Reencuentro

850 111 7
                                    

La vida siguió su curso, y la decepción lentamente fue abriendo paso a la monotonía. Los días eternos pasaron con parsimonia, permitiéndome saborear detenidamente cada momento gris en mi cubículo de oficinas.

Dejé la aplicación en paz durante ese tiempo, pero el verla en mi pantalla de inicio sólo servía para atormentarme, esperando que su nombre apareciera en ella, cuando yo bien sabía que nunca sucedería. Que nunca volvería a verlo.

Y entonces mi mundo dio un vuelco.

Caminaba de regreso a casa por la entrada de la Plaza Metropolitana, el lugar donde lo había conocido, cuando noté un rostro que destacaba en medio de la multitud. Su rostro.

Garrett.

Y junto a él, un chico de unos dieciocho años, con el cabello rubio y los ojos verdes, sonriéndole y acariciando su mejilla. Tuve que hacer acopio de todas mis fuerzas para no derrumbarme, y más aún cuando noté que Garrett me miraba fijamente. Su cabeza se ladeó y me dirigió una sonrisa, seguida por un gesto con la mano. El otro chico volteó hacia donde yo estaba, pero yo hábilmente esquivé sus miradas y me escabullí entre la gente. Los párpados me pesaban, debido a las lágrimas que no podían esperar para desbordarlos.

Corrí hasta mi casa y caí de rodillas al suelo, odiándome a mí mismo más que a él. Odiándome por ser tan débil y tan ingenuo, por dejar que me lastimaran. Sus intensos ojos azules atormentaban cada rincón de mi mente, tanto que apenas tengo conciencia de cómo llegué a mi cama y me tiré sobre ella para seguir llorando.

Mis almohadas fueron mi paño de lágrimas, y el sueño me recibió como un amigo comprensivo, ese que te abraza cuando estás desmoronándote y que mantiene tus piezas juntas.

La mañana siguiente llegó como un huésped indeseado, maldito. El sueño me soltó con reticencia y mis ojos se abrieron de nuevo, a pesar de que yo habría deseado que nunca más lo hicieran. Traía puesta la ropa de la noche anterior, pero no recordaba más que el dolor que seguía ahí, latente, pero inamovible.

Luego saqué mi celular para ver la hora, pero mis ojos no alcanzaron a llegar al reloj; tan sólo lograron posarse sobre la parte superior de la pantalla, que me anunciaba socarronamente que tenía una nueva notificación de Growl. Si era otro tarado pidiéndome fotos desnudo, probablemente no tendría la amabilidad de dejarlo sin respuesta. No estaba precisamente de buen humor.

Y entonces mi mundo dio otro vuelco: el mensaje era de Garrett.

“Hey. Te vi hace rato, y te saludé pero creo que no me viste. ¿Cómo estás?”

Lo había mandado la noche anterior, mientras yo dormía abatido. Mi mente comenzó a escupir palabras sobre el teclado del celular. Ahora no estaba triste; estaba enojado.

“Oh, sí, disculpa. Es que no quería interrumpirte en tu cita con ese chico tan guapo, aunque tampoco te habría saludado si hubieses estado solo. No me agrada mucho la gente que usa a los demás como basura, como si fueran objetos.”

Garrett estaba en línea. Me arrepentí tan pronto presioné el botón de enviar, pero ya no había vuelta atrás. Tan sólo restaba esperar el golpe de respuesta.

Escribiendo…

“Lo siento si te hice sentir así :( no fue nada personal. Tú estabas casi inconsciente, intenté despertarte cuando me fui, pero no respondías. Y como no me mandaste un mensaje de nuevo, pensé que quizás te habías enojado. No quería molestarte más.”

Mi corazón latía con fuerza, pero yo ya no sabía qué sentir. ¿De verdad me había evitado para no molestarme, o tan sólo me estaba mintiendo para no quedar mal? Y entonces llegó a mi mente la verdadera pregunta: si en verdad yo no le importaba, ¿por qué mentiría para quedar bien conmigo? ¿Por qué había vuelto a buscarme, como si nada hubiera pasado?

“Pues no, más bien me enojó que no me buscaras. Pero creo que al único que todo esto afecta es a mí, ¿verdad?”

Que patético eres, me dije a mí mismo. Sólo estaba quedando como un histérico, un dramático experto en hacer tormentas en un vaso de agua. Realmente debí haber borrado esa maldita aplicación mientras podía.

“Escucha, yo no tenía ni idea de que tú buscabas algo serio. Pensé que sabías cómo funcionaba esto, porque tú fuiste quien me invitó, pero deberías saber que Growl no es precisamente el lugar indicado para buscar un novio. Si buscas fidelidad y compromiso, aquí nunca lo vas a encontrar. ¿Esperabas que leyera tu mente o qué?”

Comencé a temblar de rabia, y de pronto mi vista se nubló. Me dolía admitir que Garrett tenía razón; aquello no era más que un juego, uno al que me había lanzado de lleno sin saber las reglas, y había perdido. Quizás debía sentirme agradecido por haber terminado con el corazón roto en vez de una enfermedad venérea.

“Sí, tienes toda la razón. Perdón por ser tan estúpido y no haberte visto como un objeto también, perdón por ilusionarme y pensar tantas pendejadas. Te aseguro que no volverá a pasar.”

Mis ojos estaban a punto de estallar de nuevo, pero la respuesta de Garrett llegó inusitadamente rápido.

“No, tampoco te pongas así. Era tu primera vez, lo entiendo. Perdón por haberte dejado así… la verdad es que lo disfruté muchísimo. Más que con cualquier otro chico ;)”

Hijo de puta.

“Que bien.”

Escribiendo…

“Y yo sé que tú también lo disfrutaste, aunque ahorita estés enojado y me odies.”

No le respondas.

“Ajá.”

Escribiendo…

“No puedo mentirte, yo no estoy buscando nada serio. No quiero que te ilusiones… pero la verdad es que me gustaría repetirlo ;)”

Mierda.

"Ven a mi casa, ahora. ¿Recuerdas el camino?"

El estridente zumbido del timbre un rato después fue mi respuesta.

El león y la gacelaWhere stories live. Discover now