34. "Una canción, una conexión"

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—Ese ego, hijo. —le reprochó riendo la Sra. Hood.

—Pero, mamá, es verdad. —se defendió mirándome con picardía.

Joy nos miró con algo sonriente por unos segundos y luego comentó—: A mi parecer es al revés, cariño. Tú no puedes pasar ni un segundo sin ______ (Tn).

Yo ya me encontraba preparando mi tazón con yogurt y cereales. Por inercia me detuve de hacerlo, pero no quise mirar hacia ellos. Su comentario me tomó totalmente desprevenida y agradecí que no estuviera de espaldas para no enfrentarlos o tener que decir algo.

Nunca supe con seguridad si se lo había dicho específicamente a Calum o su intención era que lo escuchara, pero nadie habló después de eso. Al menos no escuché a Calum decir algo para debatirlo, como tampoco para confirmarlo.

Seguí a Calum hacia el living y me desplomé al lado de él. En cuanto hice eso él comenzó a comer de mi cereal.

—¡Calum! —lo reprimió su madre. Ni siquiera había notado que se encontraba con nosotros.

—¿Qué? —le preguntó el moreno con la boca llena de cereal.

—¡No le quites la comida a ______ (Tn)! Si quieres hay en la cocina. —le sentenció.

La verdad es que me había acostumbrado tanto a que Calum me quitara la comida que ya ni siquiera peleaba por eso. Era algo tan natural en nosotros que a veces olvidaba lo extraño que podía parecer para otros.

—¿Por qué no vas a prepararme un tazón, fresita? —preguntó mirándome una vez que su boca estaba vacía.

Abrí la boca sorprendida de su descaro, pero todavía divertida de la escena que estaba montando.

—¡Calum! —volvió a retarlo su madre.

—No se preocupe, Sra. Hood. —la tranquilicé tomando una cucharada de mi cereal al fin—. No iré. Él debe aprender a ser independiente, ya que después cuando tenga su propia familia no podrá pedirle a nadie que lo haga por él.

—No. —reconoció haciendo que yo comiera mi cucharada de manera ganadora—. Porque te tendré a ti.

Gracias a Dios todavía no empezaba a tragar, de lo contrario me habría atorado y me habría muerto ahí mismo. Comencé a masticar con cuidado pensando en no ser muy obvia.

—Como digas, Hood. —le dije con ironía—. Ahora mueve tu flojo cuerpo fuera del sillón. Recuerdo que luego debo ir a buscar a mi hermana.

Él miró su reloj con el ceño fruncido.

—Pero apenas son las seis de la tarde y tu hermana llegara aproximadamente a las ocho.

Era algo raro que Calum recordara las cosas que le decía, porque nunca nadie recordaba las cosas que decía. Ariana lo hacía... a veces.

—Tienes razón. ¿Qué propones? —le pregunté.

Él solo le sonrió, lo cual hizo que yo sonriera. Agarró de la mano y moví mis ojos asustada hacia donde había visto a la Señora Hood, pero ya no estaba allí.

Lo seguí mientras caminamos hasta un salón al cual yo ya había ido. Fue al primer lugar que visité de la casa. El lugar donde lo vi por primera vez. Vi como cuando estuvimos cerca del gran piano me miró incentivándome a sentarme. Con mi mano aún sujeta a la de él me acomodó en el sillín y me hizo un ademán.

—¿Podrías tocar para mí? —me preguntó con una tierna sonrisa.

Sentí satisfacción ante su pregunta, lo digo en serio. Mi estómago se estremeció por un calambre y mi cuerpo tembló, incluso se puso piel de gallina.

Mi destino eres tú (Calum Hood&Tú)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang