus puños se cerraron, nervioso, era mejor no consultar acerca de algo que probablemente no iba a querer saber la respuesta por más que le intrigue ─ Olvídalo. ¿Dónde dormiré?

─Puedes dormir en mi cama, yo dormiré en el sofá.

─Oh, no, no, por favor, no es molestia. Tu cama es tuya, y yo soy el invitado, dormiré en el sofá.

─¿Por qué preguntas entonces?─ Lee se rió con ternura y vio cómo el rubio fruncía su ceño─ Te ves adorable así.

─¿Cómo?

─Nada, quise decir.─ MinHo enrojeció.

Mierda, estaba quedando como un niño que actuaba como tonto por el chico que le gusta.

La diferencia era que JiSung no le gustaba, claro, de eso estaba seguro.

¿No era así?

─Ya he terminado de comer─ anunció Han, tomando el recipiente donde momentos antes yacía una deliciosa sopa caliente─. Voy a lavar el plato, con permiso.

─Está bien. Yo también he terminado.

Los dos se levantaron de sus asientos tomando todos los platos y vasos que habían utilizado, también limpiando un poco la mesa con pequeñas servilletas húmedas y artefactos de limpieza.

Era un silencio cómodo, los dos haciendo la misma tarea.

Pero cuando JiSung se inclinó sobre la mesa para tomar el rollo de servilletas con el único objetivo de devolverlo a la cocina, MinHo vino atropellándose con las sillas justo detrás de él.

Un momento incómodo se presentó entre ellos, la primera cercanía que tenían, la primera vez que se veían tan pero tan de cerca, el rubio estando de espaldas contra la mesa y el psicólogo Lee estando pegado a su anatomía y soportando con todas sus fuerzas no caer encima suyo, con algunos platos que recién había terminado de lavar en sus manos.

El menor había girado su cabeza, permitiéndose mirar al más grande con una vergüenza inmensa consumiéndole por completo.

Lee bajó la mirada. Y mierda, no tuvo que haberlo hecho, porque ahora podía ver los labios de JiSung entreabiertos, decorando un color rojizo sobre ellos y ligeramente hinchados, supuso que se trataba del resultado por estar llorando del miedo horas atrás, y no lo culpaba.

Pero sí se culpaba a sí mismo, por estar pensando así de su paciente, de un pequeño chico de dieciséis años, con un miedo a todo.

Sin embargo, por otra parte JiSung no se sentía para nada culpable, y es más, estaba deseando probar de los (aparentemente) suaves labios de su psicólogo.

¿Estaba mal? Sí, muy mal. Pero Han no había besado a nadie y en ese momento había mucha tensión como para echarse atrás.

Se dio la vuelta con pasos veloces y ágiles, quedando frente a frente y siendo acorralado todavía por un Lee que seguía paralizado, con dos platos en sus manos.

─JiSung, lamento mucho, no quise que esto pas-...─ No, pero Han no resistió.

Besó los labios del psicólogo y sintió que no estaba bien, pero no podía parar cuando sentía la dulzura de sus bermellones y esa suavidad que pensaba que iban a tener apenas los vio más de cerca.

Han no era bueno besando y la explicación era simple, nunca había besado a alguien de tal forma, nisiquiera a una niña.

Su madre solía decirle que hasta que no probara los labios de una mujer, no iba a darse cuenta.

Pero eso era nada más ni nada menos que una falacia, porque estaba besando los belfos de su mayor y se sentía exquisito.

El psicólogo quiso alejarse, haciendo un ademán y casi tirando los platos al piso, pero alcanzó a apoyarlos sobre la mesa antes de que se rompieran causando un horrible estruendo.

Apoyó sus manos sobre el cuerpo de JiSung para separarlo pero esa acción pareció haber sido malinterpretada por el rubio, quien sólo lo abrazó.

Diablos, dónde carajo se había metido.

Han continuaba plasmando su boca contra la ajena y el mayor notó que no era bueno en eso pero lo notó momentos más tarde cuando el rubio parecía negarse a detenerse.

Vale, lo dejaría pasar pero sí le iba a dar sus buenos sermones al pequeño por atreverse a darle y regalarle su primer beso.

Se sentía como haber arrebatado la adolescencia inocente del menor y eso no le gustaba en absoluto.

¿Cómo iba a verle a la cara después en cada sesión, o cómo iba a verle la cara siquiera a la Sra Han?

Si alguien se enteraba, él iría a la cárcel y posiblemente se ganaría el odio de todo el pueblo.

Se tomaron un respiro, separándose del ósculo. En aquel momento, Lee visualizó el rostro enrojecido y los párpados hinchados de JiSung, al mismo tiempo que su boca entreabierta dejando ver sus paletas y un pequeño hilo de saliva uniéndolos.

Pero MinHo rompió la burbuja tan rápido como se le era posible.

─¿Cómo te atreves a hacer eso, Han? ¡Está mal, muy mal! Si tu madre se entera, yo estaré condenado.─ dijo con nervios, separándose de su cuerpo tan pronto.

─Lee, lo siento mucho, pero no pude controlarlo, y quería saber qué se sentía besar.─ dijo, con lágrimas en los ojos.

Oh no, otra vez su llanto se haría presente y no quería eso.

─No, espera, JiSunggie, no quise asustarte─. Negó con la cabeza y lo abrazó, atrayendo su cuerpo contra su pecho─ Pero debes saber que lo que hicimos está mal.

─¡Y ya lo sé!

─¿Entonces?

─Pero no entiendes. Yo nunca me he sentido cómodo junto a alguien y tampoco he besado a alguien.

─Sé que no has besado, porque pude notarlo─ dijo intentando aligerar el ambiente─. Pero debes entender que lo que hicimos estuvo mal, yo soy mayor que tú, y tú ni siquiera has cumplido los dieciocho.

─¿Me hubieras seguido aun más el beso si yo tuviera dieciocho años? Si te importa más tu carrera y tu reputación me hubieras hasta empujado.─ JiSung le reclamó y Lee bajó la cabeza ─No trates de culparme si sabes que también tuviste la culpa.

Hubo un silencio de algunos segundos.

─Está bien, pero esto es sólo un secreto entre los dos, por el bien de ambos. Y olvidemos que sucedió─ los dos asintieron con sus cabezas, decididos a terminar de arreglar la mesa.

Lee preparaba la cama en el sofá para el menor, ya era tarde.

Y mientras lo hacía, no podía pensar realmente en otra cosa que en el recuerdo de la boca del rubio contra la suya.


[...]






cabe destacar que decidí eliminar esta parte por los comentarios negativos donde hyunjin y felix tenían relaciones, y jeongin los había atrapado.

muchas gracias.


@minsung ─ "psicólogo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora