SMUT [harry potter boys]

T. R

Tom Riddle

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"¡Por favor, Tom! Necesito..." Tus palabras se transformaron inmediatamente en un gemido frustrado cuando la sensación de sus dedos llenándote fue reemplazada por el vacío, tu coño apretándose en un esfuerzo por alcanzar el precipicio ahora desvanecido de tu orgasmo.

Podías oír su risa de castigo por encima del sonido de tu propia sangre corriendo por tus venas. La mano que antes estaba entre tus muslos subió por tu cuerpo, dejando un rastro brillante de tu excitación entre tus pechos antes de meter dos dedos en tu boca.

"Deja de suplicar, cariño. Pensé que te había dicho que te callaras mientras me divertía". Tom se tragó un gemido al ver cómo tus labios se estiraban alrededor de sus dedos, tu lengua se deslizaba entre ellos y lamía cualquier evidencia de tu resbalón.

Gemiste alrededor de sus dedos mientras parpadeabas las lágrimas que se habían ido acumulando desde el comienzo del pequeño juego de Tom. Sabías que habría un castigo por tu comportamiento malcriado durante tu visita de fin de semana a su casa, pero no tenías ni idea de que se convertiría en esto.

"Adelante, princesa, déjame oír lo arrepentida que estás". Tom retiró lentamente sus dedos de tu lengua, arrastrando las yemas de sus dedos, ahora húmedos, por tu cuerpo lentamente. Su descenso se detuvo cuando rodeó con su dedo índice tu pezón derecho, sintiendo la piel como una piedra bajo su contacto.

Tus ojos se cerraron y un gemido se escapó de tus labios mientras los dedos húmedos de Tom jugaban con tus pezones. No fue hasta que un fuerte pellizco explotó en tus terminaciones nerviosas que comenzaste a balbucear. "Lo siento mucho, señor, lo siento mucho. No quería ser una mocosa, señor. Sólo quería su polla".

La mano de Tom continuó su descenso por tu cuerpo, agarrando suavemente el hueso de tu cadera antes de encontrar la carne de tu muslo interno. Te hizo callar mientras pellizcaba la piel entre las yemas de los dedos, bajando los labios para aliviar la piel enrojecida.

"¿Siempre es así? ¿Sólo querías que te llenara hasta que gotearas?" Cada vez que asentías patéticamente, Tom arrullaba suavemente trayendo su cabeza libre para cepillar el pelo de tu cara. "Mi pequeña y tonta nena sólo quería que usara su pequeño coño hasta que estuviera satisfecha, ¿hmm?"

Mientras tu boca se abría para responder, la sensación de sus dedos hundiéndose de nuevo en tu calor hizo que esas palabras murieran en tu lengua, resucitando como un gemido lastimero.

Tom se puso en posición de rodillas, mientras mantenía sus dedos bombeando dentro y fuera de tu coño.

"¿Cuántas veces has estado a punto de correrte en mis dedos, muñeca? Cuatro, ¿no?" Con su mano libre, desabrochó rápidamente el botón y la bragueta de sus vaqueros, bajándose los pantalones lo suficiente como para que su enrojecida polla golpeara su estómago desnudo. "Aww, ¿mi princesa está tan jodida que ya no puede responderme?"