Te extraño

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Al salir de la ducha me dirigí hacía el armario para ponerme ropa limpia cuando encontré la sudadera roja de Gustabo.

Pensé en cogerla pero la desesperación de tener algo cerca que me recuerde a el o de tenerle cerca me gano.

Cogí su típica sudadera roja y la acerqué a mi cara haciendo que su olor entrara por mi nariz, trayéndome viejos recuerdos de él y yo juntos.

Una vuelta a la realidad me sacó de mis pensamientos haciendo que me limpie las lagrimas que había soltado recordándolo, abrase con fuerza la sudadera tratando de imaginar que es Gustabo pero fue en vano.

Por lo que decidí ponérmela para poder tener su olor más presente. Ya no solo era el hecho de que extrañara a ese hijo de puta como nunca lo había hecho si no que más bien me sentía culpable de haberle hecho tanto daño.

Apagué las luces de la habitación para acabar tirándome de golpe a la cama mirando el techo mientras la luz de luna se reflejaba en la pared a pesar de tener las cortinas corridas.

Mi pelo mojado caía sobre mi frente tapándome un poco los ojos aunque en ese momento lo prefería pues mis ojos no paraban de llorar.

-Te extraño demasiado Gustabo.-suspiró para luego quedar dormido de lado oliendo la sudaderas que llevaba puesta-

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Me desperté a las 2:32 am sobresaltado al haber soñado con el accidente de Horacio y Gustabo pero esa sensación se desvaneció debido a que podría jurar que sentí la presencia de alguien acostado al lado mío.

Por lo que me giré para poder ver el otro lado de la cama pero no había nadie, tan solo unas sabanas arrugadas dando a entender que me había movido demasiado.

Empecé a sentirme peor pues toda la cama olía a Gustabo, las almohadas, las sabanas... Absolutamente todo.

Supuse que fue debido a la sudadera que al llevar tanto tiempo guardada al sacarla y restregarla en la cama su olor se expandió pero esa sensación de vacío y tristeza me ponía aún más mal cuerpo.

-Donde quiera que estés pedazo de cabrón, no es gracioso que tu olor este en toda mi puta cama y habitación.-dijo Conway mirando al cielo a través de su ventada-

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Acababa de llegar a mi casa después de llevar a Michelle a su departamento y darle unos tranquilizantes para que pudiera dormir aunque sea un par de horas.

Al llegar tire mi abrigo al suelo y cerré la puerta de golpe para ir directo al sofa y sentarme de golpe mientras extendía mi mano a la pequeña mesita que tenía al lado del reposa manos donde había varías botellas de alcohol.

En especial solo me fije en una única botella, Absolut Vodka Elyx.

Esa era la marca de vodka que solía regalarle a Gustabo cada mes, aún recuerdo aquella navidad con nostalgia donde estábamos todos reunidos como una familia y le regale esa botella a Gustabo, fue como ver a un niño pequeño abrir su regalo pues yo siempre le he visto como mi hermano pequeño.

Asome una sonrisa mientras me servía un trago cuando vi la mesita del medio del salón donde había un marco con una foto de Horacio y yo en el parque de atracciones, en ese momento sentí como me apuñalaban el pecho.

Mi corazón se rompía en mil pedazos otra vez, no podía aguantar esta sensación tan agonizante que no me dejaba respirar ni un segundo.

Si tan solo hubiera tenido más tiempo le hubiera confesado todo lo que sentía por él realmente, le hubiera dicho todo lo que le quería y le quiero pero se fue a la mierda.

Murió pensando que solo lo utilicé y que jamás lo quise.

-Te extraño demasiado Horacio.-suspiró bebiendo su quinto trago de vodka mientras observaba por la ventana el cielo azul oscuro-

Bebía por beber ya que era lo único que le aliviaba ese dolor que sentía de haber perdido a la persona que más amaba y a su hermano.

El alcohol nunca le ha afectado mucho a no ser que tome cantidades indecentes de este pero para ser sinceros en estos momentos Viktor solo quería poder ver una última vez a Horacio y poder abrazarlo.

Este hombre quedo dormido en su sofa debido a todo el alcohol ingerido pero para su desafortunada suerte había soñado con esa cena de navidad donde estaba toda la familia del CNI y CNP reunida en la casa de Freddy siendo felices.

Ya no fue solo eso si no que podía jurar que sintió como le acariciaban la cara pero supuso que fue el viento debido a que la ventana estaba abierta.

Volkov nunca ha sido un hombre que expresa sus sentimientos pero se levanto como pudo y se acerco al armario que había al lado de la televisión y saco de este un peluche de un osito.

Este peluche Horacio lo había ganado en la feria para él y lo guardaba con mucho anhelo recordando ese día por lo que tan solo se volvió a acostar su grande sofa abrazado a su peluche de osito.

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Volkov acababa de traerme a mi casa, se quedo un rato tratando de consolarme pero no logro mucho y me dio unos tranquilizantes para que pudiera dormir ya que él sabía que llevaba días sin dormir y lo necesitaba.

Al irse tome una botella de ron y me la bebí lo más rápido que pude para que hiciera efecto junto a los tranquilizantes y poder dormir.

Pero claro, el efecto no sería inmediato por lo que me quede sentada en el suelo mirando la televisión apagada apoyando mi espalda en la parte baja del sofa.

Por mi mente pasaban recuerdos llenos de dolor y nostalgia donde ellos dos la cagaban y yo tenía que ir a salvarles el culo como su madre.

Mi corazón se arrugó al recordar las palabras de Horacio llamándome mamá inconscientemente por error cuando estábamos en la playa.

No paraba de sentir presiones en el pecho recordando como Gustabo me abrazo después de llevarlo a su casa.

Comencé a llorar sin control cuando subí mi mirada al mueble de la televisión y vi una foto de mi hijo, Freddy y yo en el parque. Solo trataba de pensar que ahora mis tres hijos estarían juntos en el cielo.

Poco después quede dormida en el suelo pero al poco tiempo desperté debido a que alguien me estaba llamando.

A lo que agradecí debido a que había soñado con el día en el que fui a la playa con Horacio y Gustabo.

Era Freddy, él y yo nos distanciamos bastante cuando nuestro hijo murió pero últimamente estábamos más unidos.

-Hey muñeca, levanta del suelo te harás daño,-susurro Freddy ayudándola a levantarse-

-No sé en que momento me quede dormida aquí.-suspiró-

-No te preocupes, es el cansancio nena.-aparto un mechón de su cara para luego colocarlo detrás de la oreja de la mujer-

-Los extraño demasiado sabes.-dijo tristemente-

-Yo también y tanto.-sonrió tristemente mientras la abrazaba-

Continuará...

Eres mío ; IntenaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora