Dos

183 14 0
                                    

Las cosas no fueron tan sencillas como creíamos. Nuestra terquedad solo creó un gran conflicto entre nuestras familias en el que nosotros fuimos los más perjudicados. Sufrimos castigos y también algún que otro golpe. Él se llevó la peor parte.

Para mí, era un chico feliz y tan sonriente que jamás imaginé que detrás de su linda imagen se escondiera algo tan cruel. Sabía que su padre era violento, pero jamás imaginé que fuera capaz de golpear tan brutalmente a su propio hijo.

Aun recuerdo ese momento; yo solamente tenía doce años, por lo que ver su rostro golpeado no solamente me impactó, también sentí su dolor. A través de su mirada triste fui capaz de ver todo el dolor que su alma sentía, igual que su profunda soledad y esa enorme necesidad de recibir ese cariño y atención que nadie le brindaba.


—¿Por qué tu madre no hace algo? — pregunté con la voz quebrada—. ¿Por qué no te defiende?

—Ella dice que debo recibir los golpes porque ella no los merece. —Llevé una de mis manos a mi boca; eso me resultó muy cruel—. Pero yo sí los merezco por arruinar su juventud. Por eso, siempre que mi papá se enoja, debo recibirlos.

SIN GRACIA • Park Jimin  Where stories live. Discover now