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Eran las dos de la mañana, justo después de que el plan de los hombres malos que querían sabotear a la familia Han haya fracasado.

Al parecer, la madre de Jisung había sido astuta y notó que la seguían, ya que no pasó por alto un auto negro que intentaba meterse por distintos lugares fingiendo que iba por otro camino, cuando en realidad, se sabía que iban por el mismo.

Por supuesto, acudió a la seguridad del establecimiento donde se encontraba, e inició un escándalo, ahora los policías vagaban por distintas zonas investigando de quiénes se trataba.

Lo que la madre de Han había perdido de vista, era avisarle a su hijo de todo lo sucedido, ya que claramente no podía atender el teléfono; pero al dejar a su hijo sólo en la casa, lo mejor hubiera sido enviarle un mensaje explicando la situación. Pero conociendo a su pequeño rubio, sabía que se asustaría y que terminaría por no dormir, así que la mujer sólo decidió llegar lo más "pronto" a su hogar, ya que además todo estaba oscureciendo, y por supuesto, las personas comenzaban a ser menos en aquellas calles.

La señora Han pensaba que eran unos tipos que querían robarle únicamente a ella, pero nunca se imaginaría que estos tipos tenían como objetivo la familia Han y a cada persona que conforme parte de ella, por lo que cualquier oportunidad les venía bien.

Nadie sabía realmente por qué, o quizá, ¿Chan sí?

En estos momentos todo era confuso incluso para Bang.

Ya que, Bang, era principalmente la razón del avance y emprendimiento de esos trabajos sucios que involucraban generalmente la seguridad de quienes consideraba amigos.

Y aunque ellos estaban juntos en eso, se sentía como una batalla entre ellos mismos, una constante rivalidad que había iniciado de un momento para el otro.

Chan pensó, cómo hubiera seguido todo si tan solo jamás se hubiera metido en situaciones como estas.

Se lo cuestionaba día a día, y justo después de que le hubieran sacado dinero de su bolsillo, ya que, según las personas con las que colaboró, su trabajo había sido descuidado y ahora eran buscados por la policía en cada rincón; y claro, todo era culpa del azabache.

Sus lágrimas comenzaron a salir desde sus ojos, toda la presión contenida, todas las palabras de MinHo resonando en su cabeza como una daga que lo hacía sufrir más y más con cada impacto.

Se sentía miserable, sí, así se le llamaba. Estaba tan triste por cómo su vida era dominada por el maldito dinero, él sólo quería ser feliz y mantener a su familia feliz.

Su pequeña hermana, quien yacía durmiendo a su costado, era la persona que le daba la fuerza para seguir y mantenerse al pie de la letra.

Mientras lloraba, la miraba a ella, su rostro siendo iluminado por la tenue luz de la luna que entraba por las ventanas. Se levantó y acarició su mejilla, con una sonrisa incluso a pesar del río que estaba formando con cada lágrima deslizándose por su rostro.

─¿Chan?, ¿estás bien?─ de repente se escuchó una voz femenina detrás de su espalda, y rápidamente secó la humedad de sus cachetes, dándose la vuelta y aprovechando que la luz de la luna no alcanzaba a iluminarlo como para ser visto por su madre.

─Sí, madre, estoy bien.

─¿Seguro? Te he oído sollozar desde el otro lado de la puerta.

Bang negó con la cabeza.

─¿Qué haces despierta?─ preguntó después de algunos segundos.

─Quise ir a por un vaso de agua.

@minsung ─ "psicólogo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora